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LA DIOSA DE LA SENSUALIDAD Y LA REINA DEL DESPECHO MURIERON EN EL MES DEL AMOR Y LA AMISTAD

Tongolele y Paquita la del Barrio partieron después del 14 de febrero: se sospecha de Cupido.

Una conquistó con sus sensuales caderas en intenso movimiento que empezó en el cabaret y pasó a las más urbanas películas de la Época de Oro del Cine Mexicano; la otra lo hizo con el canto al despecho, con una voz profunda al grito de “¿Me estás oyendo, inútil?”. Yolanda Montes, la Tongolele, y Francisca Viveros Barradas, Paquita la del Barrio.

A ambas la naturaleza, a través del tiempo, les cobró: Tongolele partió a 93 años víctima del Alzheimer y Paquita a los 73 como consecuencia de un infarto fulminante. Ambas se despidieron de diferente manera:

Tongolele todavía alcanzó a regalar el meneo de caderas en televisión y cine del siglo XXI; Paquita tomó para sí “Tres corazones”, de José Alfredo Jiménez.

Una mexicana que nació donde la dio la gana

Yolanda Yvonne Montes Farrington nació en Spokane, Washington, el 3 de enero de 1932. Conocida como Tongolele, fue una bailarina exótica, actriz y vedette con sangre mexicana y ascendencia española. Tahitiana y árabe.

Su padre fue el mexicano Elmer Sven Montes, y su madre la estadounidense Edna Pearl Farrington.  Desde niña gustó de la danza y desde adolescente trabajó como bailarina exótica en el Ballet Internacional de San Francisco, California y en teatros, como parte de una revista tahitiana.

Tongolele fotografiada en 1955.

Tenía 15 años de edad cuando, en 1947, emigró a México y se asentó en Ciudad de México, lugar donde prosiguió con su carrera como bailarina luego de ser contratada por el empresario Américo Mancini, quien le ayudó a debutar con el nombre artístico de “Tongolele” en el cabaret Tívoli.

Su físico exuberante y su peculiar mechón, aunado a un estilo que combinaba los movimientos antillanos con los tahitianos la llevaron a ser una destacada bailarina exótica en el ambiente cabaretero de la postguerra mexicana.

Fue considerada un símbolo sexual de su tiempo y el apodo de “La Diosa Pantera”, por sus ojos azules, la convirtieron en personaje que pasó de los cabarets a la pantalla grande y pronto apareció en cintas como La mujer del otro, Nocturno de amor y Han matado a Tongolele, estrenadas en 1948 y pertenecientes a la Época de Oro del cine mexicano.

Siguió con El rey del barrio (1949), Mátenme porque me muero (1951), Sí… mi vida (1951) y Música de siempre (1956). En 1956, casó con el músico cubano Joaquín González, con quien procreó dos hijos, los gemelos Ricardo y Rubén González Montes.

Regresó al cine con Las mujeres panteras (1967), junto con Ariadna Welter y Elizabeth Campbell. En 1971, se estrenó su coproducción mexicanoestadounidense, Snake People. Tongolele interpretó a Kalea, una bailarina con serpientes, para convertirse en un referente de bailarina exótica en toda Norteamérica.

En 1984 debutó en las telenovelas con una actuación especial en el melodrama La pasión de Isabela. Enfrentó problemas cardiacos y en 1996 falleció su esposo. Entre 2001 y 2002 intervino en la telenovela Salomé. De 2011 a 2013 participó en la obra musical Perfume de Gardenia.  En 2012, volvió al cine con una breve aparición en la cinta El fantástico mundo de Juan Orol, representándose a sí misma.

Ya para entonces tenía dos años con síntomas de alzheimer. En 2015 su mal la obligó al retiro total de la vida pública y en 2021 ya no reconocía a nadie, a excepción de sus hijos y sus cuidadores. Como una terapia para ralentizar los efectos de la enfermedad, comenzó a practicar sus antiguas rutinas de danza tahitiana en su propio estudio de danza, ubicado dentro de una mansión de su propiedad, en Puebla, donde falleció este 16 de febrero de 2025.

