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¡GUANAJUATO TAN POBRE Y TAN FIESTERO!

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Este Guanajuato, tan pobre y tan fiestero. Todo el año hay fiestas, si no es fiesta religiosa es de otra pero hay fiesta…

Gertrudis Ochoa

Cuevano es ciudad chica, pero bien arreglada y con pretensiones (…) somos el Atenas de por aquí… Jorge Ibargüengoitia en Estas ruinas que ves

“Estaremos comiendo frijoles pero las fiestas no faltan”, expresó Gertrudis Ochoa, señora de 89 años de edad quien lleva 77 años viviendo en la también conocida como “Cuevano, Guanajuato”, en donde, y sin exagerar, todo el año hay jolgorio.

Desde que inicia el año y hasta que termina, los festines en calles, callejones, plazas públicas y alguno que otro recinto las fiestas no paran: sean celebraciones tradicionales del pueblo, hechos históricos y/o culturales, religiosas; o más modernas relacionadas con la actividad turística, simplemente en Cuevano la fiesta no acaba.

Notorio es que en muchas ocasiones no ha concluido alguna celebración cuando ya están los preparativos de la que sigue o, inclusive, se juntan las celebraciones que la gente se da el lujo de elegir en dónde quiere pasarla bien. Así transcurren los meses y años en la ciudad capital de Guanajuato con eventos que para algunos son novedosos y motivo de alegría; pero para otros son motivo de expresiones como “otra vez, ahora qué, ya van a cerrar calles ¿y, ahora por qué los cuetes?”, etc.

Conmemoraciones de siglos atrás, aunadas a hechos históricos que se conmemoran, brindan a Guanajuato un rasgo peculiar, como de celebración permanente (Fotos: Especiales).

Así describe Doña Gertrudis Ochoa al Guanajuato que la adoptó desde hace ya 77 años y del que guarda una gran cantidad de memorias de las fiestas del pueblo en donde, aseguró, la pasó muy bien, se divirtió y guarda bonitos recuerdos y muchas historias. Fiestas que hoy, a sus 89 años de edad, continúa saliendo a las calles y plazas públicas a disfrutar y de vez en vez rememora a la joven alegre que fue y que gustaba bajar por los callejones a vivir lo más posible cada festejo.

Fiestas de las que comenta que, desafortunadamente, la mayoría ya no son lo que fueron (esa será otra historia) y algunas que a la fecha se mantienen vivas gracias a los ciudadanos; pero también reconoce que al paso del tiempo y, obligado por los avances de la modernidad, han ido surgiendo otras cuantas celebraciones que, al igual que las antiguas, se viven y disfrutan sin distinción junto a las tradicionales celebraciones.

Debo confesar que la charla con doña Gertrudis me recordó que desde que llegué a vivir a la ciudad de Guanajuato —no va más de una década, y no por elección pero tampoco por error— siempre me cuestioné qué sucede aquí que todo el año lo pasan de festejo: si no es por una cosa lo es por otra; tiempos de crisis van y vienen pero el buen ambiente no falta. Esto, debo reconocerlo, es un factor que caracteriza y, de cierta manera, distingue a esta ciudad a la que todo el año llega una gran cantidad de visitantes que, motivados por la diversión y por explorar nuevos destinos, optan por vivir y disfrutar de lo que ofrece el “Cuevano de Leyenda”, una ciudad que para muchos es económicamente pobre pero muy basta en cultura, y en fiestas ni se diga.

Y es que si analizamos bien, tal como me hizo reflexionar doña Gertrudis, la ciudad de Guanajuato no cuenta con más fuentes de ingreso que lo que genera el turismo, porque si bien llegó a tener abundancia gracias a la industria de la minería eso ya quedó en el pasado y no existe más industria y lo que resta del resultado de la actividad minera beneficia a extranjeros.

