Inicio Las otras resistencias MAJOVI CAFÉ: UN PORTAL A LA MAGIA EN EL CORAZÓN DE GUANAJUATO

MAJOVI CAFÉ: UN PORTAL A LA MAGIA EN EL CORAZÓN DE GUANAJUATO

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En el número 20 de la Calle Alonso, en pleno Centro Histórico de la ciudad de Guanajuato, hay una puerta abierta que parece ser la entrada a otro mundo donde los calderos mágicos, el ambiente, y cada detalle en él son especiales.

Al subir las escaleras, el bullicio de la ciudad desaparece y da paso a un sitio mágico donde la música suave que llena el ambiente, el aroma del café y el misticismo de los objetos antiguos se mezclan de tal forma que todo parece irreal. Un tarot de 400 años de edad da la bienvenida a los recién llegados. Tijeras antiguas para cortar los lazos y cuchillos rituales destacan por su energía ancestral. 

Un espejo de mercurio al que la gente le habla, escribe y sopla en él, está muy cerca del rincón con cortinas de estrellas en el que las cartas del tarot son echadas. Manos saliendo de los muros, la fachada de una casa con las luces prendidas, y sobre ella la luz de la luna llena completando la escena. Capas y escobas de brujas para la foto del recuerdo, el aroma inigualable del café, fotografías de sitios mágicos, mesas con velas sobre libros de magia. No, no es la escenografía de una película, es Majovi Café, un lugar con aromas, sabores y detalles inspirados en el mundo de las brujas.

Victoria Maldonado Castellanos es integrante de una familia en la que desde muchas generaciones atrás ha habido brujas natas, cultivando el arte de sanar con hierbas, rituales y decretos. 

El lugar abrió sus puertas oficialmente el 9 de febrero, y a pesar de su corta vida, ya cuenta con un público selecto y frecuente que acude en busca de sabor y de los poderes de Victoria Maldonado, quien se describe como una bruja de agua y susurros. El agua fluye, sana, nunca se detiene, mientras que los susurros establecen intenciones y alinean los pensamientos y la energía con los objetivos.

Originaria de Chihuahua capital, es integrante de una familia que desde muchas generaciones atrás han sido brujas natas, cultivando el arte de sanar con hierbas, rituales y decretos. Ella creció entre sombras y puertas que debían abrirse y cerrarse con la energía de sus decretos.  

Por lo que, en Majovi Café, además de que toda la temática gira en torno a la magia, se hace, literalmente, brujería, todo en positivo.  

“Cuando mi mamá falleció, heredé todos los objetos originales de mi familia. Yo crecí muy al final de la vida de mi papá. Se le ocurrió tenerme a los 70 años, mi papá era de 1912, todo lo que había en mi casa era antiguo y mi mamá lo aprovechaba todo. Mi papá era inspector escolar, pero también podía ver cosas, en sus conversaciones mi mamá le decía que ellos eran iguales, pero él decía que no, que, aunque su mamá sí creía en esas cosas, él no. Sin embargo, veía.”

De permanecer en el silencio y el anonimato, de pronto, surge la propuesta de su hijo para unirse y abrir este negocio. “Él me dio carta blanca para hacer con libertad lo que tuviera que hacer. Ahora sé que soy una bruja de amarres, de nudos y de susurros, así que decidí aprovechar el lugar para abrir los caminos de las personas que nos visitan con decretos de susurros.”

El café es más que un negocio para ella. En cada rincón hay un símbolo de su historia: como un espejo de mercurio que ha sido testigo de incontables decretos, cortinas de estrellas que resguardan el rincón del tarot, y una mesa donde se recibe a aquellos que buscan respuestas. “El espejo es un portal. Para usarlo, primero hay que pedir permiso, escribir un deseo con el dedo mojado en saliva y sellarlo con un soplo. Muchos regresan a agradecerle cuando se cumple”, explica.

