Inicio Equis Historia CUÉVANO: UNO DE LOS IMAGINARIOS GEOGRÁFICOS DE LAS LECTURAS DE ARTURO LEZCANO

CUÉVANO: UNO DE LOS IMAGINARIOS GEOGRÁFICOS DE LAS LECTURAS DE ARTURO LEZCANO

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El escritor y periodista español describe a 1983 como año trágico para Madrid: en ese contexto muere Jorge Ibargüengoitia.

Arturo Lezcano escribió la introducción a Olafo y los amigos. Jorge Ibargüengoitia y el avionazo de Avianca en 1983, libro publicado por La Rana, la editorial del Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato. Nadie mejor que ese escritor y periodista español, nacido en Ferrol, en 1976 para hablar sobre tragedia y literatura en torno a la obra del guanajuatense.

En su calidad de periodista, describe en su obra Madrid, 1983. Cuando todo se acelera las tragedias que sacudieron a esa ciudad en ese año: dos accidentes de avión y el incendio de la discoteca Alcalá 20. Las tragedias de aviación fueron el 27 de noviembre (181 muertos y 11 sobrevivientes) y el 7 de diciembre (choque de dos aviones, con 177 personas fallecidas, entre ellas la actriz mexicana Fanny Cano) y el de la disco, 17 de diciembre, con 82 muertos. Más de 400 vidas perdidas. Lezcano afirma que “son tres tragedias que de alguna manera se podían haber evitado”. Entre esa lista de cuerpos sin vida estuvo un grupo de intelectuales y artistas latinoamericanos y, como parte de ese grupo, el guanajuatense Jorge Ibargüengoitia.

En su calidad de escritor, señala a la Cuévano de Ibargüengoitia como parte de una corriente de imaginarios territoriales literarios: el condado Yoknapatawpha, de William Faulkner; la Vetusta, de Leopoldo Alas Clarín; el Macondo, de Gabriel García Márquez; y Comala, de Juan Rulfo.

Periodista y escritor, Arturo Lezcano acudió a la Cuévano de Ibargüengoitia para hablar del fatídico año de 1983.

La tragedia

En su obra periodístico-literaria, presentada junto con el Olafo y los amigos… en el Palacio de los Poderes, muestra las circunstancias y consecuencias del avionazo ocurrido en Mejorada del Campo. El autor explica:

“Yo había hecho en 2018 un podcast sobre ese avión que había centrado en las historias de los escritores latinoamericanos que viajaban en él. Entonces Libros del K.O. se puso en contacto conmigo. A mí me parecía que se hablaba siempre del 82 como año paradigmático, el Mundial, la victoria del PSOE y demás, pero que era realmente en el 83 cuando pasaban todas esas cosas que pasan en el año 1 después de algo. Y en segundo lugar, estaba sin contar desde un punto de vista periodístico”.

La escritora y artista plástica cuevanense Amaranta Caballero y el ensayista y periodista pedronés Carlos Ulises Mata reflexionaron sobre la obra del humorista involuntario; Arturo, gallego todo él, alude a la tragedia inserta en otras tragedias.

La vivencia cuevanense

Arturo Lezcano conoció a la ciudad de Guanajuato y luego a la obra de Ibargüengoitia. Desde ese momento, la ciudad ya no era la misma. El ánima de Cuévano se apoderó de él.

El día de la presentación, Arturo estuvo en el parque del general Tarragona (Florencio Antillón), donde visitó la “tumba” de Ibargüengoitia. Se le inquiere sobre el tema:

Fue tan importante como visitar el punto cero (donde cayó el “Olafo” e Ibargüengoitia murió con los otros escritores), responde, y añade:

“Es un punto en la memoria, el tiempo y el espacio son contingentes y todos se unen en el cenotafio en sí mismo. Para alguien que no haya conocido la vida y la muerte de Ibargüengoitia, quizá no sea algo más allá; había niños correteando por ahí. Para mí es un momento muy especial en mi vida que cierra el círculo de los trabajos que pudiera hacer sobre él”.

Cuévano como imaginario

Surge otra cuestión:

Desde fuera y como español: ¿qué representan para ti los lugares y los personajes de la obra de Ibargüengoitia: Cuévano, Pedrones, los Revirado, etcétera?, ¿cuál es tu percepción como lector? Responde:

“Yo descubro a Ibargüengoitia después de haber visitado a Guanajuato por primera vez. Visité la ciudad en 2005 y leí a Ibargüengoitia en 2009. Automáticamente, al conocer primero a Guanajuato, suele pasar, como pasa con los trasuntos de otros escritores clásicos de la literatura”.

Y se enumeran los dos que el entrevistado menciona:

Yoknapatawpha, un condado ficticio del noroeste de Misisipí, en el que transcurren varias novelas de William Faulkner. El nombre del condado proviene de las palabras chickasaw yocona y petopha, y significa “tierra dividida”. Cuévano es mencionado en casi todas las novelas del guanajuatense.

El otro es Vestusta, nombre ficticio de la ciudad española donde se desarrolla la trama de la novela La Regenta (1884), de Leopoldo Alas Clarín, que es un trasunto de la ciudad de Oviedo, recreada como un microcosmos donde el escritor desnuda y analiza a más de ciento cincuenta personajes.  En castellano, “vetusta” significa “vieja, anticuada” y, por extensión, conservadora. Toda similitud con Cuévano es coincidencia.

Una imagen de Guanajuato, transfigurado en Cuévano por Ibargüengoitia, y otra del cenotafio semiolvidado del escritor guanajuatense. 

Arturo agrega:

“Uno sabe bien lo que significa cuando conoce un lugar convertido en literatura. Tuve la suerte de conocer Guanajuato y cuando conozco a Cuévano cambia mi percepción. Nunca más va a ser Guanajuato como yo lo concebía; empiezo a pensar en esos callejones y en la presa, cosas que uno conocía sólo como turista y que pasan a ser cosas de la literatura. Pasa a ser una realidad paralela para todos los que nos zambullimos dentro de los libros”.

Se le recuerda que el ibargüengoitiano Luis Palacios planteaba que Cuévano era una ciudad literaria como lo era el Macondo de Gabriel García Márquez y Comala de Juan Rulfo. Comenta:

“Comala y Macondo son esos universos alternos a lugares reales. Puedo decir lo mismo de Macondo: conociendo el Caribe colombiano, Macondo te transforma y da igual si vas a Aracataca que si puedes estar en un pueblo equis. Inmediatamente la literatura te transporta”.

Retoma el tema de Ibargüengoitia:

“Uno puede preguntar ¿qué es eso de Cuévano?; yo puedo decir que felizmente, independientemente de que haya conocido a Guanajuato, Cuévano es una burbuja de luz que permite zambullirse para traspasar los límites de lo que conocemos como vida, para traspasar esos límites y estar en ese espacio tiempo que no tiene que ser una cosa nada más que contingente”.

Arturo Lezcano trabajó 12 años como corresponsal de diarios españoles en Latinoamérica. Ha colaborado en El País, Gatopardo, O Globo, Jot Down, Vanity Fair, Líbero, La Voz de Galicia y TintaLibre, entre otros. Creador de los podcasts “In situ”, “La Fortuna”, “Olafo o En el corredor de la muerte”. Dirigió A terra onde nin o demo chegou (TVG, 2010) y escribió el documental El último símbolo (Amazon, 2020). Es guionista de Salvados (La Sexta) y productor de NBC Telemundo. Ha publicado Fútbol sobre lenzo (Lea, 2005) y sus textos aparecen en las antologías Un mundo lleno de futuro (Planeta) y Crónica (UNAM).

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