“Todos los días me levanto feliz de decir hoy mi vida vale la pena, todos los días, cada minuto de mi vida ha valido la pena porque hago lo que quiero, porque soy feliz con lo que quiero y porque lo que quiero, además, le sirve a otras personas”.
A muy corta edad Verónica Cruz, originaria de León, Gto., feminista y defensora de los derechos de las mujeres, descubrió su pasión y convicción por dedicarse a realizar actividades en beneficio de los menos favorecidos, pero sobre todo por ayudar y hacer valer los derechos de las mujeres; una lucha que la llevó a fundar en el 2000 la Asociación Civil “Las Libres”, a través de la cual ha dado acompañamiento a unas 30 mil mujeres, tanto en México como en Estados Unidos, en su mayoría por aborto legal seguro y el resto por casos de violencia de género.
Muchas han sido las historias que Verónica Cruz ha escuchado y muchos más los consejos, recomendaciones y ayudas dadas a mujeres que, desde niña, conoció, le contaron algunos de los problemas que padecían. Ella les dijo qué hacer “y funcionó”.
Estando en la primaria su mamá la mandaba a juntar la tanda y ella se quedaba a platicar con las señoras; “me tenían mucha confianza y me contaban las situaciones de violencia que vivían con sus esposos y a mí me parecía que eso estaba mal, que eso no estaba bien y que había que hacer algo y les comencé a dar consejos. Yo era una niña y ellas eran las adultas, estaban casadas y yo les decía: mire usted, la próxima vez que su esposo llegue borracho, usted hace esto y luego iba al otro día y decían ‘funcionó, lo que usted me dijo sí funcionó’ y yo decía ‘sí se puede’ y eso le iba diciendo a la gente”, recordó Cruz sobre sus inicios como activista social.
Desde niña Verónica Cruz gustó de organizar actividades. Entre sus primeras acciones estuvo la puesta en escena de una obra de teatro en la que trabajo desde la organización, montaje y vender los boletos con lo que compraron comida y dulces que regalaron a habitantes de comunidades en la ciudad de León: “siendo unas niñas, eso le da poder social a uno de que puede hacer cosas”.
En su etapa escolar entre la primaria y la secundaria, Cruz dedicó gran parte de su tiempo enseñando a leer y escribir a mujeres que no sabían: “yo decía ‘es que no puede ser que haya gente que no sepa leer ni escribir’ (…) entonces yo me ponía a ayudarlas y empecé a ayudar así casa por casa (…) eso va haciendo que una diga yo puedo hacer cosas y puedo hacer cosas por cambiar estas situaciones sociales, estos problemas sociales y, a mí no me gusta vivir así, entonces voy a hacer algo por que esto cambie”.
Cruz recuerda que sus padres siempre la apoyaron e incluso, considera que siempre admiraron a la hija “que le gusta hacer cosas por los demás. Mis padres siempre me ayudaron en lo que necesitara”.
El sueño de Verónica era estudiar en la UNAM, pero carentes de recursos económicos, su mamá la frenó e impulsó a estudiar en una escuela cercana a su hogar, por lo que hizo sus estudios como Trabajadora Social en una escuela en León en donde había maestros, recordó, que estaban involucrados en las luchas sociales que en ese momento aquejaban a América Latina.
“Yo dije de aquí soy, si no estoy loca. Sí hay movimientos sociales, sí hay organizaciones comunitarias que pueden resolver los problemas y estudié Trabajo Social. Esos cuatro años de mi carrera todas las mañanas me iba a las calles de mi colonia, formé muchas cooperativas de vivienda, de ahorro, de consumo. Entonces yo decía esto es lo mío, organizar a la gente para resolver los problemas”.
¡El poder de las mujeres! Aborto seguro
Ya entrada en actividades sociales, siempre en favor de las mujeres, en 1995 Cruz se enroló en el “Movimiento Amplio de Mujeres Feministas” y luego en la “Red Nacional de Milenio Feminista” en el que se hacía incidencia para que se crearan los mecanismos institucionales en pro de la mujer, sin embargo observó que lo que hacían no era la realidad de lo que sucedía y optó por regresar a Guanajuato “a trabajar con las mujeres y niñas de mi territorio, con la vida cotidiana de las mujeres” y fundó en el años 2000 “Las Libres”, cuya primer intención fue atender a adolescentes para darles educación sexual ya que les preocupaba mucho los embarazos no planeados.
