Inicio Equis Gente “LOS MUERTOS NO HABLAN”: LA PRENSA GUANAJUATENSE ANTE LA DECENA TRÁGICA 

“LOS MUERTOS NO HABLAN”: LA PRENSA GUANAJUATENSE ANTE LA DECENA TRÁGICA 

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A 110 años de la artera muerte de Madero 

La “Decena Trágica”, como se denomina a la revuelta registrada del 9 al 18 de febrero de 1913, encabezada por Victoriano Huerta para derrocar a Francisco I. Madero, fue la primera noticia ilustrada con fotografías en los periódicos de la entidad. Con este suceso inició una etapa de periodismo guanajuatense que se entregó al gobierno huertista. Quienes no quisieron asumir una postura abierta a favor del usurpador, tuvieron en el periodismo informativo su fortaleza ante los lectores. 

La prensa de la capital del país daba cuenta de los hechos. Los periódicos afines a Madero eran destruidos por Huerta y obligaba a otros a ser complacientes con el usurpador. El hecho de que Félix Díaz y Bernardo Reyes, dos ex porfiristas, encabezaran la revuelta y luego el llamado “Chacal” asumiera el mando, permitió que en la prensa fuera construida la imagen de un Victoriano Huerta que rescató a la Revolución. 

“El Imparcial” da cuenta de la muerte de Madero y Pino Suárez.

En ese contexto, el discurso periodístico que predominaba en la prensa guanajuatense para 1913 estaba sustentado entre los añorantes del régimen porfirista y los decepcionados por el maderismo. Con ese marco fue mostrado el golpe de estado de Huerta en la prensa de la entidad. Los periódicos se ciñeron a las disposiciones del nuevo gobierno, aunque también en la prensa que inicialmente había respaldado al antirreeleccionismo quedaba la amargura por la muerte de Madero. Pareciera que el ideal era la suerte que tuvo Díaz: ser derrocado y enviado al exilio. 

En marzo de 1913, la prensa guanajuatense publicó artículos y noticias donde daba por hecha la pacificación del país y llegaba una anhelada estabilidad. Aunque había nostalgias y evocaciones por el porfirismo, se daba por descontado su regreso. El discurso era claro: Huerta continuaría, de manera firme y estable, la revolución que no pudo hacer realidad Madero. 

La más directa referencia de la “Decena Trágica” por parte de la prensa guanajuatense la constituye la edición de El Obrero, de León, del sábado 1 de marzo de 1913. El periódico tenía para ese entonces una edición diaria, publicó en su portada una nota con una “cabeza” que afirmaba “Los muertos no hablan”, en alusión a un hecho que indignó a su director, Jesús Rodríguez: el asesinato del presidente Francisco I. Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez. El artículo cuestionaba la versión oficial de que el presidente y el vicepresidente fueron ultimados por un grupo de agresores que los atacaron al ser trasladados. Demandaba el esclarecimiento del crimen y, ante la falta de un testimonio directo debido a que “los muertos no hablan”, exigía la designación de un juez “ilustrado y recto” para resolver el caso y castigar a los responsables. 

Escenario donde tuvo lugar la “Decena Trágica” y su funesto saldo.

El Obrero, que apoyó al Madero reeleccionista y criticó al Madero presidente, celebró el relevo huertista (aunque le atribuyó a Félix Díaz el derrocamiento de Madero) aun cuando fuese a través de un golpe de Estado, pero no aprobó la ejecución de los derrotados. 

Los ecos de la Decena Trágica estuvieron presentes en la prensa local.  El Obrero publicó un libro especial, ilustrado con fotografías, sobre el acontecimiento. En otros periódicos, a la información bélica y política se agregaban relatos donde algún guanajuatense estaba involucrado como la nota titulada “Cuento de la Guerra”, que era un obituario de Tomás Ortega, obrero que migró a la ciudad de México y murió en el fuego cruzado de la Ciudadela. 

En Guanajuato el gobierno se plegaba al nuevo régimen. Víctor José Lizardi, el gobernador de Guanajuato electo ya en la era maderista, como la mayoría de los gobernadores del país, reconoció al gobierno de Huerta. “Cabezas” como “EL GENERAL (Porfirio) DÍAZ NO VOLVERÁ AL EJÉRCITO” y “Los daños de la Revolución serán pagados en un mes”, suponían la tranquilidad, pero la esperada paz no llegó al país y tampoco a Guanajuato. Las noticias sobre rebeliones en Sonora, Michoacán y otros estados estaban en las portadas de la prensa de la entidad. 

Los zapatistas mantuvieron su bandera agrarista y enfrentaban en el sur a un gobierno huertista que controlaba la prensa del país. Pascual Orozco, quien se había sublevado contra Madero y se sumó a las fuerzas de Huerta, se convertía en el nuevo héroe militar para El Obrero y otros impresos guanajuatenses al combatir a los rebeldes. Para el 23 de marzo de 1913, el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, lanzó el Plan de Guadalupe, con el que desconocía a Huerta e iniciaba una batida desde el norte contra el usurpador. Los zapatistas mantuvieron su bandera agrarista y enfrentaban en el sur a un gobierno huertista que controlaba la prensa del país. Aunado a lo anterior, para mayo de 1913 la prensa local informaba que también Francisco Villa se había levantado contra Victoriano Huerta. La anhelada paz otra vez se negaba a llegar. 

Combatientes en aquel aciago periodo de la historia.

En Guanajuato la rebelión también tuvo sus ecos. El Obrero informaba que, en Valle de Santiago, el zapatista Tomás Pantoja, quien había sido amnistiado por Madero, se levantó nuevamente en armas. También informaba, en la nota titulada “Los Soldados Leoneses”, sobre las actividades bélicas del 42º. Batallón del Ejército Federal en San Luis Potosí, integrado por hombres reclutados en León. Esta tropa, de acuerdo con El Obrero, siguió su racha triunfante en combates en el norte del país a lo largo del año. 

Vendría luego la caída de Lizardi y su sustitución por parte de Rómulo Cuéllar; el territorio guanajuatense se convirtió en zona de combate tanto de rebeldes anti Huerta como de gavilleros que aprovechaban, para hacer de las suyas ante la debilidad política y militar del gobierno. La respuesta para combatirlos fueron temas de las noticias posteriores que dejaron atrás la novedad de la traición de Huerta y la muerte trágica de Madero. 

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