miércoles, noviembre 13, 2024
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JESÚS MARTÍNEZ CARRIÓN: EL IMPLACABLE MONERO QUE CARICATURIZÓ A PORFIRIO DÍAZ

Nació en la ciudad de Guanajuato, en 1860; murió en la cárcel de Belén, en 1906. Fue uno de las más grandes “moneros” de finales del siglo XIX y principios del XX; crítico sagaz, de ideas socialistas, dibujante y acuarelista de implacable oficio, que recreaba escenas costumbristas y hacía caricaturas críticas al régimen de Porfirio Díaz. 

Perteneció a la misma generación de dibujantes que José María Villasana, José Guadalupe Posada y Daniel Cabrera. Colaboró en Cómico y El Mundo. Firmaba como “El Chinaco” y “Tirso Tinajero”. También lo hizo para El Hijo del Ahuizote y El Mundo Ilustrado. Fundó y dirigió El Colmillo Público, junto con el editor Federico Pérez Fernández, hasta que tuvo que ser suspendida por la censura porifiriana. El último número que vio la luz fue el del 1 de julio de 1906.

Por sus vínculos con el periódico La Revolución Social, Martínez Carrión fue encarcelado en Belén, donde se ha supuesto que contrajo tifo, enfermedad que ocasionó su muerte a finales de 1906.

La única fotografía de Jesús Martínez Carrión, flanqueada por dos de sus críticas caricaturas contra el régimen porfirista. 

Nacido en Guanajuato

Sólo se sabe que nació en 1860: no hay datos conocidos sobre la fecha exacta, ni de su familia, aunque existe una versión no confirmada de que fue nieto de José de los Reyes Martínez Amaro, “El Pípila”. Si eso fuera cierto, es probable que su familia habitara en Mellado o Santa Rosa. Todo es especulación.

Lo cierto es que llegó a la ciudad de México y entró a estudiar a la Academia de San Carlos, donde se formó como dibujante, acuarelista, impresor y editor.

Poco se sabe de la niñez y la adolescencia del “monero”. Rafael Carrasco Puente, en su libro La caricatura en México, explica que Martínez Carrión se especializó en el general Porfirio Díaz y en trazos de tipo populares, “con la circunstancia regocijadísima de que solía caricaturizarse él mismo (si se permite el pleonasmo), ya como cargador de número, ya como aguador o bien como soldado o sardo”.

Carrasco Puente lamenta que la relevancia excesiva dada a la obra de Posada ha opacado tanto a Martínez Carreón como a otros artistas de su tiempo. 

Juan Manuel Aurrecoechea y Jacinto Barrera, historiadores de la historieta mexicana, señalan que Martínez Carrión es uno de los pioneros del cómic político en el país al publicar “Aventuras de un Tourista”, tira de dibujos que salió a la luz por vez primera el 3 de diciembre de 1903, en las páginas centrales de El Colmillo Público.

Los investigadores afirman que “Aventuras de un Tourista” es el primer cómic de factura nacional protagonizado por un personaje ficticio que se desarrolla en episodios sucesivos. El personaje principal se llamaba Perfecto Malaestrella, cuyos trazos recuerdan la fisonomía de su creador (tenía rasgos marcadamente indígenas). 

Malaestrella es un viajero que pasea por el país, siempre cargando su cobija, y aunque al principio es un simple testigo de los peores vicios del régimen porfiriano, termina por padecer en carne propia las crudezas de la vida de los enganchados en las plantaciones de Valle Nacional.

La saga de Malaestrella se narra en catorce planchas que se publican en igual número de ediciones de El Colmillo Público. La última, en la que todavía aparece un texto que promete una continuación que jamás se publicó, corresponde al número 29 del semanario, fechado el 27 de marzo de 1904.

Malaestrella describe los maltratos sufridos en las plantaciones oaxaqueñas. El personaje comenzará a perderse en aventuras cada vez más confusas y crípticas para, finalmente, ser abandonado abruptamente por su autor.

