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DEJA BENEDICTO XVI, RECUERDOS IMBORRABLES EN SU VISITA A GUANAJUATO

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Marca indeleble en la memoria la del papa Benedicto XVI en su visita a Guanajuato capital

Sin duda, uno de los grandes acontecimientos de este siglo para Guanajuato y para sus habitantes, fue la visita del papa Benedicto XVI, quien falleció el último día de 2022, a la edad de 95 años. 

Hace 10 años, el papa alemán Joseph Ratzinger, estuvo en León, Silao y Guanajuato capital, donde dejó recuerdos inolvidables en la población en general, ya que católicos o no, nos vimos arrastrados en el torrente de expectativas en todos los ámbitos que provocó la visita y que tuvo como punto culminante el mensaje que ofreció desde uno de los balcones de la Casa del Conde Rul, en plena Plaza de la Paz. 

Desde semanas antes, el tema principal entre las autoridades estatales y municipales era la visita papal y la logística que se diseñó para todos los rubros, pero especialmente en el asunto de la seguridad establecido por la Guardia Suiza y el Estado Mayor Presidencial, que como se sabe, siempre es hermético y generó una gran incertidumbre. 

De manera paralela, cabe señalar que se realizaron varios trabajos previos a la llegada del Santo Pontífice a tierras cuevanenses. De esos elementos vale la pena destacar algunos como la escultura del papa Juan Pablo II que se instaló en el atrio de la basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato; la rosa de oro, que se le colocaría en las manos de la Virgen, y las llaves de la ciudad que recibió a su llegada en la glorieta Santa Fe. 

Apenas una semana antes de que llegara Benedicto, se develó la escultura del papa Juan Pablo, quien destacó por la querencia que los fieles mexicanos y guanajuatenses le profirieron siempre. 

Escultura del papa Juan Pablo II en la Basílica Colegiata de Nuestra Señora de Guanajuato

El empresario capitalino e impulsor del proyecto, César Alejandro Ruiz Santoscoy Zamora, dijo en aquel momento, que la escultura era obra de Antonio Haghenbeck y se logró gracias a la población de Guanajuato capital, que fue la que donó sus llaves y materiales de cobre, para realizarla.

La pieza mide 2 metros de alto en total, porque él medía 1.76, metros, “pero con los atuendos propios del Papa, la escultura midió 2 metros”, apuntó en aquella entrevista.

El empresario consideró que fue “una afortunada coincidencia” el hecho de que a una semana de que llegara Su Santidad Benedicto XVI en marzo de ese 2012, a la casa del Conde Rul, se haya logrado inaugurar.

La Rosa de Oro de la Virgen de Guanajuato

En aquellos días previos a la visita, otro que no paraba de trabajar con entusiasmo era el artesano capitalino, Lorenzo García Garnica, quien ya había hecho una cruz de latón, para adornar el espacio en el Parque Bicentenario donde se oficiaría la misa multitudinaria oficiada por el Papa. 

El artesano Lorenzo García Garnica y la Rosa de la Virgen de Guanajuato

Además arregló 7 candeleros grandes para el arzobispado de León y elaboró la rosa de oro que, después de la bendición papal, luciría la Virgen de la Basílica Colegiata.

García Garnica, quien muchos años antes fue jefe del departamento de orfebrería de la Minera Santa Fe, contó en aquellos días que el material estuvo recibiéndose en la Basílica, por parte entonces abad Juan Rodríguez Alba, que cada domingo exhortaba a los fieles a donar joyas de oro en desuso o en mal estado.

Lo que se logró recaudar alcanzó para hacer una rosa de oro de 14 quilates y un baño de 24.

La pieza terminada midió 20 centímetros de largo por 8 de diámetro; tiene 9 hojas y varias espinas en el tallo que está rematado con una placa de plata bañada en oro de 24 quilates, con un grabado del emblema de la Santa Sede, y pesó alrededor de 150 gramos.

El taller de orfebrería de don Lorenzo era famoso en el barrio de Marfil, en la capital del estado, ya que realizó trabajos de orfebrería sobre todo de temas religiosos, como una corona, copas de consagración, hasta piezas de mayor tamaño y complejidad como “La custodia”, que está en el templo Expiatorio de León.

La Llave con la virgen y el águila juarista 

La llave que recibió Su Santidad Benedicto XVI, una vez que llegó a la capital, fue diseñada por el ceramista Javier de Jesús Hernández “Capelo” y se fundió en el taller del arquitecto Alejandro Velasco, maestro fundidor que trabajó con Leonora Carrington y quien además hizo La Gigantita de José Luis Cuevas, que luce entre el Teatro Juárez y el Templo de San Diego. 

La llave se hizo de bronce bañada en plata, al igual que el cofre que la contenía, misma que lucía dos imágenes: la Virgen de Guadalupe y el escudo de la Muy Noble y Real Ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato. 

Según el diseño, la llave tendría en la cabeza la imagen de la Virgen de Guadalupe, con la leyenda de México; en el cuerpo de la misma, en la parte contraria, tendría un escudo de una águila sobre un nopal, como la utilizada en el periodo de Benito Juárez, y el nombre de Guanajuato, grabados, mientras que la punta sería colocado el símbolo de una cruz. 

Llave de la Ciudad y bocetos de su composición

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