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VERÓNICA DEL CARMEN: LA NIÑA QUE SE HIZO SAXOFONISTA

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Cantaba Chava Flores: “Los domingos y los jueves,/ en el parque principal,/ ameniza las reuniones/la banda municipal;/como a eso de las siete/ ya se miran desfilar/ las muchachas y muchachos/que las vueltas van a dar”.

Verónica del Carmen Atilano no iba en busca de cónyuge: era una niña que de la mano de su padre acudía a escuchar la Banda Municipal de León, su tierra natal.

Desde hace 16 años es saxofonista invitada de la Banda de Música del Estado de Guanajuato, la cual ha sido declarada Patrimonio Cultural Intangible por el gobierno de la entidad. Así narra sus recuerdos:

“Mi padre me llevaba los días de audición, que eran los jueves y los domingos, de la Banda Municipal de León. Fue mi gusto por este tipo de música: desde niña escuchar a la banda de mi municipio y de ahí me fue gustando la música como para ser ejecutante”.

Aclara:

“Mi gusto inició con la familia, que le gusta la música: no hay músicos en la familia, pero de siempre estar escuchando música, constantemente, nació el gusto”.

Fue una vocación desde temprana edad:

“Empecé mis estudios en la Escuela de Música de León y mi maestro, Pedro Jiménez Rosas, era director en ese momento de la Banda Municipal. Empecé a tocar en la Banda que tenía la escuela y luego me invitaron a tocar en ocasiones y en presentaciones importantes en la del municipio”.

Terminó por ser saxofonista en la banda de su ciudad y de ahí dio el salto a la Escuela de Música de la Universidad de Guanajuato. Su llegada a la capital la llevó a ser parte de la Banda estatal y de agrupaciones especializadas en el saxofón.

Verónica del Carmen Atilano, saxofonista de profesión (Fotografía: Federico Velio).

Instrumento favorito

Verónica del Carmen porta en sus manos un saxofón que cerca de la boquilla tiene un cuello que hace curvatura. Es un saxofón barítono: es el más grave de los estándares que se tienen regularmente, aclara.

Luego explica que empezó su actividad en la Banda de Música del Estado como ejecutante con el saxofón alto segundo.

Describe que están el saxofón soprano, el más agudo; después al saxofón alto, el saxofón tenor y luego el saxofón barítono.

Hay saxofón bajo y contrabajo, prosigue, pero los que comenté son los que regularmente se ocupan en el cuarteto de saxofones

Si bien Verónica no es integrante de planta de la Banda de Música del Estado, su formación, experiencia y talento le permiten participar en otras agrupaciones: es parte del Ensamble de Saxofones, desde que era estudiante, en la Universidad de Guanajuato y parte del Cuarteto de Saxofones Mo-o-ti (Lugar de Metales, nombre que los chichimecas daban a Guanajuato).

Verónica del Carmen Atilano y el contento que le brinda interpretar en el saxofón (Fotografías: Federico Velio).

La satisfacción

La entrevistada muestra su orgullo y satisfacción por ser parte de la Banda que recibió el reconocimiento. Posa para fotos, recibe saludos.

Han ejecutado una marcha estadounidense y una pieza clásica, pero a la Banda de Música del Estado de Guanajuato se le ama de manera especial por sus piezas populares, tan bien ejecutadas como las sinfónicas.

Son esas piezas que recuerdan a las Bandas en las plazas:

¡Vámonos al parque, Céfira,

para ver si encuentras cónyuge!

¡Vámonos al parque, Céfira,

yo te llevo, tú respóndele!

Las muchachas por allá,

los muchachos por acá,

y sentados en las bancas

los papás y las mamás;

las muchachas por allá,

los muchachos por acá,

una vuelta, una mirada…

¡ya se está cociendo el pan!

Verónica encontró en esas tardes al amor de su vida: el saxofón de voz más ronca y varonil: el barítono.

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