Hasta la publicación de “Aventuras de un Tourista”, los únicos géneros que había explorado la historieta precursora eran el caricaturesco y el biográfico. Ya en el siglo XIX se había usado el recurso para criticar a Antonio López de Santa Anna, pero se trataba de dibujos que ilustraban textos. El mejor ejemplo de ello son los suplementos de “El gallo pitagórico”, de Juan Bautista Morales, otro guanajuatense.

La obra de Martínez Carrión, aunque podría ubicarse como obra caricaturesca, inaugura las historietas de viajes y las de crítica política con un formato propio del periodismo y con un lenguaje visual de la modernidad.

Los pocos datos biográficos sobre el guanajuatense señalan que desde que era estudiante en San Carlos se asumió como socialista y luego se sumó a la causa magonista. En El Hijo del Ahuizote satanizaba al capital, al gobierno y al clero. 

Ante los cierres constantes al semanario magonista, en marzo de 1904 fundó El Colmillo Público, y mantuvo la línea de crítica política antiporfirista y de ideología magonista y socialista. Su eslogan era: “Semanario de poder, que espantará a los espantos, escrito por unos cuantos que no tienen qué comer. Los que quieran padecer punzadas y escalofríos compren sin andar en líos este periódico luego que busca a sangre y a fuego amores y desafíos”.

Criticó fuertemente el régimen de Porfirio Díaz, especialmente su reelección presidencial. Simpatizaba con el Partido Liberal Mexicano. El mismo Ricardo Flores Magón llegó a escribir artículos para la publicación en El Colmillo Público con el seudónimo de “Anakreon”. La imprenta Gestetner que se utilizó para editar el periódico fue trasladada constantemente de un sitio a otro, lo cual ayudó a la sobrevivencia de la publicación por dos años

En sus cartones, Jesús Martínez Carrión denunció la represión de los mineros en Cananea (1906) y todos aquellos actos de injusticia social y dictatorial, pero lo que más le calaba a Díaz era la manera como lo caricaturizaban: decrépito, de largos bigotes, un hombrecillo al que le pesaban espada y medallas.

Debido a las críticas publicadas en El Colmillo Público, el gobierno giró órdenes de aprehensión en contra de Martínez Carrión y de Pérez Fernández, bajo el delito de rebelión. El 1 de julio de 1906, en el número 147 del periódico, se dio aviso a los lectores de esa situación y avisaron que suspenderían temporalmente la publicación.

Portadas de “El Colmillo Público”, de ideología magonista y socialista; en la tercera imagen, cartón de “Aventuras de un tourista mexicano” inserta como portada de una revista.

Días después, la policía descubrió la imprenta de Martínez Carrión donde se elaboraba no El Colmillo Público, sino La Revolución Social, el periódico de línea radical que llamaba a la sublevación armada. El caricaturista fue llevado a un calabozo a la cárcel de Belén, donde contrajo tifo. Unas versiones dicen que falleció en la cárcel y otras señalan que tres meses después fue liberado, pero quedó agonizante y ciego debido a la tortura que sufrió a manos de los carceleros.  Murió por una tuberculosis pulmonar.

Pérez Fernández fue trasladado de la cárcel de Belén a la fortaleza de San Juan de Ulúa. Logró escapar poco antes de iniciarse la Revolución mexicana, gracias al exceso de confianza de sus carceleros.

Debido a que no firmaba sus cartones y que antecedieron a la lucha armada, la obra de Martínez Carrión fue valorada hasta finales del siglo XX y a principios del XXI por investigadores de la gráfica mexicana.

Su memoria no se ha honrado en Guanajuato. 

Fuentes

https://www.graciasmexico.com.mx/producto/jesus-martinez-carrion

https://revistas.inah.gob.mx/index.php/historias/article/view/14934/15935

https://www.estudioshistoricos.inah.gob.mx/revistaHistorias/wp-content/uploads/historias_19_25-40.pdf

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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