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LOS HÉROES DE LA INDEPENDENCIA FRENTE A LA BIOARQUEOLOGÍA

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De acuerdo con los más curtidos, severos y bien documentados investigadores del tema, la historia está plagada de mitos, leyendas e invenciones que mucho han alimentado el fervor patrio entre los habitantes de un sinnúmero de países alrededor del planeta, y de eso no se excluye a los mexicanos de años recientes.

En 2010, los restos de 13 héroes y una heroína de México fueron exhumados y trasladados al Laboratorio de Restauración del Museo Nacional de Historia. A lo largo de tres meses, fueron estudiados por un equipo de antropología física (Antonio Pompa y Padilla, Jorge Arturo Talavera González y Nancy Geloven)

Esos expertos realizaron estudios tafonómicos, es decir el análisis de lo que ocurre a los cuerpos después de la muerte, tanto por cuestiones naturales como culturales, hicieron un examen descriptivo de partes anatómicas, número de individuos, y evidencias de enfermedades, fracturas y marcas ocupacionales.

Parte de equipo de antropólogos físicos que realizó el estudio que arrojó sorprendentes resultados. (Fotografías, cortesía INAH)

Los restos corresponden a la y los héroes, a excepción de Mariano Matamoros, cuyo supuesto esqueleto resultó ser femenino. Por un momento se pensó que en realidad pudo ser una mujer que se disfrazaba de hombre para acceder a la educación, pero localizada su fe de bautismo, se refiere a Mariano Matamoros como un hombre. Así, la pregunta es ¿Qué pasó con los restos del héroe?

Otra polémica es la referente a Vicente Guerrero. La historia narra que, por órdenes de Anastasio Bustamante, un Consejo de Guerra lo condenó a muerte y lo fusilaron en la Villa de Cuilápam, Oaxaca, el 14 de febrero de 1831, luego de ser traicionado y aprehendido a bordo del famoso bergantín “El Colombo”.

Pero los resultados del estudio de antropología forense no corresponden con un fusilamiento: su cráneo, caja torácica, vértebras, omoplatos y esternón no tienen impactos de bala. Talavera González está convencido de que los restos sí son de Guerrero, y un indicio definitivo es la lesión en su brazo derecho.

Explica lo anterior así: “Vicente Guerrero tenía una lesión que le impedía extenderlo, debido a una herida mal curada en el campo de batalla, la cual le partió el codo en dos. Es la explicación al hecho que en litografías y pinturas regularmente aparece con el brazo en el pecho, al estilo Napoleón”, aseguró.

Además, el esqueleto fue barnizado con laca de Olinalá, por eso es más oscuro que su cráneo, el cual sí corresponde al de una persona mulata. Y las marcas de actividad son de un arriero que desde niño montó a caballo, lo cual se corroboró. El antropólogo también está convencido de que no murió fusilado, quizá, envenenado o por arma blanca, porque no tiene evidencias de disparos.

Los restos de 13 insurgentes fueron estudiados con modernas técnicas de bioarqueología. (Fotografías, cortesía INAH)

Por otro lado, los estudios tafonómicos revelaron que el cráneo de Don Miguel Hidalgo y Costilla tiene dos perforaciones por la acción de gotas de agua que escurrieron constantemente de la jaula donde estuvo colgada su cabeza, a lo largo de 10 años. La dilucidación que comparte el especialista es la siguiente:

“Los orificios no son de bala porque el impacto estalla el hueso cuando está hidratado y la fractura se irradia. En este caso, los orificios se ven craquelados porque el hueso ya estaba deshidratado cuando se formaron, es decir, en una persona fallecida. El único que tiene disparo en la cabeza es Morelos, quien fue fusilado y recibió el tiro de gracia; la huella está en el occipital izquierdo”.

Por último, comentó que los estudios de patologías en los restos de Nicolás Bravo identificaron diabetes mellitus y treponematosis, enfermedad crónica infecciosa, conocida como sífilis, la cual destruye tejidos y causa inflamación en casi todos los órganos, incluidos los huesos. Por esa razón el antropólogo Talavera González sugiere que el insurgente pidió una muerte asistida.

En noviembre de 2012, los institutos nacionales de Antropología e Historia (INAH) y de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) publicaron Los restos de los héroes en el Monumento a la Independencia, donde se dieron a conocer los resultados de esos estudios osteológicos.

Los expertos realizaron estudios tafonómicos a los restos de los héroes; es decir, analizaron lo que ocurre a los cuerpos después de la muerte, tanto por cuestiones naturales como culturales. (Fotografías, cortesía INAH)

Las reliquias de los héroes que descansan en la Columna de la Independencia fueron estudiadas en el marco del Bicentenario del inicio de la Independencia de México. El objetivo del estudio osteológico fue realizar un inventario y contrastar los resultados con los datos históricos, dentro de un amplio estudio bioarqueológico.

Hace apenas unos días, el antropólogo físico Jorge Arturo Talavera González abordó nuevamente el tema y presentó con más detalle las historias de vida que quedaron escritas en los huesos de cada héroe, durante una conferencia dentro del ciclo “La arqueología hoy”, en El Colegio Nacional (Colnal).

La ponencia “Mito y realidad los héroes de la Independencia: ¿Qué nos dice la bioarqueología?” reveló aspectos individuales de los esqueletos y cráneos no considerados en la publicación, a partir de estudios que arrojan datos íntimos de las personas y, en algunos casos, corroboran la información histórica; otros, abrieron interrogantes inesperadas sobre la vida de esos personajes.

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