Luego entonces la gran opción para muchos es trabajar en Gobierno del Estado, Gobierno Federal y/o en la Universidad de Guanajuato; fuera de eso no hay para más. Bueno sí, muchos han encontrado futuro en migrar o emigrar ya sea a otras ciudades o a otros países. Ya en otros ámbitos pues a delinquir para obtener dinero fácil (esa es otra historia del Guanajuato de hoy).

Por ello Doña Gertrudis llegó a la conclusión, y coincido en ello, que Guanajuato capital es pobre económicamente pero es una ciudad rica en alegría, fiesta, cultura y turismo. Siendo, desde su óptica, la actividad turística lo que más debe cuidar el cuevanense, “es lo que hoy da de comer a muchos”.

Doña Gertrudis Ochoa Tapia ha visto discurrir año tras año las fiestas de Guanajuato, las tradicionales y las de reciente cuño (Fotografía: María Espino).

Aunque, hay que decirlo, muchos capitalinos no se resignan a que la época de esplendor que atrajo la minería ya concluyó y cada que pueden rememoran ese auge y presumen lo que un día fue, tal como lo señala el escritor guanajuatense Jorge Ibargüengoitia en Estas Ruinas que ves, crónica provinciana y sátira, al señalar “esto que ve usted aquí —dicen al visitante— no es más que el rastro de lo que fue” al narrar la abundancia de oro y plata que en otra época hubo.

“Si hay una ciudad rica en cultura es Guanajuato, pero económicamente es pobre. No hay ricos en abundancia, es lo que ganan por su trabajo de Gobierno del Estado, Gobierno Federal, la Universidad que son los que ganan poquito más, pero no hay otra cosa, no hay industria y ¿de qué va a vivir Guanajuato? Nada más de minas, cerámica y el tema de las minas ya se agotó, así que este Guanajuato tiene que cuidar el turismo”, reflexionó la señora Gertrudis al tiempo que se ríe de muy buena gana y, desde luego, yo también. Me hizo aceptar que en su palabra tiene razón: sin turismo, ¿en Guanajuato capital qué más queda por hacer?

“Todos están de acuerdo que la ciudad ha visto mejores días (…) fue una de las ciudades más importantes de la Nueva España”, Estas Ruinas que ves; efectivamente fue y por ello, vuelvo a coincidir con doña Gertrudis, y quizá mucha gente más: en Cuevano hay que cuidar lo que turismo da.

Una larga pausa en las memorias de doña Gertrudis la hacen pensar por un momento, mira fijamente hacia una de las paredes del comedor en su casa, una hermosa casa por cierto, suspira y con tono sonriente comenta: “este Guanajuato tan bello, tan chiquito y tan fiestero, estaremos comiendo frijoles pero las fiestas no faltan”, y nuevamente ríe, con una sonora sonrisa que inunda el espacio en donde nos encontramos y anima el ambiente acabando por contagiarme y ambas reímos de una frase tan espontánea y, desde sus vivencias, llena de razón.

Y es que, si lo analizamos bien, es verdad no hay un sólo mes del año que no haya algún tipo de festejo destacando los más populares como el Viernes de Dolores, Día de las Flores (Semana Santa con fecha variable), en mayo las Peregrinaciones en honor a la Virgen de Guanajuato, en junio Las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla (que dicho sea de paso ya no son tanto fiestas de la Presa de la Olla), luego en julio Día de La Cueva; en septiembre el festejo a San Nicolás Tolentino y a la Virgen de Guanajuato, este mismo mes se celebra La Toma de la Alhóndiga de Granaditas; en octubre la ciudad se llena de visitantes, artistas, cultura y más gracias al Festival Internacional Cervantino, para noviembre la fiesta no falta al conmemorar una de las tradiciones más arraigadas al pueblo mexicano Día de Muertos, bueno ya hasta festival existe. Noviembre todo un mes de fiesta con la celebración de las tradicionales Iluminaciones, celebraciones religiosas que, aunque se han modificado un mucho, se festejan con gran entusiasmo en distintas colonias y barrios de la ciudad. En diciembre es de total fiesta e incluso para despedir el año viejo y dar la bienvenida al nuevo se monta, desde hace muchos años, un gran festejo en la Plaza de La Paz, una de las más emblemáticas y céntricas, en donde citadinos y turistas bailan y conviven hasta el amanecer.

