Gráficas como la silueta de Gustavo Díaz Ordaz o un tanque con los aros olímpicos en vez de orugas son emblemáticas como figuras que fueron parte de la lucha en el Movimiento Estudiantil de 1968; pero hay una más directa, que fue bandera de denuncia contra los primeros asesinatos de estudiantes y que pasó a la historia como símbolo contra la represión: la paloma de la paz, figura de los Juegos Olímpicos que se realizaron ese año en la ciudad de México, atravesada por una bayoneta. El autor fue un leonés: José de Jesús Martínez Álvarez, grabador, dibujante, pintor y maestro, figura clave de la gráfica mexicana contemporánea.
Nació en Los Sauces, municipio de León, en 1942. Formado en la Academia de San Carlos e integrante del movimiento estudiantil de 1968, tuvo una fructífera vida de creación y, en principio, se le recuerda por esa paloma de la paz atravesada por la bayoneta. Fue fundador del grupo “Nuevos Grabadores” y docente en la Escuela Nacional de Artes Plásticas; dedicó su vida a renovar y preservar el arte gráfico en México. Murió este 12 de junio de 2025.
El papel de Jesús Martínez y de otros entonces jóvenes artistas —Arnulfo Aquino, Eduardo Garduño y Jorge Perezvega— quedó plasmado en el libro La Academia de San Carlos en el movimiento estudiantil de 1968, realizado por Daniel Librado Luna Cárdenas y Paulina Martínez Figueroa. Esta obra desentierra acontecimientos desdeñados u olvidados. Muestra cuatro testimonios de vida para hacer el recuento de los hechos históricos desde una perspectiva concreta: la comunidad universitaria de la Academia de San Carlos.
Los autores indican que “dentro de la escuela, el taller de Prensa y Propaganda del 68 reconfiguró la historia de la gráfica mexicana y enfrentó, en el mismo proceso, la valoración de las vanguardias artísticas que convivieron en el escenario de la plástica nacional”.
Pero el personaje que nos entraña es Jesús Martínez, guanajuatense miembro del Centro Nacional de las Artes (CENART)
Jesús Martínez nació en el seno de una familia de maestros rurales, en Los Sauces, ranchería entre Silao y León, pero administrativamente perteneciente a este último.
La figura del maestro rural fue central en su desarrollo profesional, pero también hay que recordar que en esa localidad ha habido movimientos sociales diversos, entre ellos el trabajo de Comunidades Eclesiales de Base, la izquierda del catolicismo.
Su vida tiene un paralelismo con otro artista guanajuatense: Jesús Martínez Carrión, quien fue uno de los más agudos caricaturistas contra Porfirio Díaz. Ambos se formaron en la Academia de San Carlos, tuvieron formación de izquierda y fueron críticos. El primer Jesús Martínez tuvo un final trágico al morir enfermo y en condiciones inhumanas en la cárcel de Belén en 1906.
Jesús Martínez Álvarez estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM. Estuvo en el taller de huecograbado, donde logró asimilar y transmitir el profundo legado teórico y técnico de la tradición gráfica en México. Fue pupilo de Francisco Moreno Capdevila y luego ocupó su lugar como docente de la Escuela Nacional de Artes Plásticas a partir de 1971.
En 1967, junto con otros artistas, Jesús Martínez formó un grupo que nombraron “Nuevos Grabadores”, con la finalidad de dar a este medio de producción artística una nueva cualidad estética. Su conciencia social los llevó a participar en el movimiento de 1968 con una producción gráfica emergente. Ahí surgió la emblemática versión de la paloma de la paz, símbolo de los juegos olímpicos, atravesada por la bayoneta. También creó la imagen de las palomas en vuelo hacia adelante con la “V” de la victoria, obra que fue elegida para permanecer en la estela conmemorativa de la masacre estudiantil, que se encuentra en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco.
Fue un excelente dibujante, fotógrafo y pintor y destacó por su producción gráfica, por la calidad de su técnica y por sus nuevas formas de reencontrarse con la identidad mexicana. Ingresó a la Academia de Artes el 8 de septiembre de 1994.
Su labor como docente le permitió publicar en 2006 la Historia del Grabado en México. La LIX Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato le otorgó en 2005 el Premio Estatal de Artes Diego Rivera, por su trayectoria artística y apoyo al desarrollo de la cultura en Guanajuato.
Fue miembro de la Academia de Artes y del Sistema Nacional de Creadores del CONACULTA. Expuso su obra en el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México y en el Palacio de Bellas Artes.
Su estilo recoge la mejor tradición técnica del grabado europeo e incorpora temas y motivos de la plástica nacional, cualidades que lo distinguen como uno de los más importantes artistas mexicanos contemporáneos.
Como artista, dominó el dibujo, la fotografía, la pintura y principalmente el grabado, donde destacó por la calidad de su técnica y por sus propuestas innovadoras, siempre reencontrándose con su identidad mexicana. Autor de varios libros, en su Historia del Grabado en México plasmó el desarrollo de la gráfica nacional. De los sellos prehispánicos hasta la etapa contemporánea, documento que señala su compromiso con la cultura y su valor como maestro.
Fue un leonés creativo, con perspectiva crítica, contrastante con el conservadurismo político-ideológico de su tierra natal.
Su deceso conmocionó a la comunidad de las artes plásticas de Guanajuato y el país.
