Luis Estrada, director de cine, especializado en películas de crítica política, soñaba desde adolescente con realizar la versión fílmica de Las muertas, novela del guanajuatense Jorge Ibargüengoitia. En febrero de este año comenzó a cumplir su sueño y culmina en agosto. Ya continuará la edición y en unas semanas más, será estrenada para ser vista a través de Netflix.
En la vida real fue la historia de Las Poquianchis; en la literatura, Las muertas. En la literatura, los escenarios son Plan de Abajo, Pedrones, Rinconada, Mezcala, San Juan del Camino, San Pedro de las Corrientes, Concepción de Ruiz, Jaloste, Salto de Tuxpana y otras fantasías geográficas; en los hechos reales son Guanajuato, León, San Francisco del Rincón, Jalisco, San Juan de los Lagos, Lagos de Moreno, Encarnación de Díaz, Jalostotitlán y El Salto; en la serie que Estrada produce para Netflix, esos lugares son recreados en locaciones de la ciudad de México, y los estados de San Luis Potosí, Guanajuato y Veracruz.
Cabe aclarar que la producción no contempla rodar en los lugares exactos donde ocurrieron los hechos reales: así como lo hizo el novelista, Estrada creará sus propios lugares fílmicos.
Sueño que se cumple
Las muertas es una historia que, dijo el cineasta, le apasiona desde los 15 años. Explicó así en una conferencia de prensa:
“En 1976, mi padre (José Estrada) estaba trabajando en la adaptación de Maten al león, del mismo autor, y yo estuve presente… Cuando descubrí Las muertas dije: «yo quiero hacer esta película»”.
La serie tendrá seis capítulos y contará, a modo de reportaje novelado, la historia de las hermanas Baladro, creada por Ibargüengoitia e inspirada en las asesinas seriales mexicanas activas entre 1945 y 1964, principalmente en la ciudad de San Francisco del Rincón, Guanajuato, conocidas como Las Poquianchis.
Estará protagonizada por Arcelia Ramírez, Paulina Gaitán, Alfonso Herrera y Joaquín Cosío.
Los escenarios literarios de Las muertas de Ibargüengoitia
En 1964, Jorge Ibargüengoitia regresó de Cuba tras recibir el Premio Casa de las Américas por su novela Relámpagos de Agosto y se estableció en la exhacienda de San Roque, ubicada al sur de Irapuato. Fue en esos meses que le tocó ver en la prensa local el sensacionalista trabajo periodístico en torno al caso de Las Poquianchis
De ahí surgió la inquietud por recrear esos hechos. Lo pudo hacer cuando años después conoció al abogado Jesús Villaseñor Ayala —padre de la poetisa Margarita Villaseñor, gran amiga del escritor—, quien luego sería presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado. Ibargüengoitia acudió con él para poder acceder al expediente del caso de Las Poquianchis y reconstruir la historia a su manera. Revisó el documento, pero no hizo entrevista alguna a protagonistas que en ese momento aún vivían.
De esa revisión nació Las muertas. El novelista se decidió por la ficción literaria basada en hechos reales, pero con notables similitudes entre la novela y lo hecho por las hermanas González Valenzuela:
Inician con una cantina en Salto de Tuxpana (El Salto, Jalisco), abren otras en Pedrones y Rinconada y cuando el gobernador Cabañas (Juan José Torres Landa) prohíbe la prostitución en Guanajuato, se extienden al estado de Mezcala (Jalisco).
Una mujer escapa y las mujeres son detenidas y entonces se descubre que habían asesinado e inhumado clandestinamente entre 90 y 150 personas.
El escritor agregó a Las muertas una geografía periférica que envuelve a los pueblos fantásticos de Plan de Abajo, como denominaba al estado de Guanajuato en sus novelas.
En el plano de la territorialidad ficcional, Las muertas retrata a Pedrones (León) y Rinconada (San Francisco del Rincón), municipios actualmente conurbados, así como su entorno regional, especialmente mezcaleño; esto es: jalisciense y, más específicamente, la región de Los Altos.
El estado de Mezcala es otra de las territorialidades literarias en Las muertas. Espacios como la Sierra de Güemes (Sierra de Comanja) envuelven a una serie de pueblos que bien se identifican con ciudades reales como San Juan de los Lagos, Lagos de Moreno, Jalostotitlán, Encarnación de Díaz o El Salto, como otros pueblos de ficción como son Jalcingo, San Andrés, Aquisgrán el Alto, Huantla y otros que con una lectura analítica y detenida permiten relacionarlos con poblados reales.
La geografía de Las muertas en Netflix
Luis Estrada ha aclarado en varias entrevistas que utilizará la nomenclatura de lugares y personas que tiene la novela de Ibargüengoitia, quien detalla en Las muertas aspectos de varias de las poblaciones: calles, caminos y casas. Estrada, empero, buscará recrearlos con la licencia que le da su condición de director de cine.
Las escenas de interiores han sido rodadas en los Estudios Churubusco de la Ciudad de México. Para otros interiores Estrada eligió fincas del centro histórico de la ciudad de San Luis Potosí y de las ciudades de San Miguel de Allende y Silao.
El rodaje en exteriores se ha registrado en el mismo San Luis Potosí, Silao, San Miguel de Allende y poblados de Veracruz.
En lo que respecta a los lugares que representan a la Sierra de Güemes, la Cuesta del Perro y otros espacios campestres literarios de Ibargüengoitia, el director acudió a rodar en escenarios naturales de las tres entidades, pero predominantemente en San Luis Potosí.
Ni León ni San Francisco del Rincón, Purísima del Rincón, Lagos de Moreno, Encarnación de Díaz y El Salto, lugares donde estuvieron Las Poquianchis, fueron contemplados para la serie.
Plan de Abajo y Mezcala tendrán mucha esencia potosina y algo de veracruzana. Habrá que ver lo que ofrece Estrada a través de Netflix para saber cómo recrea al espíritu ibargüengoitiano, tanto por su humor (en este caso hasta macabro) como por la ficción geográfica y de personajes.
