domingo, mayo 19, 2024
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LA CURANDERA BENDECIDA POR UN RAYO

La historia de Karito, quien desafía convenciones para curar el alma y cuerpo

Ma. Carolina González Pérez, “Karito”. (Fotografía, cortesía de la entrevistada)

En el corazón de Guanajuato vive Ma. Carolina González Pérez, mejor conocida como “Karito”. Ella reside en una de las casas más antiguas de Guanajuato, la cual incluso es un inmueble catalogado. Aunque desde la entrada laberíntica a su casa no lo parece, adentro existe un temazcal. El temazcal es una tradición prehispánica que consiste en una ceremonia de baño de vapor dentro de una pequeña estructura similar a un iglú, en su caso está cubierto con mantas, calentado por rocas volcánicas y agüita de hierbas medicinales.

Esta ceremonia tiene varios propósitos, desde la purificación del cuerpo y el espíritu, la curación de diversas dolencias, hasta la meditación y conexión espiritual. El simbolismo del temazcal es la representación de un útero materno y los 4 elementos de la naturaleza (tierra, aire, agua y fuego), por lo cual, salir del temazcal es un renacimiento, una nueva oportunidad de vivir purificados y renovados.

Esta es la principal razón por la cual la gente se acerca a su refugio; todos quieren vivir la experiencia del “Temazcal Ñawi”. Quizás algunos lectores están familiarizados con los temazcales; sin embargo, este temazcal es especial, porque no sigue una tradición específica, aunque Karito conoce muy bien las reglas y tradiciones de diversas culturas, ha decidido hacerlo a su propio estilo y compartiendo sus medicinas, generando un calorcito inigualable.

“Temazcal Ñawi” por dentro. (Fotografía cortesía de la entrevistada)

Únicamente existen algunas reglas que solicita a los participantes antes de comenzar: no juzgar y respetar los procesos. Lo que implica, no interrumpir el proceso de nadie, incluido el propio. Además del baño de vapor, los participantes gozan de tés medicinales, barro para el cuerpo, mascarillas naturales, exfoliación con sales, entre otros menjunjes y medicinas ancestrales.

Karo ha logrado integrar sus conocimientos para convertirse en la gran curandera que es ahora, pero su trayectoria le implicó grandes desafíos y, como se dice popularmente, nada ha sido “de a gratis” “Hice la carrera de Administración de Empresas, y una especialidad en Sistemas de Calidad por el Tecnológico de Monterrey”, me contó. Todos sus conocimientos los obtuvo con sus propios medios y sin apoyo externo.

“No sé de dónde puedo decirte que pagué una carrera, por ejemplo, en el Tec de Monterrey de Guanajuato. Todos los que iban eran gerentes y llegaban con carrazos, pero yo llegaba en el camioncito. Me tardaba casi tres horas para llegar”, me narraba mientras disfrutaba su café.

Gran parte de su vida, Karito trabajó en la industria automotriz y tenía una economía muy estable; sin embargo, decidió cambiarlo todo y seguir la vocación que le llenaba realmente su corazón. Dejó su trabajo para formarse como médico tradicional en la Universidad de Chapingo. “La medicina tradicional abarca desde herbolaria, masajes y limpias, entre otros conocimientos ancestrales”, señaló Karito. En esta etapa vivió momentos realmente desafiantes pero siempre estuvo clara de su misión.

Cuatro experiencias cercanas a la muerte han abierto su conciencia y llevado a grandes entendimientos. A los 7 años enfrentó la primera, un microinfarto causado por complicaciones de tuberculosis y tos ferina. Ese momento de crisis médica también fue una revelación personal sobre su identidad y vocación desde esa temprana edad.

“En el regreso del microinfarto tuve una visión clara de mi vida y de quien era realmente. En ese momento comprendí que, independientemente de los desafíos que enfrentemos, siempre podemos volver a nuestra esencia si realmente lo deseamos. Muchas personas se niegan a seguir su verdadera vocación por presiones del sistema, la sociedad o las creencias que intentan suprimir su autenticidad”, me narraba Karito.

Ser fiel a ella misma fue su lema. “Así que, aunque recorrí varios caminos que inicialmente parecían equivocados, perseveré hasta encontrar mi verdadero destino”, comentó satisfecha. No obstante, no fue un camino fácil. “Me sentía vencida, frustrada y en conflicto conmigo misma, especialmente porque tenía la responsabilidad de mis hijos. Aunque espiritualmente era enriquecedor tener dos niños, por la responsabilidad de mantenerlos a menudo me encontraba atrapada en situaciones laborales que no eran ideales para mí. Trabajé en muchos oficios: fui mesera, ayudante de cocina, y recamarera en hoteles”, me dijo muy sinceramente.

El trabajo de sanadora seguía a Karito en cada uno de sus empleos, donde ofrecía su escucha a sus compañeros. Me contó incluso que desde niña, todos acudían a ella para confiar sus secretos, y ella siempre ofrecía algún remedio, una plantita o un consejo. “Afortunadamente siempre me las arreglé bastante bien, pero para sobrevivir, necesitaba integrarme más al sistema, y eso es algo que todavía continúo haciendo, incluso llegué a mantenerme vendiendo tortas de chilaquiles”, me contó entre risas.

Posteriormente, cursó estudios en nutrición alcalina con el doctor Sebi y también partería en una escuela indígena de la Ciudad de México. Su interés también la ha llevado a profundizar en el conocimiento de plantas medicinales en diversos países amazónicos, a los cuales pudo viajar y aprender directamente de las personas que resguardan estos saberes, como ocurrió durante su estancia en la selva de Perú, ya que parte de su filosofía de vida es, “antes de recomendar cualquier tratamiento, lo pruebo conmigo misma para asegurar su efectividad”, me indicó.

