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CUANDO EL HIJO DEL PUEBLO RESONÓ EN EL ESPACIO

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La voz de José Alfredo Jiménez despertó a astronautas de varios países un 5 de septiembre de 2009.

Eran las 12:00 horas del día 5 de septiembre de 2009 en Houston, Texas, y en La Piedad, Michoacán. En el espacio, la tripulación del transbordador Discovery y de la Estación Espacial Internacional (EEI) dormían y era hora de despertarlos y, como dictaba el protocolo, debía ser con una de las canciones propuestas por integrantes de la misión. Ese día entraron acordes de violines, trompetas, guitarras y guitarrón y escucharon el canto correspondiente:

Es mi orgullo haber nacido
en el barrio más humilde,
alejado del bullicio
y de la falsa sociedad

Yo no tengo la desgracia
de no ser hijo del pueblo,
yo me cuento entre la gente
que no tiene falsedad.

La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) monitoreaba que la melodía resonaba en la nave. En el centro de control de la misión, en Houston, Texas verificaban que un guanajuatense fallecido en 1973, despertaba a tripulantes y cumplía el deseo de uno de ellos: el méxico-estadounidense José Hernández. Hijo de un matrimonio oriundo de La Piedad, Michoacán, que emigró a Estados Unidos donde nació un niño formado en la cultura popular mexicana.

El transbordador Discovery era una nave que era capaz de ir de la Tierra a la Estación Espacial Internacional en 8 minutos y medio. Su velocidad de crucero era de 25 mil kilómetros por hora y le daba vuelta al mundo una vez cada 90 minutos. Ahí permaneció dos semanas hasta que se acopló a la Estación.

Los astronautas del Discovery eran despertados todos los días con una canción diferente, elegida de manera previa por los mismos miembros de la tripulación. Una de esas canciones favoritas de José fue la de su tocayo José Alfredo.

José Hernández despertó a las tripulaciones con la canción “El Hijo del Pueblo” en voz de José Alfredo Jiménez.

Raíces mexicanas

Mi destino es muy parejo,
yo lo quiero como venga:
soportando una tristeza
o detrás de una ilusión

Yo camino por la vida
muy feliz con mi pobreza;
porque no tengo dinero,
tengo mucho corazón.

José fue uno de los cuatro hijos de Julia Moreno y Salvador Hernández, nativos de una población que está en los límites de Michoacán y Guanajuato y está conurbada con Pénjamo.

Migraron a los Estados Unidos a finales de la década de 1950. José nació, oficialmente, en French Camp, California, 7 de agosto de 1962, pero él se asume y presume ser oriundo de La Piedad. Estuvo tan integrado a la cultura mexicana que aprendió inglés hasta los 12 años de edad. Pasó la mayor parte de su infancia en lo que él llama el Circuito California con giras de su familia como trabajadores en plantíos de la región. En su niñez trabajó en labores de recolección de frutas y verduras en California. Regresaban a México en Navidad y volvían a California cuando terminaba esa temporada de fiesta.

José estudió en la Universidad del Pacífico y luego hizo una maestría en ciencias e ingeniería eléctrica en la Universidad de California en Santa Bárbara. Fue seleccionado por la NASA en el Grupo 19 de 2007, y realizó su primer viaje espacial en la misión STS-128. En 2006 obtuvo un doctorado honoris causa por Universidad del Pacífico.

Así nació su deseo de ser astronauta:

“Me encontraba limpiando con azadón una fila de remolacha azucarera en un campo de cultivo cerca de Stockton, California y escuché en la radio de transistores que Franklin Chang-Díaz había sido seleccionado como astronauta”, dice Hernández, que era estudiante de educación superior en ese tiempo: Recordando la selección del hispano-americano Franklin Chang-Díaz: “Ese fue el momento en que dije ‘quiero viajar al espacio’; desde entonces, es algo por lo que he luchado cada día para hacerlo”.

El costarricense Franklin Chang-Díaz había sido seleccionado para el programa de astronautas de la NASA. Era el tercer latinoamericano en viajar al espacio, después de Arnaldo Tamayo Méndez, cosmonauta cubano, y Rodolfo Neri Vela, astronauta mexicano.

Hijo del Pueblo

Descendiente de Cuauhtémoc,
mexicano, por fortuna.
Desdichado en los amores,
soy borracho y trovador.

Pero cuantos millonarios
quisieran vivir mi vida
pa’ cantarle a la pobreza
sin sentir ningún dolor.

La primera selección de Hernández fue “Mi tierra”, de la cantante Gloria Estefan —de origen cubano— como una forma de celebrar su hispanidad. También eligió canciones de Los Tigres del Norte, pero el cierre fue con José Alfredo Jiménez, uno de sus cantantes favoritos.

“El Hijo del Pueblo” sonó luego de que el transbordador Discovery se acoplara con la Estación Espacial Internacional. La escucharon integrantes de ambas tripulaciones.

José Alfredo Jiménez Medel, hijo del compositor y cantante guanajuatense, narró cómo José Hernández platicaba su vivencia:

“Cuando fui al espacio me dieron a elegir una canción para despertar a la tripulación y yo escogí la canción de tu papá José Alfredo Jiménez “El Hijo del Pueblo”, y la escogí porque creo que esa canción representa muy bien la vida de mi padre, que es del pueblo y ten por certeza que esa canción como dice Buzz Lightyear al infinito y más allá”.

Mientras la estación orbitaba por la Tierra, quien realiza su primer viaje al espacio, José, aprovechó el tiempo para relajarse y expresar en distintas comunicaciones a la Tierra parte de sus emociones de orbitar el planeta.

En esos días se enfrentaron las selecciones de fútbol de México y Costa Rica. José envió saludos a ambos equipos, pero marcó su favorito con un: “¡Viva el Tricolor!”.

José Hernández Moreno es un ingeniero, empresario y astronauta retirado. En 2023, su vida fue adaptada al cine en la película A million miles away a través de la plataforma de streaming PrimeVideo. Fue dirigida por Alejandra Márquez Abella y protagonizado por Michael Peña, Rosa Salazar, Bobby Soto y Verónica Falcón.

En ese 5 de septiembre, astronautas de varios países debieron traducir el sentir de quien cumple el 23 de noviembre de este año sus cinco décadas de partida física:

Es por eso que es mi orgullo
ser del barrio más humilde,
alejado del bullicio
y de la falsa sociedad

Yo compongo mis canciones
pa’ que el pueblo me las cante
y el día que aquel pueblo me falle,
ese día voy a llorar

Sólo les faltó el tequila.

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