Inicio Temas Equis CINECLUB UG: FORMADOR DE PÚBLICO Y DE CINEASTAS

CINECLUB UG: FORMADOR DE PÚBLICO Y DE CINEASTAS

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La ciudad de Guanajuato presume a un madrileño que creció y se formó en ella y que la ha llevado a los ámbitos internacionales: Amat Escalante. La mayor gloria de la filmografía en Guanajuato y desde Guanajuato se formó en un espacio especial, de los que quedan pocos en el país. El Cine Club de su universidad, que tiene 66 años de existencia y fue el primero de su tipo en el país.

La primera función del Cine Club de la Universidad de Guanajuato fue un sábado 4 de octubre de 1958.

Felipe de Jesús Márquez Márquez, asistente de programación y jefe de foros del Cine Club, era un niño de 10 años cuando fue testigo de ese acontecimiento. Era el cine de la Universidad, la que presumía un flamante nuevo edificio, que había reinaugurado el 16 de septiembre de 1955 su Teatro Principal.

Jorge Pantoja Merino y Felipe Márquez Márquez, dos personas ligadas indisolublemente al Cine Club UG. 

Existía el cine Reforma, pero ahí no había cine de arte. La Universidad marcaba su sello de una filmografía de calidad mundial.

El contador Felipe narró que al subir por las escalinatas ese día, a las 6:00 de la tarde, iba un gran número de habitantes, tanto gente mayor como estudiantes. La proyección era en el auditorio de la institución.

Eugenio Trueba Olivares, rector en turno de la Universidad, expresó la trascendencia y alegría de tener un cine dentro de la universidad, después se apagaron las luces e inició la función.

Márquez Márquez ha contado la correspondiente anécdota de ese día:

¡De cabeza, la película! gritaron, la quitaron, prendieron la luz y desde arriba se escuchó ‘un momento, por favor’, y volvió a iniciar. Fueron como cuatro o cinco veces, recuerda. Pero lo más esencial es que nadie chifló o gritó. Se notaba que había una necesidad de tener un recinto sagrado para nosotros”.

Siguió el relato

Trueba subió a la cabina de los responsables de la proyección al terminar la película.  Eran tres y entre ellos estaba José García Garfías, el principal promotor. 

Era tal el entusiasmo que la gente aplaudió por 3 o 5 minutos, relató Felipe.

José Delgado Alvarado, “Cácaro”, proyeccionista del Cine Club. En la segunda imagen: proyección de cine en la escalinata de la UG, una entre muchas de las actividades del Cine Club UG a lo largo de su historia.

Felipe Márquez desarrolló su pasión por la filmografía y terminó por incorporarse al Cine Club, que terminó por ser espacio para la Muestra Internacional de Cine, el Tour de Cine Francés y varios ciclos con grandes maestros y directores.

De ahí surgieron amantes del cine, con figuras como Jorge Pantoja, el guanajuatense más conocedor del séptimo arte, quien fuera director del Cine Club y que legó su pasión en tres libros impresos por la Universidad, con charlas y conferencias inolvidables y con una escuela de discípulos encabezada por José Luis Jiménez. 

Y así como de la afición se pasó al trabajo en el Cine Club, de ella nació la vocación y fue la base para que Amat Escalante estudiara producción cinematográfica y se convirtiera en un creador que usa los escenarios de la ciudad para sus premiadas películas.

El Cine Club ha sido también un muestrario de la evolución tecnológica de la proyección de películas, desde cuando se trabajaba con dos proyectores, pues los rollos que eran de 35 milímetros duraban 10 minutos, después los hicieron de 20 minutos, con proyectores que utilizaban carbones con un lente especial que eran los que daban la luz, después con proyectores de 16 milímetros más sencillos de utilizar, luego un proyector marca Christie que utiliza una lámpara de 2000 watts y así la proyección se mantenía fija.

Amat Escalante, laureado cineasta, quien nutrió buena parte de su gusto cinematográfico en las proyecciones del Cine Club UG. 

Al llegar la versión digital, la película estaba en un disco duro, se descarga a un servidor y de ahí se proyectaba, con mayor definición en imagen y en sonido.

Hay quienes aún sienten nostalgia por el celuloide de 35 milímetros, que aunque ruidoso tiene una luminosidad más natural. La tecnología, empero, ha ganado la batalla, pues permite salir a espacios abiertos y usar las escalinatas del Edificio Central como espacio para la proyección.

El Cine Club de la UG tuvo como espacio luego el Teatro Principal hasta que finalmente se le acondicionó un espacio en el antiguo convento jesuita, un salón alargado, de cómodos sillones, con pantalla y sonido digitales, con proyección silenciosa, pero sin palomitas ni refrescos.

Y así como en otros espacios se asoma don Marcelino Mangas de la Rabia, es probable que ahí se encuentre el espíritu de Jorge Pantoja, irónico y erudito, formador de cinéfilos. 

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