El simbolismo fue uno de los movimientos literarios más importantes de finales del siglo XIX. Su origen artístico hay que buscarlo en Les Fleurs du mal (Las flores del mal), el libro emblemático del poeta francés Charles Baudelaire
En junio de 2010, Musée d’Orsay de París, que en realidad es una pinacoteca que se dedica a las artes plásticas del siglo XIX, sobre todo del periodo 1848-1914, presentó la exposición Crime and Punishment (Crimen y castigo). Max Beckmann (1884-1950), Franz von Stuck (1863-1928), Gustave Moreau (1826-1898), Eugène Delacroix (1798-1863), William Blake (1757-1827), Jean-Baptiste-Augustin Nemoz (1834-1897), Edvard Munch, y Pablo Picasso (1881-1973), son sólo algunos de los artistas en esa muestra desarrollada en tres temas: “Adán y Eva”, “Caín y Abel” y “Lucifer”.
Destaca la participación del artista plástico alemán Charles Schwabe, cuya obra The Wave (1907) pudo ser apreciada por el público asistente. Inquietante y sobrecogedora, el trabajo referido es una enorme ola, formada por cuatro mujeres de aspecto espectral, que señalan con sus dedos índices al espectador. Los vestidos de las mujeres –que en realidad parecen túnicas— traen capuchas por las que escurre el agua. Las túnicas, a su vez, exhiben la parte superior de los cuerpos desnudos de las mujeres. Pero la expresión de las mujeres… ¿Ahogan un grito? ¿Son plañideras? Abren los ojos con gesto de horror, como si estuvieran advirtiendo al espectador de un destino ominoso, que es inminente. Qué maestría la de Schwabe. ¿Dónde estaba la imaginación de este artista cuando pintó The Wave?”
Schwabe (Émile Martin Charles Schwabe) nació en Altona, Holstein. Siendo un niño se trasladó junto con su familia a Ginebra, Suiza. Estudió en la École des Arts Décoratifs en Ginebra, aunque después se mudó a París, donde frecuentó los círculos simbolistas.
El simbolismo fue uno de los movimientos literarios más importantes de finales del siglo XIX. Tiene su origen geográfico en Francia y en Bélgica. Mientras que su origen artístico hay que buscarlo en Les Fleurs du mal (Las flores del mal), el libro emblemático del poeta francés Charles Baudelaire, considerado punto de partida de movimientos como el parnasianismo, el decadentismo, el modernismo y, por supuesto, el simbolismo.
Cabe añadir que la estética del simbolismo fue apuntalada en la década de 1870 por Stéphane Mallarmé, crítico francés, además de poeta, y Paul Verlaine, también poeta, también francés, maestro del decadentismo y, de acuerdo con las biografías, el único bardo francés que merece el epíteto de “impresionista” y, “junto con Victor Hugo, el mayor poeta lírico francés del siglo XIX”.
En un manifiesto literario publicado en 1885, Jean Moréas definió el simbolismo como “enemigo de la enseñanza, la declamación, la falsa sensibilidad y la descripción objetiva”. Siempre sucede lo mismo con las nuevas corrientes artísticas, pero lo cierto es que para 1880 el movimiento había convocado toda una generación de jóvenes escritores hartos de los movimientos realistas. Y cómo no habría de ser así, si para los simbolistas el mundo es un misterio por descifrar. En ese contexto es compromiso del poeta “trazar las correspondencias ocultas que unen los objetos sensibles (por ejemplo, Rimbaud establece una correspondencia entre las vocales y los colores en su soneto). Para ello es esencial el uso de la sinestesia, que, al contrario de la anestesia (ninguna sensación), es un fenómeno de “unión de sensaciones”. Por ejemplo, señala Wikipedia, “algunas personas experimentan sentidos mezclados: por ejemplo, ver colores mientras escuchas una canción o apreciar sabores cuando alguien te habla”.
En cuanto a Charles Schwabe, sus pinturas abordaron temas mitológicos y alegóricos. Como artista esencialmente literario, ilustró muchos libros, entre otros: Le rêve (El sueño) de Émile Zola, Les Fleurs du mal (Las flores del mal) de Charles Baudelaire, Pelléas et Mélisande de Maurice Maeterlinck, L’Évangile de l’enfance de notre Seigneur Jésus-Christ selon Saint Pierre (El Evangelio de la infancia de Nuestro Señor Jesucristo según San Pedro) de Catulle Mendes y Jardin de l’infante de Albert Samain. Schwabe recibió la Legión de Honor en 1902, y vivió el resto de su vida en Francia, muriendo en las afueras de París en 1926.
Obra sin fecha de caducidad
En la inspiración que causa The Wave (La ola), Masaccio, en la revista online Shadow Proof, señala: “La pintura está fechada en 1907, pero podría haber sido pintada en cualquier momento en los últimos 120 años”. Exacto, The Wave carece de temporalidad, como el horror, la muerte, cuya presencia siempre ha estado a nuestro lado con la regularidad del sol de mediodía. Masaccio añade que, si la pintura se exhibió en la muestra Crime and Punishment fue porque los curadores vieron elementos en la obra dignos para para ser incluida en el Musée d’Orsay. ¿Qué fue? ¿La acusación muda, dolorosa de las mujeres asesinadas? La ola negra que empieza a cubrirlas ¿no es la muerte y por eso la indumentaria que semeja a la mortaja? ¿Qué quiso o qué logró representar Schwabe en su óleo que tanta incomodidad nos causa, independientemente de la belleza de esta obra de arte criminal?