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DIOCELINA ESTUDILLO ABAD, DEL OTRO LADO DEL MIEDO PARA CRECER Y ELEGIR SER

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Trabaja de sol a sol. Sana corazones, acompaña a las personas a reconocer y canalizar sus emociones para mejorar sus vidas. Los ayuda a crecer y aprender a ser.

Ella es Diocelina Estudillo, es hija, madre, hermana, tía, amiga, profesionista y escritora silaoense: “Soy una mujer de 59 años que nació en un pequeñito territorio del grandioso estado de Oaxaca. He sido muy bendecida por la familia en la que nací, con una historia que tiene de todo. Gracias a eso he podido avanzar, crecer y aprender de muchas situaciones. Cuando digo de todo, me refiero a lo bueno y lo no tan bueno, y eso me ha hecho ser muy valiente, muy perseverante, fuerte”.

La infancia de Diocelina ha estado rodeada de tradición, historias y remedios aplicados con el corazón y la sabiduría ancestral. “Vengo de una familia muy risueña, de muchas historias y de un pueblo muy guerrero, muy valiente, y yo traigo esto en mi sangre. También soy miedosa, pero he aprendido que con todo y el miedo, y aunque tiemble a la hora de hacer alguna cosa o un proyecto nuevo, no me detengo. Voy y lo hago. Y eso ha sido algo que me ha caracterizado. No te puedo decir que siempre le he ganado al miedo. Cuando me ha ganado el miedo a mí, cuando me he detenido, lo he lamentado mucho, porque ha sido duro”.

Diocelina Estudillo Abad viene de un pueblo en donde a la gente se le ayuda, de un lugar en donde ayudar es natural, es normal, y es parte de la vida.

La de ella ha sido una vida de altibajos, de lucha, soledad, manos extendidas y mucho aprendizaje que la ha llevado hasta lo que es hoy: “Soy una mujer que tiene sus propias batallas, sus propias victorias, se puede decir que estoy en el último período de mi vida y me siento como cerrando muy agradablemente mis 59 años. El próximo año llego a los 60 y siento que lo haré con decisión. El poder divino me ha dado todo, y yo trato de asumirlo así. A veces, cuando me siento con la cobija arrastrando, carenciada y sin nada, me motivo para ir por más de lo bueno que tiene este mundo. Hoy por hoy, me siento una mujer con mucha suerte, muy exitosa y llena de bendiciones. Me siento agradecida por lo que la vida me ha dado”.

Pero, ¿en qué parte del camino, y por qué, decide dedicarse a acompañar a otras personas, a afrontar sus desafíos cuando ya no pueden más?

“Siendo honesta, vengo de un pueblo en donde a la gente se le ayuda. Cuando yo era muy pequeña veía que cuando se hacía una fiesta las mujeres salían de sus casas muy temprano para ir a la casa de la persona que iba a hacer la fiesta, y ayudar. Y justamente, se llama así: «La ayudada». Entonces, crecí sabiendo que había que hacer eso, todas las mujeres se juntan y hacen cosas fantásticas de comer para el gusto y la boca de todo el pueblo. Vengo de un lugar en donde ayudar es natural, es normal, y es parte de la vida”.

“Fui creciendo y lo primero que me cimbró fueron cosas que me obligaron a pedir ayuda, recibí tanto: terapia, consejos, encuentros con otras personas, la propia familia, las propias experiencias… que después de tanta ayuda fue casi obligatorio sanar las amarguras que fui tomando de la vida, junto con lo triste, lo salado. Y seguramente en algún momento, queriéndome ayudar, queriendo digerir las cosas y reajustar mis dolores. Me trato de ayudar ayudando. A veces lo logro y a veces no, pero por las veces que sí logro, por los pasitos miniatura que voy dando y otros más grandes, he creído que quizá con eso puedo decirle a otra persona: «esto me ha funcionado a mí, chance y a ti también pueda ayudarte»”.

Así es como, después de una ardua preparación, decidió dedicarse casi por completo al trabajo de la terapia emocional.

“El trabajo al que más tiempo le dedico y al que más pasión le tengo es al trabajo de la terapia emocional, y junto con este tipo de terapia he hecho una buena mancuerna con el trabajo con los seres de luz y los ángeles. Son dos formas de trabajar y abordar el desarrollo humano y la apertura de conciencia. He tratado de hilvanar estas dos formas de vivir en circunstancias diferentes y me han gustado enormemente. Lo que hago es ver a la persona que llega a solicitar el apoyo, brindarle acompañamiento y estar. Ponerme al servicio de sus palabras, de su emocionalidad, de su sentir, de su necesidad. También trabajo ayudando a que, con intervención, de alguna manera se aclare su mente, su corazón y pueda elegir respetando su manera de ver las cosas, su manera de vivir y de resolver. Mostrándole las múltiples posibilidades que tiene delante de sí”.

