La fresca tarde del sábado 25 de mayo de 1918, la actriz, vedette y cantante Esperanza Iris, “La Diva de la Opereta” vio cristalizado el más grande sueño de su vida, tanto profesional como privada: inaugurar su propio espacio escénico para prodigar un aire tranquilizador a la población del país, quien por esos días todavía sufría los estragos de la Revolución mexicana. Al acto asistió el presidente Venustiano Carranza con su gabinete.
De acuerdo con una crónica publicada por Excélsior el 26 de mayo de ese año, “Representaciones de todas nuestras clases sociales, invadieron en masa el gallardo edificio que se levanta en la calle de Donceles. Desde el Primer Magistrado de la Nación que ocupó un palco de honor y a quien se le rindieron honores debidos a su alta investidura, hasta el obrero, batieron palmas entusiastas al descorrerse el telón por primera vez y aparecer la mimada artista”.
Por su escenario han pasado grandes figuras como Enrico Caruso, Ana Pavlova, Pedro Vargas, la compañía de Pepita Embil, Plácido Domingo, Fernando de la Mora, Marcel Marceau, Joan Manuel Serrat, Alfredo Zitarrosa, Silvio Rodríguez, Nacha Guevara, la compañía de Rafaello Sanzio, Israel Galván, TAO Dance Theater, Malandain Ballet de Biarritz y Akram Khan, Rosa Raisa, Titta Ruffo y Gabriella Besanzoni entre otras.
Las croniquillas refieren que en los albores del siglo XX, el país atravesaba por una larga cadena de cambios políticos, económicos y culturales. Sin embargo y a pesar de la crisis por la que atravesaba el territorio nacional, Esperanza Iris (Rosalía de la Esperanza Bofill y Ferrer; Tabasco, 31 de marzo de 1884-Ciudad de México, 7 de noviembre de 1962) se aventuró a cumplir uno de sus más caros anhelos: construir su propio y majestuoso teatro.
Conocida artísticamente como Esperanza Iris, sus primeros acercamientos al ambiente teatral fueron en la casa de huéspedes que su madre administraba, la cual se situaba a un costado del Teatro Merino. A los 12 años ingresó a una compañía infantil de zarzuela, y debutó con el papel de “Menegilda” de La Gran Vía en el Teatro Arbeu (hoy Biblioteca Lerdo de Tejada), que era uno de los más importantes escenarios de la capital mexicana.
Tres años después, asociada con el actor de origen cubano Miguel Gutiérrez, Esperanza Iris fundó su primera compañía de zarzuela, y antes de cumplir los 25 años, ya era bien conocida en los principales escenarios de América Latina. La Compañía Iris-Gutiérrez obtuvo gran aceptación, tanto así que, tiempo después, dicha empresa fue renombrada en diversas naciones de América como la Compañía de Operetas Vienesas, por su calidad escénica.
El refulgente recinto localizado en los números 36-38 de la calle Donceles en el Centro Histórico de la Ciudad de México tiene una superficie de 1861 metros cuadrados. Se trata de una maciza construcción de estilo neoclásico y aunque en su época existían otros de prestigio como el Arbeu, Principal y el Nacional, el Teatro Esperanza Iris se convirtió en el favorito del público por ser parecido en su cartelera a los de Viena, Madrid y Roma.
Por más de una década, el recinto de Donceles fue considerado el más importante de la República, siendo la ópera el género que más lo caracterizaba. Durante los años 30, con la llegada de la radio y el cine a México, Esperanza Iris adaptó su teatro a las exigencias de la audiencia, presentando espectáculos de burlesque y revistas musicales. Así, a partir del 13 de septiembre de 1934, el teatro cambió su nombre a Cine-Teatro Esperanza Iris.
A partir de 1953, y durante 15 años, Esperanza Iris tuvo que rentar su teatro a un tal señor Calvet, sin embargo, ella seguía viviendo en el departamento que construyó dentro del mismo recinto al cual llamó “Mi novio ingrato”, por el amor incondicional que le tenía a su coliseo. El 8 de noviembre de 1962, a la edad de 78 años, falleció la diva. El funeral se llevó a cabo en el escenario de su teatro y asistieron miles de admiradores y dolientes.
En los años 70, la ópera creció en calidad y cantidad, por lo que el recinto cobró nueva vida y pudo encumbrarse nuevamente como el escenario operístico nacional. A decir de José Octavio Sosa, documentador de la ópera en México, grandes talentos como Gilda Cruz-Romo, Belén Amparán, Roberto Bañuelas, Jorge Lagunes, Guillermina Higareda, Aurora Woodrow, Cristina Ortega, y David Portilla honraron al teatro con brillantes actuaciones.
Años después, el Teatro Esperanza Iris dejó de estar en manos de los sobrinos herederos de la diva y quedó como propietario el Departamento del Distrito Federal, mismo que se encargó de generar su remodelación, la cual estuvo a cargo del arquitecto Giner de los Ríos. En 1976, se reinauguró con la participación de la Orquesta Sinfónica Nacional. A partir de entonces, llevó el nombre de Teatro de la Ciudad con apellido “Esperanza Iris”.
Desde esa fecha, por su escenario han pasado artistas como Alfredo Zitarrosa, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Miguel Bosé, Tania Libertad y Armando Manzanero, y ha servido como escaparate para festivales como el OTI de la Canción. En 1984 tuvo que cerrar a causa de un incendio provocado por las chispas de una máquina de soldar, y el 20 de noviembre de 1986 reabrió con un homenaje al tenor guanajuatense Pedro Vargas.
Sin embargo, tras un daño en la fachada fue cerrado nuevamente en 1996 y reabierto el 9 de abril del 2002 con el espectáculo Viva la Zarzuela dirigido por Plácido Domingo. La celebración del 99 aniversario del teatro, en mayo de 2017, fue el inicio de las actividades que se realizarían en 2018 para festejar 100 años de este foro que Esperanza Iris creó en medio de la gesta revolucionaria. Desde 1987, es Patrimonio Cultural de la Humanidad.