No importa la edad que tengamos o la época en la que nos haya tocado vivir, las muñecas y los muñecos siempre formarán parte de esos recuerdos entrañables que deseamos conservar. Por eso es que los hacedores de muñecos siempre estarán vigentes por mucho que avance la tecnología y la inteligencia artificial.
Fabián Sparks se considera un dollmaker de Guanajuato y se dedica a crear personajes para contar historias a través de ellos. La diferencia entre sus muñecos y otros muñecos es que él mezcla la actualidad con lo tradicional. “Me gusta escuchar música, ir a conciertos, ver películas, el anime y jugar videojuegos, y estas son las principales actividades que tomo como inspiración para realizar mis creaciones. Lo que me gusta lo integro a mi estilo para crear algo único, especial, hecho con amor y buena onda”.
Muchos de nosotros en algún momento hemos hecho nacer un personaje o un muñeco, en México, el país del ingenio, es posible hacerlos de cualquier cosa que se nos ponga enfrente: una rama, una piedra, un calcetín, las hojas de un árbol, la viruta del lápiz, una cuchara… no importa la edad, en algún momento de la vida, de una u otra manera, hacemos muñecos. Algunos por entretenimiento y otros porque se vuelven parte de su vida y de su esencia.
“Un día mi amiga Vanessa Salas, creadora de Cola de Pez (marca también dedicada a la creación de juguetes de tela), me invitó a participar en un proyecto colectivo de creadoras y creadores de muñecos; ahí fue donde me aventuré en este arte”.
“Desde niño me ha gustado el arte y estilo infantil, y a partir de ahí fue como quise enfocar mi proyecto. También me gusta mucho dibujar y de alguna manera el crear mis propios personajes fue la base para transformar mis ideas en piezas de tela. El hecho de que mi estilo sea infantil no solo se limita a los niños, sino que trato de utilizar elementos amigables que puedan conectar con la mayoría de las personas (colores, formas, expresiones faciales, etc.)”.
El fascinante mundo de la creación es todo un proceso que conlleva varias fases. Todas con su parte de encanto y el toque especial del artista que hace nacer lo que antes sólo estaba en la mente. Para Fabián, la gestación de un nuevo personaje es así: “Comienzo con un boceto de cómo creo que quedaría la pieza terminada, y empiezo a dividirlo en partes para crear los patrones. Acorta mucho el tiempo el tener varios años de experiencia, porque ya sé de qué manera se comportará la tela de acuerdo al patrón. Rara vez queda al primer intento, hago varias pruebas hasta que me convenza el resultado. Después pinto y, de acuerdo con la pieza que estoy haciendo, agregó detalles (cabello, ropa, accesorios, etc.). Es un proceso largo que puede durar desde 8 horas hasta meses, dependiendo de la complejidad de la pieza”.
¿Habrá quién no conecte con un muñeco cuando nuestro niño interior permanece vivo hasta el último día? Parece difícil imaginar que no es así. Y aunque sus creaciones generalmente son bien recibidas por quienes las conocen, no siempre es fácil.
“A muchos les gusta, a otros no (como en todo). Hay gente muy grosera que en tu cara te dice que está feo o muy caro. Es inevitable sentirse mal y a veces da coraje; la clave es no tomárselo personal y dejarlo pasar. Pienso que es mejor enfocarse en el otro lado, donde hay personas muy buenas que te comparten palabras bonitas de ánimo y muchas veces sin darse cuenta te motivan a seguir por este camino. Observo lo que a la gente le gusta para encontrar un balance entre lo que yo quiero hacer y el mensaje que quiero dar”.
Entre los favoritos de quienes lo conocen están las sirenas, los ajolotes y los gatos. Ya que, aun cuando podemos encontrar muñecos con estas formas en muchas partes, por supuesto, los de Fabián, como sucede con quien ya encontró su sello, son únicos.
“Quizás porque siempre me han gustado los juguetes y peluches de series o videojuegos. Y ahora es muy bonito poder hacer mis propios muñecos con personajes propios de mi imaginación. Siento que a las sirenas y ajolotes les empecé a tomar cariño a partir de que noté que a la gente le gustan. Igualmente, trato de darles un estilo propio a cada uno de ellos”.
Sin embargo, cuando dos manos y una mente llena de imaginación magia se encuentran, es difícil enfocarse sólo en crear, porque es tan poderoso el proceso que llega un momento en el que también se hace necesario enseñar y compartir las técnicas con otras personas que también se conectan, encuentran un sentido a su creación y le ponen su sello característico, formando así una cadena infinita en la que el aprendiz es maestro y el maestro aprendiz.
“Creo que las experiencias más bonitas que recuerdo han ocurrido dando talleres. Siempre voy con la idea de que quiero compartir lo poquito que sé y aprender mucho de mis alumnos. He tenido la dicha de trabajar con alumnos con capacidades diferentes, donde con respeto y muchas ganas hemos aprendido juntos. Se siente muy bonito entender a mis alumnos darles su tiempo e ir desarrollando su creatividad a su ritmo, por eso me gusta trabajar con grupos pequeños para darles una atención personalizada. En el pasado, jamás imaginé verme dando clase”.
Y al final de todo esto, ¿Qué tan fácil es ser un artista creador que sale a las calles a vender cada una de esas piezas que llevan un trozo de él mismo entre la tela?
“Hay de todo, altas y bajas. Siendo sincero, en el país dedicarse a algo enfocado en el arte es difícil. Pero he tenido la suerte y el privilegio de conocer y hacer amigos con muy buenas personas del rubro quienes me han impulsado y ayudado a llegar un poco más lejos y así mismo yo trato de echarles la mano para crecer entre todos”.
Puedes encontrar a Fabián Sparks y sus muñecos en la calle del Truco desde las 10:00 hasta las 4:00 p.m. Y a partir de junio en “El mercadito de la Presa” con dirección en Paseo de la Presa #138.
Si no se encuentran en la ciudad de Guanajuato o buscan cotización para algún muñeco especial o personalizado, pueden escribir a sus redes, en donde lo encuentran como @fabsparkles en Facebook e Instagram, y Fabián Sparks en Tiktok… porque vale la pena darnos la mano para crecer entre todos mientras le regalamos algo especial a nuestro niño interior.