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EN ESTA ESQUINA… UNA ENTREVISTA CON EL MAMONERO PAYS

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En la arena de la vida, iluminada por la sonrisa de nuestro protagonista, enfrentando los embates del destino con la cara en alto, nunca conformista, nos encontramos en la calle principal de Guanajuato a un personaje que irremediablemente nos transmite ganas de vivir, de luchar, ya sea en un ring o preparando pastelillos.

Encontrarlo fue una de esas situaciones que se agradecen al destino, pues pareciera que nos colocaba en lugares distintos, horas, días diferentes. La coincidencia no aparecía en el camino hasta que “El Santo, enmascarado de plata” volvió a ser mi ídolo, ese que de niña admiré por combatir al mal y ganarle siempre. En la presentación del libro biográfico de mi héroe, “mi” personaje, el que tanto perseguí y busqué sin éxito, apareció a lo lejos, tal como es: bajito de estatura, calvo con cabellera larga al estilo Danny De Vito, rechoncho, siempre sonriente y con su charola de postres en la cabeza.

Fue, igual que yo, al reencuentro de la memoria de su ídolo, del admirado “Santo”. El que inspira su afición por la lucha libre y, por qué no, su forma de plantarse siempre seguro de su victoria en cualquier escenario que se le presente.

El repostero, Raúl Ibarra Cortés, el luchador, el “Mamonero Pays Uno”, está frente a mí, la luz ilumina su rostro en el ring, nuestras miradas se cruzan. Me acerco nerviosa —parece que nunca superaré esa sensación al realizar una entrevista—. Sonrío —me han dicho que si lo hago, “mis” personajes difícilmente me dirán que no pueden contestar mis sencillas preguntas, aunque no siempre funciona, muchos me dijeron que no—. Me presento, le pregunto si le puedo realizar una entrevista para un programa de radio. Emocionado dice que sí. Aunque debo reconocer que más emocionada estoy yo.

Es entonces cuando los reflectores se centran en él y con una presentación digna de una pelea estelar de lucha libre me entero de los detalles de su historia. Se escucha en la arena la voz del presentador:

En esta esquinaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, con cuarenta y nueve años, de oficio repostero y trece años dedicados al ring, el “Mamonero Pays Uuuuuuunnnnnnnnnnoooooooooooooo”; con tan sólo metro y medio de estatura, está dispuesto a conquistar el mundo, aunque para ello tenga que protagonizar la pelea más dura de la historia.

El afamado Maromero Pays Uno con sus también famosos productos a pie de calle (Fotografías: Familiares del Maromero Pays.

Empieza la primera caída y “El Mamonero” saca a relucir sus mejores frases, sus mejores recuerdos. Soporta cualquier carencia, menos la falta de pan, por eso es repostero. Da unos cuantos golpes caminando por las calles para vender sus gusanitos, pasteles, pays, puchas. Da un salto espectacular desde la tercera cuerda hacia fuera del ring. Gana la primera caída.

¿A qué se dedica?

Primeramente que nada a la repostería, a hacer gusanitos, borrachos, mamones y puchas. Toda la repostería en general.

¿Desde hace cuánto que se dedica a esto y cómo es que empezó en este oficio?

Desde mi bisabuelo, mi abuelo, mi padre y su servidor, estamos en este oficio de la harina, de los huevos, de los pastelitos, ya es herencia de familia y seguimos, nosotros somos la cuarta generación de la familia de mi papá, yo ya voy para 49 años en junio y si Dios me da licencia, hasta que Dios quiera.

¿Cuántos años tiene dedicado a la venta de estos postres en la calle?

Yo terminé mi primaria como en el 60, por decir, desde mi infancia, desde la escuela ya vendíamos esto, yo y mis tres hermanos, dos hombres y tres mujeres, salíamos a la venta desde pequeños.

¿Usted los hace o los compra para vender?

Somos fabricantes, seño, y como estuvimos con mi papá así al pendiente desde que trabajaba y todo, pos’ ya es un oficio casi propio por parte de mi papá que nos enseñó y que nos explicaba muchas cosas: la fórmula que llevan, ¿verdad?, cada cosa, cada revoltura, y de ahí se derivó que nosotros los hacemos para venderlos y de ahí somos, como quien dice, trabajadores y vendedores, ¿verdad?, y esto es lo que hacemos y nos dedicamos a esto. Vivimos y nos da para pasarla más o menos, porque no es necesario andar uno en un trabajo o en otro, de aquí nosotros y parte de nuestra familia dependemos, ¿verdad?