Modalidades recientes de celebraciones y festejos han ido añadiéndose al calendario festivo de Guanajuato Capital trayendo consigo una sucesión continua de solaz (Fotos: Especiales).

Fiesta y más fiesta

El viernes antes de Semana Santa los guanajuatenses levantan en sus casas altares con ofrendas a la Virgen de Dolores, en tanto que en el Jardín de la Unión, los guanajuatenses se dan cita desde el amanecer para revivir el tradicional Paseo de las Flores obsequiando, según lo marca la tradición, flores a las mujeres.

En la segunda semana de junio se celebran las Fiestas de San Juan y Presa de la Olla con eventos artístico-culturales, culminando el día 24 de junio con una verbena popular que años atrás se desarrollaba en las inmediaciones de la Presa de la Olla haciendo honor al nombre de la fiesta, pero que actualmente ya no se tiene certeza de dónde será pues cada gobierno ha implementado cambios, quizá no tan al gusto de la población, pero no se deja de celebrar. Eso sí el nombre no cambia.

El primer lunes de julio, si es que llueve lo suficiente, ocurre la apertura de la Presa de la Olla, se abren las compuertas dejando fluir el torrente de agua que tiene como finalidad limpiar el río de la cuidad con el agua que tras varios días de lluvia de ha acumulado en el embalse.

El Día de la Cueva, 31 de julio, una fiesta religiosa-popular en honor al Santo Patrono de la ciudad, San Ignacio de Loyola, que tiene lugar en las inmediaciones del Cerro de los Picachos y faldas del cerro del Hormiguero con una colorida y alegre verbena.

En septiembre se celebra el día de San Nicolás de Tolentino y la Virgen de Guanajuato. Ambas festividades son en fechas variables en este mes.

El Día de la Toma de la Alhóndiga de Granaditas, el 28 de septiembre, un desfile cívico-militar rememora el relevante hecho histórico y la heroica participación de El Pípila, que al incendiar la puerta de dicho edificio posibilitó la derrota del ejército español.

En octubre la ciudad se llena de fiesta con la llegada del FIC, la también llamada “Fiesta del Espíritu”, que llena de fiesta a toda la ciudad y atrae a miles de visitantes. Para noviembre la celebración continúa con la conmemoración de Día de Muertos con varias actividades que los vivos realizan en honor a los muertos. Sin dejar de mencionar el festival del alfeñique. También en noviembre se llevan a cabo las Iluminaciones. Se trata de celebraciones de carácter religioso que son realizadas por los ciudadanos en los barrios más populares de la parte de la ciudad conocida como “Cañada”. Aunque se han modificado un poco, los capitalinos han luchado por mantener viva esta tradición.

Sin olvidar las celebraciones que festejan a los enamorados, a los niños, a las mamás, los papás; los más contemporáneos como conmemoración del Día de las Mujeres, Diversidad Sexual-LGBTT+; entre otras muchas actividades que son motivo de fiesta.

Finalmente, ya bien enfiestados de todo el año y no creo que agotados, para diciembre los capitalinos no dejan de celebrar a la Virgen de Guadalupe y concluyen el año disfrutando las fiestas propias de la temporada decembrina, con todas las celebraciones que la época implica y amerita, al tiempo que se alistan para iniciar el año venidero con… ¿Con qué más? Claro, pues con fiesta. Para empezar, Rosca de Reyes por el Día de Reyes. Así, ¿qué creen? El ciclo vuelve a empezar, dando sentido a la frase que nos regaló doña Gertrudis Ochoa, como un elogio a esta mágica ciudad: “este Guanajuato tan bonito, tan pobre y tan fiestero”.

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