Por su origen de buena cuna, por su vida trepidante plagada de fracasos sentimentales y políticos, y su fin trágico, la escritora, intelectual, mecenas y activista Antonieta Valeria Rivas Mercado Castellanos (Ciudad de México, 28 de abril de 1900-París, 11 de febrero de 1931), conocida simplemente como Antonieta Rivas Mercado, es un gran personaje.
Reconocida también por haber sido una de las promotoras culturales más importantes del siglo XX, Antonieta Rivas Mercado es objeto de estudio, y su vida está inmortalizada en libros, películas y óperas que han dado la vuelta al mundo. El maestro Tito Dreinhüffer, escritor, dramaturgo y director de escena, ofrece ahora la visita dramatizada Antonieta.
El espectáculo escénico, encarnado por la actriz Meztli Piña, se presentará los domingos 3 y 24 de marzo a las 11:00 y 13:00 horas en la misma casa donde Antonieta nació y pasó sus años de infancia y adolescencia, la casa de sus padres ubicada en la calle de Héroes 45, entre Violeta y Mina, en la porfiriana colonia Guerrero de la Ciudad de México.
Director del espectáculo que reúne historia, arte y cultura, Dreinhüffer comenta sobre el apasionante libreto que escribió: “11 de febrero de 1931… Catedral de Notre Dame… primeras horas de la mañana… un inesperado estruendo resuena en las bóvedas del sagrado recinto provocando la huida de las eternas palomas que ahí habitan…”.
Añade: “Los pocos feligreses que se encuentran cercanos al templo enmudecen, incrédulos, por la potente detonación que resuena con miles de ecos provocados por la arquitectura del otrora silencioso espacio… una mujer sangra del pecho… ¿Quién es?… nadie la reconoce… ¡un médico rápido!, se escucha al interior… ¡está viva todavía!, responde otra voz…”.
La trasladan con urgencia al hospital para tratar de salvar su vida. Tristemente, después de una larga y dolorosa agonía, fallece esta mujer mexicana… Pero, ¿Quién es ella? ¿Qué hacía en Paris? ¿Por qué decidió poner fin a su propia existencia usando una pistola? Era tan joven ella, apenas sumaba 30 años de vida y estaba en la flor de su existencia.
Esa dama había logrado posicionar dentro y fuera del país el arte, la literatura, la pintura, la poesía, la música y el teatro mexicano al descubrir y apoyar a aquellos jóvenes que fueron bautizados como “Los Contemporáneos”. ¿Por qué segó su existencia, si a lo largo de su corta vida alcanzó los más altos peldaños del ámbito cultural, social y artístico?
¿Qué la llevó a tomar esa fatal decisión? El maestro Dreinhüffer revela los más íntimos secretos de esa mujer de refinada estampa, de vida polémica y contrastante, aristocrática y humanitaria. En su obra descubre la vida y obra de Antonieta Rivas Mercado, mecenas que cambió vida y fortuna por cristalizar sus anhelos en el México de principios del siglo XX.
Se trata de un recorrido por los rincones de esa mansión del siglo XIX levantada por su padre, el arquitecto Antonio Rivas Mercado, constructor de la emblemática Columna de la Independencia de la capital del país. De viva voz, se puede conocer la evolución de la niña Antonieta, quien soñó con cambiar el mundo que la rodeaba por medio del arte y la cultura.
Mientras se realizan los ensayos, las pruebas de luz y sonido y toda la logística que lleve a crear uno más de sus espectáculos escénicos, el dramaturgo informó a equisgente que las funciones serán los domingos 3 y 24 de marzo a las 11:00 y 13:00 horas en la recién remodelada y reabierta Casa Rivas Mercado, en el antiguo barrio de la Colonia Guerrero.
Cabe recordar que Antonieta fue la segunda hija del arquitecto Antonio Rivas Mercado y Matilde Cristina Castellanos. Desde sus primeros años recibió la mejor educación para una mujer en esa época. Apenas cumplió ocho años de edad, viajó a Francia con su padre y tuvo la oportunidad de hacer carrera de danza en el ballet en la Ópera de París.
Políglota, Antonieta llegó a hablar fluidamente en francés, alemán, italiano y griego. Más tarde, en México, fundó el Teatro Ulises y creó el patronato para la Orquesta Sinfónica de México, siendo dirigida por Carlos Chávez. En julio de 1918 se casó con Albert Edward Blair, hombre de origen inglés radicado desde los 10 años de edad en Estados Unidos.
El matrimonio no funcionó y Antonieta regresó a su casa paterna en donde aún vivían sus hermanos Amelia y Mario. Al principio su marido la buscó pero finalmente se separaron ya que él participaba en la vida política y desaprobaba la amistad de Antonieta con Diego Rivera, conocido pintor y gran muralista de inclinaciones nacionalistas y socialistas.
En 1926 iniciaron los problemas por la separación, pues Antonieta tuvo que luchar por la custodia de su hijo, y eso la desgastó enormemente. Al mismo tiempo, apoyó la candidatura presidencial de José Vasconcelos Calderón, su compañero sentimental entre 1928 y 1929. Al ser derrotado Vasconcelos, ella se exilió en Nueva York y luego en París.
Se suicidó el 11 de febrero de 1931, dentro de la Catedral de Notre Dame con la pistola que Vasconcelos siempre llevaba consigo. Algunos biógrafos sostienen que fue enterrada en el cementerio del Père Lachaise, mientras otros aseveran que sus restos terminaron en una fosa común; para la mayoría la ubicación final y exacta de sus restos es desconocida.