¿Qué es lo que más le ha gustado de su oficio?

En mi oficio, preparar toda clase de pan, mi charola, y te digo, me da gusto que a mis amigos no les falte un pan y a mi familia, ¿verdad? Porque ya ve cómo está la vida de duro y pos’ de aquí tiene uno para vestir, comer calzar y los gustos que uno tenga ¿verdad? Lo que más uno procura no privarse de aquello, ¿verdad? Y que la familia esté bien y llevar los pagos a cabo ¿verdad? Por qué ya ve la vida cómo se ha puesto de difícil.

¿Hay alguna parte difícil en todo este trabajo que realiza?

Mira, aquí va de por medio, en este trabajo, que está a cierta temperatura la leña del horno, y la vista de uno es la que la lleva, porque luego sale uno y con el aire y todo a veces se lastima la vista uno y todo.

De los postres que hace, ¿cuál es el más difícil de hacer, cuánto tiempo se lleva en elaborarlo?

Pues mira, lo que es más difícil a veces y laborioso son las que se llaman las puchas porque llevan mucho tiempo de cocer, hornear, de sacar y batir, pero todo lo hacemos con el mismo gusto y cariño, porque como es un trabajo muy noble, pues todo lo hacemos con gusto.

Es raro que un hombre cocine, ¿no? ¿A usted no le han hecho algún comentario o burla al respecto?

No señorita, no, porque por ejemplo personas de allá arriba de nosotros, que somos originarios de aquí del Callejón de Arriba del Cañón Rojo, de Cuatro Vientos, nos dijeron personas de arriba que viven en el Cerro del Gallo que se dedicaban a la panadería, nos decían: “oye, ¿no te da vergüenza andar vendiendo esto y todo?”; no, les digo, es mi trabajo, tengo que cuidarlo y sacar de él, es muy bonito, porque de ahí se aprende. Vendemos pollos al horno, chorizo, hacemos empanadas de comida y todo, espaguetis, calabazas, pescados, inclusive pescados empapelados con aluminio, los metemos y los sacamos y salen asaditos y de ahí mismo nos alimentamos, ¿verdad?

En estos más de 40 años dedicados a este oficio, en su andar diario por las calles de Guanajuato, ¿ha notado algún cambio en la ciudad?

Pues sí, hay más movimiento de turismo, movimiento de personas que van y vienen, es difícil porque el comercio, ya ve, altas y bajas, pues hay que salir a torear diario, bien encomendado a Dios.

Y en la gente, ¿qué tal, ha visto cambios?

No, pues la gente es la misma, porque hay muchas carencias y a veces que déme esto y lo otro, ¿por qué no? Con el gusto que uno le vende a una persona, a otras les regala, y así nos la llevamos seño, más vale amistad que dinero, ¿verdad?

El Maromero Pays Uno tuvo un lapso de su vida en que participó en la lucha libre (Fotografías: Familiares del Maromero Pays Uno)

(El público enloquece, grita eufórico apoyando al “Mamonero”. Juega todo por él, a sabiendas de que podría “colgar el equipo” en el intento. El presentador anuncia la segunda caída. La lucha libre no es un juego, él lo sabe. Pero, de pronto, el destino lo toma desprevenido, viendo hacia donde no debía, recordando lo que no debía. Le aplican una plancha que lo deja tirado. Esta vez gana el destino).

Nos enteramos que usted se dedicó por mucho tiempo a la lucha, tiene su nombre y es todo un personaje en esta ciudad, ¿nos podría platicar un poquito sobre este deporte?

Pues mire, me he ganado el mote de “El Mamonero” por la cuestión de que hago mis panes, entonces por parte de la lucha me conocieron como el “Mamonero Pays Uno”, mi hermano viene siendo el “Mamonero Pays Dos”, porque somos como parte del renacimiento de aquí de la lucha, porque ya estaban en el olvido; muchachos se nos han pegado y estamos con ellos para enseñarlos, porque ellos vienen atrás de nosotros y tienen más juventud y estamos dispuestos a brindarles lo poquito que sabemos, y hemos aprendido porque nosotros vamos a León, allá pertenecemos, a un sindicato de la Federación de Lucha Libre, somos 20, 30 compañeros y los traemos para acá, y así nos la llevamos practicando siempre con el mismo gusto y tratando de enseñar a los muchachos para que no se lastimen.

