Un re in ascolto (“Un rey escucha”) ópera con música del compositor, pedagogo, director de orquesta y catedrático italiano Luciano Berio (1925-2003), y libreto del escritor italiano de origen cubano Italo Calvino (1923-1985), se montará por primera vez en México, teniendo como escenario la sala principal del sublime Palacio de Bellas Artes.
El estreno en México cubrirá tres fechas, el martes 1, el jueves 3 y el domingo 6 de julio, con la evocación de la noche mágica del 7 de agosto de 1984, en Salzburgo, cuando la ópera tuvo su estreno mundial. Durante esos días de julio también se conmemorará el centenario del nacimiento de Luciano Berio y el 40 aniversario luctuoso de Italo Calvino.
En la trama musicalizada del espectáculo escénico, que consta de un prólogo y dos partes, un rey, soberano de un reino mítico, ve transcurrir sus días y sus noches lejos de su reino. Únicamente sabe y se entera de las cosas que pasan y se dicen en su reino gracias a las pláticas que escucha. Un día, llega una compañía teatral para presentar La tempestad.

El emperador contempla los ensayos y deja volar su imaginación, viéndose él mismo como “Próspero”, protagonista de la obra. Mientras él mira atento desde las audiciones hasta los ensayos, empieza a relacionar la trama con las cosas que ocurren en su reino, y tanto se embelesa y tanto se identifica con lo que mira, que confunde ambos mundos.
Con el transcurrir de los días, el rey comienza a experimentar un trastorno sicológico y al final, el estreno de La tempestad nunca se celebra, la compañía teatral se va del reino y el rey tiene una visión futurista que lo conduce hacia su propia muerte, pues sin distinguir entre la realidad y el teatro, su reino imaginario se convierte en un gran caos en su mente.
El equipo creativo de Un rey escucha para el Palacio de Bellas Artes está integrado por el Director Concertador (Wolfgang Wengenroth), su Asistente (Alejandro Miyaki), el Director de Escena (Martín Bauer), y como Director Huésped del Coro, Rodrigo Cadet. La escenografía y la multimedia son de Matías Otálora y la iluminación de Raúl Farías.
Sobre el escenario, estarán “Próspero” (Josué Cerón), “Protagonista” (Cecilia Eguiarte), “Regista” (Evanivaldo Correa), “Venerdì” (Nicola Beller), tres cantantes (Hildelisa Hangis, Jaqueline del Rocío Medina y Frida Portillo), otros tres cantantes (Chac Barrera, Ricardo López y David Echeverría), “Enfermera” (Elizabeth Mata) y “Doctor” (Luis Alberto Sánchez).
Además, “Abogado” (José Luis Reynoso), “Esposa” (Araceli Fernández), “Pianista 1” (Daniel Cruz) y “Pianista que canta” (Andrés Sarre). Para unos números musicales se ha hecho necesaria la participación de la Orquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes. Con esta puesta en escena, se busca atraer nuevos públicos al máximo recinto cultural del país.
Lo anterior, porque durante el anuncio de esta ópera, el pasado 10 de junio en la Sala Manuel M. Ponce del mismo Palacio de Bellas Artes, se puso de manifiesto que para el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) es importante acercar al mayor número de mexicanos a un repertorio pocas veces presentado en escenarios de la república.
En el acto, la Secretaria de Cultura Federal, Claudia Curiel de Icaza, destacó que en el centenario de Luciano Berio resulta oportuno recordar que se trata de un autor con mucho compromiso social, pues siempre se preocupó por la política, la estética, y las artes para toda la gente. “Esta ópera es una mirada a la vida, por eso hay que celebrarla”, subrayó.
Curiel de Icaza hizo propicia la ocasión para destacar que lo clásico, lo tradicional, y lo popular de las artes escénicas se ha llevado a escena, incluyendo piezas operísticas, a lo largo de la presente administración. La ópera está fundada en la teatralidad. Se sabe que ese arte escénico es popular, por eso el INBAL trabaja en la creación de nuevos públicos.
Las efemérides son importantes para establecer hechos destacados y, en ese sentido, la encomienda es promover una compañía de ópera que haga contacto con los más variados sectores de la sociedad mexicana y abra vínculos con públicos que no se han acercado al Palacio de Bellas artes ni a la ópera, se reflexionó en la Sala Manuel M. Ponce esa tarde.
Un rey escucha es un espectáculo teatral musical que conlleva todo el desarrollo del año cero de la música contemporánea, A partir de la II Guerra Mundial se conformó un repertorio que mira al pasado, y la ópera se colocó como algo lejano a lo contemporáneo.
Luciano Berio y otros autores rompieron el enorme estigma de que los compositores que dedicaban su tiempo y su talento a hacer ópera eran anticuados y atados a la burguesía. Y así lo mostrará en México esta pieza, cuyos boletos van de los 150 a los 1000 pesos, con descuento del 50 por ciento para adultos mayores, maestros y estudiantes con credencial.
Sea cual sea el precio de la localidad que se adquiera, en el interior del Palacio de Bellas Artes se pueden admirar, entre otros elementos de alto valor cultural, uno que no puede pasar inadvertido para ningún asistente a su Sala Principal: Su gran cortina de cristal que contiene cerca de un millón de piezas de cristal opalescente de 2 centímetros cada una.
El principal motivo de su paisaje son los legendarios volcanes que enmarcan el Valle de México: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, la misma imagen que podía admirarse en vivo desde las ventanas del Palacio Nacional a principios del siglo XX. El vitral fue una idea del arquitecto Adamo Boari y el artista húngaro Géza Maróti ejecutó un primer proyecto en 1908.
Pero tocó a Harry Stoner, diseñador de escenarios y pintor, concretar la idea. El motivo principal de su construcción era crear un telón protector contra incendios, lo que era una de las grandes preocupaciones de esa época. La cortina de cristal fue mandada a elaborar por Boari a la Casa Louis C. Tiffany de Nueva York, donde fue exhibida antes de ser enviada por barco a la Ciudad de México.