Además de ello, forma grupos con mujeres y entre todas se dan la mano y van saliendo adelante:

“Tengo un trabajo de años que he venido haciendo con mujeres, a veces son grupos de 3, a veces de 6 y las que se vayan juntando, a veces hemos sido 10. Y justamente en uno de mis grupos estamos tratando de dilucidar cómo es que llegamos hasta aquí, qué tuvimos que pasar para estar como hoy estamos y vivir como hoy vivimos. En mi caso, llegué hasta aquí a punta de golpe y porrazo y también de amor y abrazos. Creo que me ha ayudado mucho la contemplación de los sucesos, de las cosas. He llegado a esto gracias al empuje que me han dado otras mujeres y otros hombres. Gracias a que he encontrado una luz que va delante de mí y que yo digo: quiero ir hacia allá, y estoy en ese proceso, no he llegado a eso que veo a lo lejos, y no sé si algún día voy a llegar en esta vida, pero lo que sí tengo muy claro es que voy hasta allá. Y mientras avanzo volteo a la izquierda y a la derecha y siempre hay una mano que me dice: «adelante», me dan a veces agua para beber, otras veces un taco, otras un abrazo, un aplauso. A veces me dan un puntapié y ahí voy gracias a todos, a todas, y a esa luz que va delante de mí”.

Diocelina cuenta con dos libros publicados: “De Carmen a Carmen y otros amores, es un libro con el que apareció Diocelina la escritora de manera pública. Me siento muy contenta con él, lo quiero mucho porque creo que es un gran reflejo de lo que implica ser mujer en el terreno amoroso, y explica, de una manera que me parece fácil, estos avatares por los que pasamos. No es fácil vivir en el amor siendo una mujer que ha pasado por situaciones de desamor y búsqueda. Ahí está plasmada esta historia de una lucha por ser una sola cuando hay varias voces adentro diciendo hacia dónde ir en la vida. Me refiero a esas voces de las identidades asignadas socialmente, familiarmente, junto con la que uno se va formando poco a poco, ese yo que quiere tomar un poco de aquí y un poco de allá para ser una sola. En ese tenor, una de las cosas importantísimas para mí fue encontrar en ese sendero, una opción. Y de eso se trata el segundo libro, es una posibilidad que la vida me puso enfrente y yo la tomé. Estoy agradecida con lo que la vida me ha dado, a veces es néctar, como dice Osho, y a veces es veneno. Los dos me sirven, los dos me sanan, con los dos he crecido.”

“Mi segundo libro Seres de luz, una parte amorosa de tu ser es lo dulce, habla de lo espiritual que está incorporado en mi vida y me permite ver en cada acto que hago, en cada suceso o acontecimiento, que no está despegado un aspecto de otro, y me hace entender que soy una sola alma, cuerpo, espíritu… ser.  El segundo libro, da una sola opción de integrarse, de reconstruirse, de estar en un solo ser, de reconocer una forma diferente de vida”.

Es así, como los retos que Diocelina Estudillo ha debido enfrentar son ahora el motor de su vida para entender los dolores de más personas y poder ayudarlas con mayor asertividad. “En algún momento, no hace mucho, sentí que la vida me sabía tan amarga, y de veras que nunca pensé que dejara que la amargura me fuera poco a poco inundando hasta casi llegar al corazón. Afortunadamente, reaccioné a tiempo, hace poco, hace unos años. Yo creo que ha sido uno de los desafíos más importantes ponerme de frente ante esas amarguras y hacer las paces con esa parte de la vida. Y ahí viene mi segundo desafío crucial: abrazar eso, decir sí pasó, sí sucedieron las cosas, sí fue complejo”.

Diocelina Estudillo Abad, al trabajo que más tiempo le dedica y al que más pasión le tiene es al trabajo de la terapia emocional.

De esta forma, la de Diocelina Estudillo Abad, ha sido una existencia cuyos pasos han dejado huella en tantas personas que han logrado entenderse y salir adelante sin perderse de vista a sí mismos.

“Me enorgullece mucho que cuando llegan a mí en busca de ayuda, lo hagan porque se cuestionaron, sintieron una incomodidad y decidieron cambiar para resolver y sanar. El hecho de que me permitan ver su corazón, sus heridas y su fortaleza quebrantada pidiendo ayuda hace que todo haya valido la pena. Son personas que vienen aguantando mucho, y yo siento mucha gratitud por el honor de poder acompañarlos y que me permitan transitar ese camino de dolor juntos”. 

Y es que, en algún momento, todos tenemos esa imperiosa necesidad de tomar otra mano para seguir adelante mientras las fuerzas regresan y nos permiten volver a la vida, con vida.

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