Después se amplió la atención a mujeres adultas, niñas y niños, con profesores y profesoras “de pronto nos vimos transformando comunidades, la cultura de desigualdad, de violencia, dando educación sexual, erradicando en territorios concretos el embarazo en la adolescencia y nosotras dijimos ¡wow! esto se puede cambiar”.
Imposible despenalizar el aborto hace 22 años
Recordó cuando en el 2000, le tocó liderar el movimiento pro-aborto volviéndose muy popular y pública al llevar como bandera la promesa de hacer valer los derechos de las mujeres “y ahí empezamos a garantizarle a la niñas y mujeres víctimas de violación un aborto libre y seguro”, lo mismo para mujeres que no fueron víctimas de violación pero que igual querían interrumpir un embarazo no deseado “que sea ilegal o legal es problema de quien lo mantiene ilegal, porque ese es un derecho de las mujeres (…) ahí descubrimos el aborto con medicamento (…) y vimos el poder de la mujer”.
Acompañar a las mujeres a abortar de manera segura y sacar a las mujeres de las cárceles por haber abortado llevó a “Las Libres” a hacer mucho trabajo en todo el territorio mexicano, traspasando los límites que Verónica Cruz había imaginado, pues no dimensionó ser una organización nacional, “siempre pensé quiero ser una organización local, haciendo un trabajo súper tranquilo con las mujeres, nunca pensamos que íbamos a ser tan populares incluso ya haciendo trabajo en Estados Unidos”.
Una de las mujeres más influyentes en el mundo: revista Time
A sus 52 años de edad, Verónica Cruz, reconocida hace unos días por la revista Time como mujer del año y una de las más influyentes en el mundo, se define como una persona para quien no hay imposibles, motivada por la indignación social que siempre ha sido parte de su ser y que la lleva a sentir enojo ante la discriminación, desigualdad, injusticia “eso creo es mi gran poder” y se dice firme creyente de que no hay nada en el mundo que la sociedad organizada no pueda resolver, aunque eso implique desobedecer las Leyes.
“Vale más la vida de las mujeres que sus leyes, cuando las leyes no tienen la razón hay que desobedecerlas y creo que eso es lo que a mí más me gusta, desobedecer todo lo que oprima y subordine. A mí nunca me ha gustado el estatus quo, la comodidad y decir ‘bueno pues es problema de los demás’. La desobediencia civil va a ser siempre la herramienta frente a las dictaduras, frente a la dominación y frente a este sistema patriarcal que siempre está oprimiendo a las mujeres”.
Aborto Universal
A poco más de 23 años de haber fundado “Las Libres” y amar lo que hace, Verónica Cruz expresa que desea retirarse joven; no sin antes luchar por conseguir que el aborto seguro sea una práctica Universal para toda persona: “me parece que el aborto es el derecho humano más íntimo y más personalísimo de toda mujer. Ninguna persona, ninguna institución, ninguna Ley puede entrometerse en la decisión reproductiva de una persona, es la decisión más personalísima donde cada mujer decide si quiere tener hijos, cuándo y con quién los quiere tener”.
Por ello, Cruz se ha trazado como meta, para los próximos diez años, luchar por el acceso universal a abortos seguros para todas las personas en todas partes del mundo “sin que los gobiernos regulen esa decisión”.
Cuando resulte molesto luchar por los derechos de las mujeres o cuando sea un acto lucrativo, entonces y sólo entonces Verónica Cruz se retira sin lograr sus metas, pues sostiene que entonces la lucha habrá perdido sentido.
Lo que no sabías
Una de las debilidades de Verónica Cruz es estudio-aprender cada vez más. Cuenta con tres carreras profesionales: Trabajadora Social, Educadora Comunitaria, Licenciada en Comercio Internacional, Maestría y tiene diversas especialidades entre las que destaca en Derechos Humanos.
Lo más placentero en la vida para Cruz es viajar a los lugares más lejos, disfruta momentos de soledad; aprecia correr, caminar, leer y las visitas al spa. Desea recorrer Brasil, Grecia, la Patagonia Argentina y no quiere morir sin conocer, por lo menos, un lugar de cada país en todo el mundo.