Desde su apertura el 9 de febrero, Majovi Café ha atraído a un público curioso y frecuente. Lejos de los prejuicios que rodean la palabra “bruja”, Victoria reivindica su significado original. Las brujas, las reales, no las que nos han enseñado los cuentos de hadas en forma de mujeres malvadas, envidiosas y tiranas, son en realidad mujeres, empresarias, empleadas, madres, amigas, amas de casa, cocineras, trabajadoras, maestras… están entre nosotros. Viajan en el urbano, desayunan con sus amigas los sábados por la mañana, se arreglan el pelo, manejan, escriben, preparan infusiones para un ser querido. 

“En la familia todos tenemos una profesión, mis hijos son ingenieros, yo soy ingeniero, mi mamá era maestra y mis abuelos también eran maestros.  Mi hijo fue el que me convenció para que, si en este lugar íbamos a ayudar, ayudáramos bien”.

“Creo tanto en las energías y en todo lo que pasa, que a mí me diagnosticaron lupus sistémico eritematoso. Ahora que mis hijos tienen 30 años, me toca salir adelante a mí. Entonces tuve problemas porque sufrí desgaste de huesos, bajé mucho de peso, dejé de comer y cuando me decido a ayudar a la gente a través de esta cafetería desde que la tengo, he vuelto a comer, soy una persona activa, me levanto a las 4:30 de la mañana, a las 5 estoy trabajando. Trabajo para una empresa, salgo a las dos de la tarde, manejo de Celaya a Guanajuato y regreso a mi casa, a veces me van dando las 12 de la noche cuando voy llegando, pero mis dolores han disminuido. La cafetería no sólo ha sido un medio para ayudar a la gente, sino que a través de ella me ayudo yo también. Para mí la cafetería no es sólo una cafetería, se ha vuelto mi medicina orgánica.”

Sin costo alguno, Victoria lee el tarot, guía a los visitantes en el uso del espejo de mercurio y les comparte herramientas para el bienestar sin la condición de un consumo mínimo para poder acceder a ellos. Solo la visita al café, disfrutar cualquier postre o bebida de la carta y estar abiertos para escuchar lo que el destino tenga que decir.

“Los martes, jueves, un sábado o domingo, estoy aquí para leer el tarot a mis clientes. El café que vendemos es cien por ciento orgánico, no tengo intermediarios, o sea que nos ayudamos, viene de la Sierra donde una conocida tiene sus cafetales. Ella con los indígenas siembran, cosechan y tuestan el café en comal de barro.”

“El café ayuda para muchísimas cosas. Antes decían que estaba hasta prohibido. También hacemos chocolate de cacao. Muchas cosas que tenemos son orgánicas. Mientras vienen y disfrutan sus bebidas, yo les leo el tarot.  En él, los mensajes son sugerencias y cada uno decide escucharlos o no. Las personas a las que ya se los he leído y regresan es porque encontraron respuestas concretas, vuelven a activar el tarot y hacen preguntas específicas.”

Victoria Maldonado Castellanos abrió Majovi Café para ofrecer un espacio de calma a la gente de Guanajuato capital, donde además deguste un buen café y escuche susurros. 

Sin embargo, más allá del misterio, el propósito de Majovi Café es claro: ofrecer un espacio de calma, especialmente para quienes lidian con ansiedad y depresión. “Las enfermedades más terribles no siempre son físicas. Aquí enseño a cerrar ciclos, a liberar cargas y a encontrar caminos abiertos”, asegura.

Se pudiera pensar que, en una ciudad como Guanajuato, religiosa, muy dada a sus tradiciones, costumbres y creencias, podría ser difícil posicionar un lugar así, como Majovi Café, y, sin embargo…

“La respuesta de la gente ha sido maravillosa. Tenemos aquí en Guanajuato prácticamente unos meses, pero los clientes regresan, a veces hasta dos veces por semana. Y cuando un cliente regresa, no por el típico café sino por la paz que encuentra, es muy buena señal.”

Para finalizar, Victoria puntualiza: “La palabra bruja significa sabia. Las mujeres somos sabias. Nadie, como las mujeres. Hay hombres muy sabios, pero las mujeres somos más, curamos hasta con la saliva. ¡Despertemos a la bruja que llevamos dentro!”

Es así como Majovi Café se ha convertido en un refugio donde la magia y la realidad se entrelazan, recordándonos que, a veces, basta con escuchar un susurro para encontrar el camino.

Hecho está

Hecho está

Hecho está…

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