Catherine Gielis nació en Lieja, en el sureste de Bélgica, pero se fue a Bruselas a estudiar artes plásticas. Deseosa de vivir nuevas realidades, había estudiado artes plásticas y había aprendido a crear escultura y accesorios con metales.
La cultura e historia de Guanajuato la trajeron a una ciudad universitaria de la que ya es parte con su propuesta de joyería de plata y pedrería en la que plasma su imaginación, su visión de mundo y un amor por la naturaleza.
Hace 22 años, junto con su entonces pareja, decidieron salir de Bélgica y elegir a México como destino. Llegaron en 2001 con un proyecto de vida muy bien definido.
El proyecto también era una aventura para conocer otra cultura y otra lengua. Ella hablaba portugués por haber estado en Brasil y él hablaba español por ser de California. México era la opción ideal.
Eligieron la ciudad de Guanajuato, por su vida cultural, su ambiente universitario, su belleza y su legado histórico; ya en esta ciudad, estableció su taller para producir arte de manera artesanal con plata, otros metales y pedrería mineral.
Su propuesta de arte-artesanía
Catherine integra propuesta artística con artesanía. La llama joyería" escultórica". Trabaja la plata como plataforma para expresar su visión del mundo y representar sus vivencias y con ellas las culturas en las que ha estado inmersa. Tiene conciencia de su “aquí y ahora” y fija su mirada en la naturaleza.
Su obra es creada a través de un proceso ecológico. Elaborar aretes, collares, pulseras, anillos y figuras diversas con plata 950, certificada, que es más pura que la conocida plata esterlina. Explica:
“La plata que yo uso la compro a un proveedor que luego de un proceso muy complejo, recupera el metal de artefactos electrónicos y de la industria médica y química”.
Y lo hace en una de las ciudades mexicanas con mayor tradición platera, con tierras horadadas y destrozadas por la extracción devastadora de la plata por parte de la industria minera. Reciclar ese metal es una forma de manifestar su amor por la naturaleza:
“Los consumidores tenemos que asumir nuestra responsabilidad y tomar conciencia de lo que compramos, dónde compramos y la cantidad que compramos”.
El proceso
Catherine realiza su labor de arte con artesanía desde hace más de 17 años. La plata reciclada es trabajada por ella para hacer láminas de diferentes grosores, lo mismo que alambres y cuanto elemento necesite.
Corto las láminas, explica, con una sierra especial, muy fina. Arma sus hilos y da al metal la textura requerida mediante el uso de diferentes cinceles. El armado y forjado de las piezas es a mano con herramientas básicas, con un resultado que va más allá de la estética y que permite que ninguna pieza sea igual a otra, aun cuando se trate de series similares.
A la mesa de la artista-artesana se acercaron compradores. Los hubo mexicanos y de otros países. Se instala los domingos en el patio del Museo Gene Byron. Señala:
—La gente me conoce aquí. Tenía mi taller en Casa 4, pero con la pandemia cerró y tuve que armar mi taller en mi casa.
Ya antes estuvo en San Miguel de Allende. Añade:
—Mi trabajo se encontraba en galerías y museos; exponía en las ferias del Instituto Allende y en galerías del centro y en la fábrica La Aurora.
Considera que su obra tiene influencia tanto de Bélgica como de México, pero que su principal inspiración es la naturaleza: las flores, las hojas, las personas y el cosmos.
Muestra un dije con una gran piedra. Es una geoda, indica; es una pieza que tiene una piedra de cuarzo:
—Cuando le pega el sol, es todo un universo: con lupa se puede ver lo magnífico que es, pues la luz muestra que adentro está todo un universo. Se puede ver la formación de los cristales. Es un ágata.
Una voz bajita y suave muestra a una artista-artesana que expresa en su obra ser ciudadana del mundo, pero en su amor por esta tierra deja de manifiesto que las y los guanajuatenses nacen donde quieren.