¿Cuánto tiempo tiene dedicado a la lucha y cómo es que le inició el gusto por este deporte?

Como un tío mío me llevaba a Irapuato desde pequeño a la Arena Irapuato, a las funciones de lucha libre del libro que se está ahorita aquí dando a conocer, el libro del “Santo”, ¿verdad? Pero uno de pequeño iba a la matiné y todo, y veía que el señor estaba bien porque decía su lema de él: “siempre el bien triunfará sobre el mal”, su pensamiento del señor don Rodolfo Guzmán, “El Santo”, que nadie sabía su identidad, hasta que él falleció supimos que se llamaba Rodolfo Guzmán, primero fue rudo, luego se hizo técnico.

¿Cuánto tiempo ha dedicado a este deporte?

Doce o trece años señorita, y ahí vamos, lo que se puede hacer lo hacemos, como dijo un profesor de aquí de León, Panchito Treviño: “lo que se puede hacer y lo que ha hecho, lo que ha practicado, hágalo, nunca trate de hacer en la lucha libre lo que nunca ha hecho, practíquelo y haga lo que pueda hacer, lo que no pueda hacer ni lo intente porque puede ser fatal, en cualquier maroma o salida del ring se han quedado luchadores de talla”, ¿verdad? Que tienen años practicando y viven de eso y pues propiamente uno no vive de eso más que su trabajo y poquito del deporte.

¿Quién es su luchador preferido y por qué?

Pues no se diga más que el “Santo”, seño, ahorita en la actualidad el “Blue Panther” también es un deportista muy cabal, aquí como dicen que es “circo, maroma y teatro”, pero más que nada hay que ser un deportista completo, hecho y derecho.

¿Por qué el “Santo”?

Pues es que ya ve que es un ejemplo, una trayectoria de años, desde la infancia y pa’ que lo saquen de la mente de uno es difícil.

Alguna anécdota especial que recuerde, ¿conoció a algún luchador famoso?

Sí, señorita mire, de aquí de Lagos de Moreno “El Trío Dinamita”, a “Universo Dos Mil”, “Máscara Año Dos Mil” y “Dos Caras”, estuvimos en los vestidores de la Antigua Arena Isabel, que ya desapareció en León, ahí estuvimos con ellos compartiendo el mismo vestidor y con “El Rayo de Jalisco” en Irapuato también; con las estrellas tenemos recorrido, en León, Irapuato, San Luis de la Paz, Dolores Hidalgo, en Querétaro y así más lejos, inclusive mi hermano anda con la Triple A, con más renombre, con “La Parca”, con “Lizmark”, “Blue Panther”, con personas de renombre y él aquí, cuando vienen los de México, pues él les da la bienvenida y pelea con ellos y ellos con él.

Desde algunos años o unas décadas para acá, a lo mejor la lucha libre perdió todo ese glamour que tenía antes, cuando hasta los luchadores eran estrellas de cine, ¿es así o es una falsa percepción?

Pues mire, en aquellos ayeres uno de infante se enfocaba a eso, pero luego muchos niños utilizaban eso para lastimarse o volar de la azotea pa’ abajo, por eso se usó quitar la lucha libre de la televisión y ahora en la actualidad, como los niños son más despiertos y eso, ya se las volvieron a pasar, entonces ya agarró otra vez auge, a seguir el ritmo de la lucha por televisión.

¿Sigue igual que antes que guarden la identidad de sus luchadores, son tan celosos para guardar su identidad?

Pues sí, mire seño, porque en veces uno en parte sale de la arena y tiene que salir con capucha y todo, nosotros por ejemplo aquí somos el “Mamonero Pays Uno y Dos”, pero por allá, con nuestra licencia, tiene nombre de otro registro y tenemos que tener la licencia vigente y resellada para poder trabajar a nivel de la República Mexicana, de la frontera pa’ acá y de aquí a la frontera, o sea de frontera a frontera, y tenemos nuestra licencia firmada por la persona que nos hace el examen y con identidad secreta de enmascarado y tiene que salir con capucha.