Paquita la del Barrio me invitó a pecar y luego tres veces me engañó

Francisca Viveros Barradas nació en Alto Lucero, Veracruz, el 2 de abril de 1947, el año en que Tongolele llegaba a México. Conocida artísticamente como Paquita la del Barrio, se especializó en el género de ranchera y otros estilos tradicionales de la música regional mexicana.

Desde niña mostró su talento para cantar y lo hacía en festivales escolares. Su familia fue muy pobre y debió trabajar, lo que hizo que terminara su escuela primaria hasta los 16 años de edad.

A los 15 años,comenzó a trabajar en el Registro Civil de su pueblo, donde conoció a su primer esposo, Miguel Gerardo Martínez, tesorero de la Presidencia Municipal, 18 años mayor que ella. Se casaron y tuvieron dos hijos, pero ella descubriría que él estaba casado y tenía otra familia. ​

Paquita la del Barrio, en sus inicios y con su salud ya deteriorada.

Francisca dejó a sus hijos con su madre y dejó atrás al marido para emigrar a ciudad de México, a donde llegó en con su hermana Viola, con quien formó el dueto “Las Golondrinas”​ y adoptaría su nombre artístico de Paquita la del Barrio. Conoció al que fuera su segundo esposo: Alfonso Martínez, con quien estuvo casada hasta su muerte en 2001 y con quien tuvo otros dos hijos: un par de gemelos que nacieron el 26 de diciembre de 1977 y murieron a los tres días, el 29 de diciembre. En 1979, adoptaron a Martha Elena, sobrina suya.

La decepción de su primer falso matrimonio le forjó un carácter de rechazo al engaño, que la llevó a destacar con canciones precisamente contra esa conducta, plagadas de feroces letras pletóricas de adjetivos con canciones como “Rata de dos patas”, “Tres veces te engañé”, “Piérdeme el respeto”, “Enséñame a pecar”, “Libro abierto”, “Amor perdido”, “Cheque en blanco” y “Como un perro”, entre muchas otras, acompañadas de su emblemático grito de “¿Me estás oyendo, inútil?”.

Como lo hiciera con José Alfredo Jiménez, Pedro Infante o Juan Gabriel, el escritor, periodista y ensayista Carlos Monsiváis reivindicó el valor de Paquita la del Barrio y Tongolele como representantes de la cultura popular mexicana. Las fotos con ellas lucen en el Museo del Estanquillo, en la ciudad de México.

En 2021, contendió por una diputación local en el estado de Veracruz, representando al partido Movimiento Ciudadano, pero no ganó y, además, su salud se estaba deteriorando. En 2023 marcó su despedida y el 1 de abril de 2023, ofreció su último concierto, en el Palenque de Texcoco.

Como lo estaba haciendo en presentaciones en otros espacios, se despidió con “Tres corazones”, la misma canción con la que José Alfredo Jiménez lo hiciera en 1973:

“¿Cómo puedo pagar, que me quieran a mí y a todas mis canciones?; ya me puse a pensar y no alcanzo a cubrir tan lindas intenciones. He ganado dinero para comprar un mundo más bonito que el nuestro, pero todo lo aviento, porque quiero morirme como muere mi pueblo”.

El 17 de febrero de 2025, falleció en su casa ubicada en Xalapa, Veracruz, a los 77 años de edad, a causa de un infarto agudo al miocardio mientras dormía”:

No tuvo los tres corazones “para poderles pagar que me quieran a mi por todas mis canciones”.

Monsi, como se le conocía, en sendas imágenes con Tongolele (y otras damas) y con Paquita la del Barrio.

Epílogo

El Cupido del siglo XXI no lanza flechas en ese cabaret donde encontré bailando a Tongolele. Ahora lo hace con cuerpos de gimnasio y bisturí envueltos en insulsos bailes que buscan jalar miradas y transferencias para sus only fans. Tampoco estaba muy contento con un canto envuelto en lentejuelas que salía del arrabal envuelto en adjetivos calificativos.

Nos quitó la dicha del estímulo al ritmo de danza tahitiana mezclada con antillana y de disfrutar una voz templada a la que le perdonamos el endilgado título de “inútil”.

Adiós, inspiración manuelística de varias generaciones. Se despide el que se dormía, satisfecho y agotado, después de pensar en ti. Adiós, señora del desahogo femenino, canto de reproche que ni el machismo pudo marchitar. Se despide este inútil que sí te oía.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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