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MIÉRCOLES DE CENIZA: ERES POLVO Y AL POLVO VOLVERÁS

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Pasado mañana, 5 de marzo, será Miércoles de Ceniza. Desde temprana hora, las iglesias del país abrirán sus puertas para que el sacerdote, o un laico, impongan la ceniza a cada feligrés. Lo harán dibujando la señal de la cruz en la frente de cada quien, diciendo: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”.

La práctica de imponer las cenizas a los fieles surgió como una imitación devocional de la práctica observada en el caso de los penitentes públicos, para ser reinsertados en la Comunión de la Iglesia en la fiesta de la Pascua. Ahora bien, ¿qué significado espiritual tiene el Miércoles de Ceniza? La Arquidiócesis de México responde así a esa pregunta:

“Con el Miércoles de Ceniza se inicia la Cuaresma, un período dedicado a la reflexión, el arrepentimiento y la penitencia. Además, a través del ayuno, la oración y la caridad, la gente se prepara espiritualmente para la celebración de la Resurrección de Jesucristo en la Pascua”, dice la Arquidiócesis a través de su revista quincenal llamada Desde la Fe.

Advierte que el Miércoles de Ceniza es un rito de la Iglesia como signo de preparación a la fiesta de la Pascua, que sirve para recordar a los fieles su condición de pecadores y la necesidad de arrepentimiento y conversión. “Es un día en el que la Iglesia Católica nos invita a reflexionar sobre nuestro humilde origen y la transitoriedad de la vida terrenal”.

El Miércoles de Ceniza “nos prepara para la vida celestial (Pascua Eterna) y marca el inicio de la Cuaresma, tiempo de 40 días que prepara a la Semana Santa. Comprender por qué se celebra el Miércoles de Ceniza puede ayudar para que los fieles se acerquen al Señor con arrepentimiento, reflexión y crecimiento espiritual durante este tiempo”, dice.

El Miércoles de Ceniza tiene sus raíces en el Antiguo Testamento y en la tradición de la Iglesia. Se menciona por primera vez en el año 1091, como una observancia general en el Sínodo de Benevento, aunque en el siglo X ya se asumía que se aplicaba a todas las personas devotas, no solamente a los sacerdotes o personas ligadas a la Iglesia Católica.

Sin distingos de ningún tipo, el Miércoles de Ceniza convoca a grandes y chicos, ricos y pobres, todos se hermanan en ese día que anuncia el inicio de la Cuaresma. (Fotografías, Archivo Casasola/INAH)

“La imposición de cenizas en la frente o en la cabeza de los fieles es un gesto simbólico y significativo que recuerda lo transitorio de la vida terrenal y la necesidad de un esfuerzo ascético generoso durante la Cuaresma. También enfatiza la condición de criaturas que dependen total y agradecidamente de Dios y la invitación a volver a la Casa del Padre”.

Tras lo anterior, la misma fuente sostiene que la ceniza que se impone ese día se obtiene al quemar las palmas bendecidas del Domingo de Ramos del año anterior. Durante la bendición de las cenizas se dicen cuatro oraciones antiguas, se rocían con agua bendita y se pueden aromatizar aplicando un poco de incienso, lo cual resulta casto y reconfortante.

La liturgia del Miércoles de Ceniza también impulsa a los creyentes a emprender un camino de renovación personal, centrado en la fe en Cristo crucificado, en la fidelidad al Evangelio y en la vida eterna. Así celebra la Iglesia el inicio de la Cuaresma, un tiempo penitencial que ayuda a ubicarse espiritualmente para celebrar la Resurrección de Jesús.

En los primeros siglos del cristianismo, cuando un miembro de la comunidad pecaba gravemente, era recibido en la asamblea penitencial el Miércoles de Ceniza y ahí recibía un traje especial, hecho de sayal áspero, que vestiría durante toda la Cuaresma. Ese sacramento de reconciliación dio origen a la ceremonia de la imposición de la ceniza.

La ceniza es el signo más famoso de la Cuaresma y reconoce a los pecadores. Recibir la ceniza es manifestar públicamente un arrepentimiento por haber ofendido a Dios, por lo que el compromiso del mortal es hacer penitencia y cambiar. La Iglesia pide ayunar cada Miércoles de Ceniza y abstenerse de comer carne, incluyendo la de pollo. Sólo pescado.

Una pregunta recurrente desde hace siglos, es qué se debe responder cuando le ponen a uno la ceniza. Cuando el sacerdote impone ceniza en la frente de las personas, es común que diga “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás” o “Arrepiéntete y cree en el Evangelio”. Los fieles no deben responder nada, pero es recomendable orar en silencio.

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