¿Hay alguna relación entre la lucha, el deporte y los pastelitos?

Pues algo, porque mire, aquí hay que tener condición para sostener y balance, porque me dicen “¿y cómo dominas la charola?”, pues es que es concentración mental o dominio del cuerpo y la mente, porque trabajan las dos cosas, te mueves para la derecha y tienes que voltear a la derecha, y a la izquierda a la izquierda, y pos’ ya el tiempo que tenemos de cargar esto, pues ya es una experiencia que hemos obtenido natural, porque mire, no tenemos nada arriba ni nada abajo, mire, la aguanto horas, por ejemplo luego voy al béisbol y duro horas viendo el béisbol “¿qué no te cansas?”; no, le digo, es mi trabajo, ¿cómo me voy a cansar?, ¿verdad señorita?

¿Cuál es su postre favorito?

El flan napolitano que hacemos también nosotros, afuera de la farmacia San Francisco de Asís, ahí se venden rebanadas de flan napolitano.

¿Tiene alguna receta secreta?

La de los gusanitos, las puchas, nada más que nos las han querido comprar a veces, pero no le llegan al precio

¿Y sí es secreta o ya se las dijo a sus hijos?

Mire, mis hijos están trabajando en otra cosa, pero también saben trabajar esto, ¿verdad?, sí me ayudan y les gusta, mis sobrinos, hijos, nosotros somos la cuarta, ahí viene la quinta generación, señorita, entonces ya van doscientos años de este sistema del pan.

¿Entre sus clientes tiene algún personaje famoso de la ciudad, algún funcionario o algún artista?

Vienen de diferentes partes de la República, por ejemplo nuestro pan, los gusanitos mayormente, es el que ha rebasado fronteras, porque mi hermano ha entregado a un tío mío que está en Noruega y le han llevado productos, en Los Ángeles también, como no tiene retención en la aduana, lo dejan pasar como cosa natural, porque es como galleta y no tiene retención, y es lo que tengo de mi trabajo, ellos sí ya han viajado en avión y yo no me he subido nunca a un avión, de veras, ya han viajado en avión y por eso me enojo con ellos, se han subido a un avión, se han paseado a nivel internacional, pero uno no se ha paseado en avión, ni siquiera de aquí a México, ¿verdad?, es lo que me da sentimiento con ellos.

¿Cuáles son sus mayores satisfacciones en su oficio y en el deporte?

Pues mire, que gracias Dios hemos logrado el reconocimiento del deportista de aquí de la ciudad, de autoridades anteriores y de las que están ahorita, de la lucha libre, y que quizá por uno y por las autoridades se ha logrado, ya está la Arena Guanajuato, que por medio de uno, que yo le digo, empezamos en el río de las Teresas, cuando todavía no estaban Las Teresas fundada, agarrábamos colchones de ring para jugar ahí, y mire gracias a Dios lo que se ha logrado es la satisfacción de eso, de mi trabajo, pues de mi casita, que la llevo poco a poco pa’ arribita del buen vivir, porque sino pues luego uno pobre y sin luego uno dónde poder habitar bien, pues está triste, ¿eda?, el logro del deporte, el ring y la arena, que podemos ayudar a la juventud que viene atrás de uno. Lo del trabajo, una vivienda decorosa, para uno y para su familia.

* * *

Silencio total en la arena. Hay un empate técnico, por lo que todo se definirá en la tercera caída. “Mamonero Pays Uno” encara a su rival, a sus más grandes temores, sus miedos, sus desesperanzas, a la desesperación, a la angustia, a la carencia, la soledad. Los golpea. Recorre el ring de un lado a otro, exhibiendo su fuerza, demostrando que es más poderoso que aquéllos que lo creyeron vencido. El público le aplaude, se le entrega. Los comentaristas deportivos, asombrados, narran la hazaña. El luchador sonríe y mira de frente a sus detractores, a sus enemigos. Así, viéndolos, los embiste, valiente, convencido de que esta vez ganará. Golpea, araña, muerde, desgarra. Todo con tal de ganar. Lo logra, gana la tercera y última caída.

El afamado Maromero Pays recientemente fallecido (Fotografías: Familiares del Maromero Pays Uno)

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