Inicio Equis Historia LLANTO DE Y POR ALFREDO DUGÈS EN EL PANTEÓN DE SANTA PAULA

LLANTO DE Y POR ALFREDO DUGÈS EN EL PANTEÓN DE SANTA PAULA

0

Cuando la poetisa Amaranta Caballero leía su escrito para resaltar la trascendencia del naturalista Alfredo Dugès, el florero que había sido colocado sobre la tumba cayó y el agua se derramó sobre la lápida. Parecía el llanto emocionado de un hombre que eligió a México para vivir y a Guanajuato para morir.

Domingo 7 de enero, como cada año, integrantes del Centro de Estudios Ambientales Dr. Alfredo Dugès, recordaron nuevamente al botánico y taxidermista que naciera en Francia y que fuera el amado médico de una decimonónica ciudad que vivió la jauja intelectual a través del Colegio del Estado, liberal aposento académico heredero del liberalismo jesuita con su verdad que os hará libres.

Los pájaros volaron y cantaron para sumarse al homenaje que le hicieran los ecologistas, poetas, un músico, escritores y periodistas.

Tumba de Alfredo Dugès, en el Panteón de Santa Paula, sobre cuya lápida el adorno floral pareció derramar lágrimas. 

Alfredo Dugès nació el 16 de abril de 1826 en la ciudad de Montpellier, en la costa sur de Francia, ahí donde se creó el primer Jardín Botánico francés en 1593.

Fue médico, nieto e hijo de médicos en una ciudad con una facultad de medicina de las más antiguas del mundo. Su padre publicó un estudio relacionado a la anatomía de las ranas, fue discípulo de Étienne Geoffroy Saint-Hilaire, profesor del Museo de Historia Natural y colaborador de los naturalistas Henri Milne Edwards y Georges Cuvier.

Alfredo Dugès tuvo talento para el dibujo y se convirtió en médico por ser lo más cercano a su interés por la historia natural. Después de obtener el título de médico a los 26 años se casó con Marie Louis Frey en Inglaterra. Ella era ocho años mayor y esa situación provocó desacuerdos familiares.

El recordado científico obtuvo el doctorado en Medicina en la Universidad de París en 1852 y, debido al belicismo de Napoleón III, el matrimonio emigró a México en 1853. Fue médico en Veracruz, Silao y Guadalajara, pero habría de quedarse en Guanajuato, tras tener un segundo doctorado, porque pudo dar clases sobre plantas y animales. Su hermano Eugenio también decidió venir a México y se encargó del Departamento de Historia Natural del Museo Michoacano. Su especialidad eran los insectos.

Desde Guanajuato, Alfredo Dugès se convirtió en figura nacional en su campo de botánico y naturalista. En esta ciudad minera ejerció su profesión de médico, impartió cursos de historia natural en el Colegio del Estado y en 1869 fue nombrado socio correspondiente de la Sociedad Mexicana de Historia Natural. Fundó en esa universidad su propio museo de Historia Natural, único de su tipo en México.

En Guanajuato murió su amada Marie Louis en 1886; le seguiría Eugène en 1895. Sus tumbas quedaron una junto a otra en el panteón de Santa Paula.

Alfredo murió el 7 de enero de 1910, poco antes de cumplir 84 años de edad, debido a complicaciones por arterioesclerosis. Sus restos quedaron a unos pasos de su amada esposa y del hermano querido que también se enamoró de México.

Al centro, la imagen de los ecologistas, poetas, escritores y músicos que participaron en este homenaje luctuoso a Alfredo Dugès. En los extremos, Cuauhtémoc Trejo y su flauta encantadora de aves, también la poetisa Amaranta Caballero Prado. 

El homenaje

La cita fue a las 11:00 de la mañana. Ahí estaban Fernando Araiza y Ramón Delgado, procedentes de León, ambos combativos ecologistas. Acudieron dos escritores de primer nivel en Guanajuato: la cuevanense Amaranta Caballero, artista plástica que gusta de dibujar pájaros y es admiradora del homenajeado, y el también laureado y destacado poeta celayense Juan Manuel Ramírez Palomares. Les acompañó uno de los más destacados ensayistas y estudiosos y conocedores de la literatura en Guanajuato: el ensayista leonés, Carlos Ulises Mata.

Y para la parte musical del homenaje, Cuauhtémoc Trejo, el flautista principal de la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Guanajuato (OSUG), entre otros concurrentes.

Ramírez Palomares habló de la trascendencia histórica y científica del homenajeado. Araiza refirió al amor que Dugès tuvo por la naturaleza y por qué inspiró a la lucha por el respeto y la conservación del medio ambiente.

A la música le alternaron poemas escritos por Amaranta Caballero, que serán parte de la edición de un cuadernillo en homenaje al naturalista, con piezas del siglo XIX interpretadas por Trejo y relacionadas con el canto de las aves.

La voz de la poetisa y el sonar de la flauta movieron al vuelo y canto de aves que rondan por el cementerio.

Las tumbas donde reposan los restos de la esposa del naturalista Alfredo Dugès así como los de su hermano Eugène.

Entre cantos y volar de los pájaros que pueblan la arbolada del cementerio, las y los asistentes asumieron el compromiso de promover la restauración de la tumba y dar mayor difusión a la obra de Dugès y, en especial, su museo, dejado en segundo plano a pesar de ser el único de su tipo en el país.

Cuauhtémoc Trejo comentó la necesidad de cuidar el mundo y la naturaleza, por lo que hay que preservar y difundir la obra de Alfredo Dugès, quien fue por cerca de 50 años maestro de la hoy Universidad de Guanajuato, señalando que en el museo que lleva su nombre hay incluso especies de animales ya desaparecidas. Apuntó que el científico tuvo una gran aportación no sólo como tal sino también artística, pues era un gran dibujante y pintor, lo que se aprecia en las especies que así registró. 

Una urraca, un pájaro carpintero y algunos colibríes acompañaron al sonar de la flauta del maestro Cuauhtémoc Trejo. También rindieron tributo al recordado.

Salir de la versión móvil