Karito en Perú. (Fotografía cortesía de la entrevistada)

“En este camino, me dedico a realizar ceremonias con la Ayahuasca, el Sapito Bufo Alvarius, Kambo, Rape, Ambil, Mambe, todas las plantas de poder que nos alteran nuestra mente, nuestro cuerpo físico, mental y espiritual”, me dijo con alegría Karito. Además, disfruta explicar y dar charlas sobre cada medicina para que la gente pueda entender sus usos y efectos.

Gracias a su larga trayectoria, Karo ha logrado integrar sus conocimientos de forma multidisciplinaria, por eso ella misma se llama “curandera empresaria”. No sólo ha ofrecido  el servicio de temazcal durante 20 años y medicina ancestral desde hace 36 años, “la edad de mi hijo mayor”, recordó haciendo una pausa, sino que también se ha especializado en la cosmética natural. “Todos mis productos contienen medicina sagrada o de poder”, explicó refiriéndose a las pomadas “Tochi” que incluyen 36 plantas y 15 son de poder, así como a las cremas con Kambo, homeopatía, microdosis, entre otros.

“Las plantas de poder son mi pasión. Ya no se trata sólo de simples plantitas como la  manzanilla o el cuachalalate. Me gusta alternar la medicina”, afirmó Karo. El espacio donde crea sus productos está abierto a la comunidad, y es allí donde también ofrece talleres. “No me gusta quedarme con todo el conocimiento; me gusta compartirlo. Todo lo que comparto me multiplica a mi y a mi vida”, dijo textualmente. 

El carácter fuerte de Karo la ha forjado y, a su vez, ha influido en quienes recibimos sus consejos y su medicina. Aunque su espacio está un poco escondido, es maravilloso entrar a “Casa Ñawi”, donde realiza alquimias y magias para todos los que nos acercamos ahí. Es importante destacar que en su casa ha implementado la captación de lluvia, motivada no sólo por su interés en cuidar el agua y el medio ambiente, sino también por razones personales.

Su segundo encuentro con la muerte fue a los 13 años cuando le cayó un rayo, mientras estaba trepada en un árbol de una gran altura. Afortunadamente sobrevivió, pero con secuelas que aún hoy le afectan; sin embargo, estas no impiden su misión de vida, sino al contrario, le han dado un sentido profundo, convirtiéndola en una granicera*,  asumiendo su responsabilidad para cuidar y pedir por el vital recurso.

La casa de Karo, de más de 200 años, tiene techos muy altos que se extienden más allá de las paredes y acumulan mucha agua. Las bardas o “muretes” del techo tienen aproximadamente 30 o 40 cm de alto, lo que es propicio para la cosechar agua de lluvia, por lo cual, ha instalado un sistema de tuberías que facilita la recolección de agua hacia sus tinacos utilizando la gravedad.

Cuenta con aproximadamente cinco tinacos de 2 mil litros, y utiliza esta agua para diversas necesidades domésticas como el baño, trapear, regar las plantas, en el temazcal y para cualquier otra labor doméstica, como lavar trastes, especialmente cuando la red pública de agua no está disponible.

Uno de los desafíos que enfrenta con este sistema es asegurarse de que el agua almacenada no se llene de algas y mosquitos, por eso, actualmente uno de sus desafíos es aprender y aplicar técnicas efectivas para purificar y conservar esta agua de lluvia en buenas condiciones para su uso continuo, e incluso construir una cisterna.

Con el agua de lluvia puede mantener sus necesidades domésticas durante un año sin problemas. “Día que llueva, día que se me llenan los cinco tinacos”, aseguró. Esto demuestra claramente cómo la cosecha de agua de lluvia es una solución viable ante la crisis hídrica de Guanajuato.

5 imágenes del sistema de captación de agua de lluvia en “Casa Ñawi”. (Fotografías cortesía de la entrevistada)

Karito también compartió sus planes futuros y está muy emocionada porque va a empezar un diplomado en técnicas como la ozonoterapia y el uso de células madre extraídas de nuestra propia sangre, entre otros temas relacionados. Estos tratamientos ya los ha empezado a aplicar en sí misma y le han incrementado su bienestar.

Para cerrar, expresó su deseo de motivar a las personas a seguir sus verdaderas vocaciones y a independizarse del sistema. Karo es un ejemplo de un aprendizaje constante, conciencia y una vida plena. “Estoy aquí para servir al pueblo de Guanajuato”, concluyó con la gran sonrisa que la caracteriza.

*Entre las prácticas chamánicas de la región de la Sierra Nevada, en el Altiplano Central Mexicano, se encuentran los “graniceros o rayados”. Se trata de personas que han sido golpeadas por un rayo y a partir de ese evento, que puso en riesgo su vida, iniciaron una vida como sanadores y propiciadores de la lluvia dentro de su comunidad. Una de las características del don que han recibido del Cielo, como señal de su destino, consiste en que los rayados tendrán la posibilidad de curar a los enfermos recibiendo mensajes oníricos o mediante visiones inducidas por el consumo ritual de plantas psicoactivas. Fuente: CONICET.

Dato curioso: Su tercer encuentro con la muerte ocurrió debido a la picadura de una viuda negra, y el cuarto fue cuando le diagnosticaron hematomas en el cerebro. Sorprendentemente, se curó utilizando únicamente medicamento y sus conocimientos, sin necesidad de cirugía.

Ana Solórzano
Ana Solórzano
(Guanajuato, Gto. 1993) Bióloga egresada de la Universidad Autónoma Metropolitana, Campus Xochimilco. Promotora del cuidado del agua y la conservación de la naturaleza, a través de los medios de comunicación y proyectos comunitarios. Su principal motivación profesional es desarrollar estrategias sustentables para la conservación del agua.
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