Introductor del positivismo del siglo XIX en México, lo hizo desde Guanajuato
El estado y la ciudad de Guanajuato gozan de fama de ideológicamente conservadores. Sin embargo, en el siglo XIX sus élites políticas y culturales le dieron fama de vanguardia liberal. Fue por eso que el 16 de septiembre de 1867, luego de haber estado en Francia y ser discípulo de Augusto Comte, el intelectual Gabino Barreda presentó en el Teatro Principal de la ciudad de Guanajuato su “oración Cívica”, discurso que planteaba el inicio del positivismo que distinguiría al pensamiento filosófico dominante en el país en esa época.
Era septiembre de 1867, en un país con apenas unas décadas de vida independiente. Era el momento en que Benito Juárez había vencido a Maximiliano de Habsburgo y se restauraba la república. El liberalismo mexicano, inspirado en el liberalismo europeo de finales de la era virreinal, se jactaba de haber vencido al poderoso imperio de Napoleón III, pero ya había nuevos planteamientos filosóficos, políticos y sociales.
Había llegado la era del positivismo, de una de las doctrinas de avanzada de su tiempo (la otra era el comunismo planteado por Karl Marx y Friedrich Engels), que sentaba las bases para la ideología del capitalismo que pasaba de emergente a dominante. México necesitaba entrar a esa actualización de la modernidad. Para eso estaba el poblano Gabino Barreda.
Este personaje nació en la ciudad de Puebla el 19 de febrero de 1818, de una familia de gran prosapia virreinal. Inició sus estudios en su ciudad natal y de ahí pasó a la Ciudad de México para iniciar su carrera en jurisprudencia en el antiguo Colegio de San Ildefonso.
Era mayor su interés por las ciencias naturales y dejó el derecho para estudiar química en el Colegio de Minería y en 1843 ingresar a la Escuela Nacional de Medicina. Era de la élite burguesa poblana y durante la invasión yanqui de 1846 fue escondido en un pueblo para evitar que muriera en la batalla del Molino del Rey. En 1847, al terminar la guerra, se trasladó a París para seguir con sus estudios de medicina. Allá se hizo discípulo del filósofo francés Augusto Comte, padre del positivismo y de la sociología.
En 1853, Barrera regresó a México y trajo consigo los seis tomos del Cours de Philosophie Positive, de Comte. Se tituló como médico y luego fue docente de las cátedras de filosofía médica, historia natural y patología general en la Escuela Nacional de Medicina.
El positivismo mexicano desde Guanajuato
Durante el segundo imperio, en 1863, se trasladó a Guanajuato, donde vivió hasta 1867. Reconocido como parte de la intelectualidad local, el 16 de septiembre de 1867 pronunció la Oración Cívica. Benito Juárez regresaba del norte, ya triunfante, y quedó impresionado con la sapiencia del poblano, quien —fiel a la visión histórica de Comte, que decía que la humanidad tenía que pasar del gobierno de los fuertes al gobierno de los sabios— escribió y dijo en Guanajuato:
“La principal y más poderosa rémora que detiene a nuestro país en el camino del engrandecimiento es la ignorancia; la falta de ilustración de nuestro pueblo es la que lo convierte en pasivo e inconsciente instrumento de los intransigentes y parlanchines que lo explotan sin cesar, haciéndolo a la vez víctima y verdugo de sí mismo”.
Gabino Barreda fue el primer pensador en destacar la importancia de la educación pública como factor constructor de un orden político y social que permitiera el desarrollo del país. Se inspiraba en Comte, quien pensaba que las ideas gobernaban al mundo y que hay una correlación entre lo mental y lo social.
Barreda comprendió la crisis en la que se encontraba el país y propuso al positivismo como la base filosófica para la educación que México necesitaba. El lema de “Amor, orden y progreso” fue su referencia discursiva dictada al mundo por vez primera en la ciudad de Guanajuato.
En su Oración Cívica plantea a la libertad como factor de desarrollo y finaliza su discurso con la siguiente frase: “Que en adelante sea nuestra divisa libertad, orden y progreso; la libertad como medio; el orden como base y el progreso como fin; triple lema simbolizado en el triple colorido de nuestro hermoso pabellón nacional”.
Barreda proponía que, para combatir la anarquía, obtener paz y establecer un orden se necesitaba la educación. Por ello los mexicanos debían combatir la ignorancia, para emanciparse mentalmente, la educación formaba seres libres, y para ello el único camino es la educación primaria universal y obligatoria.
Planteó a la educación como base para la cohesión social y la organización racional. Todo encaminado al progreso.
Filosofía positivista y educación
Los ideales positivistas expresados por Barreda fueron la base para la fundación de la Escuela Nacional Preparatoria en 1868, apoyado por un Benito Juárez que se fascinó con la nueva filosofía liberal del poblano, quien fue el primer director de la Preparatoria ubicada en Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Su frase fue: “La educación intelectual es el principal objetivo de los estudios preparatorios” y adoptó el lema positivista: “Saber para prever, prever para actuar”. En 1878 se retiró de la dirección general, y fue su legado una institución estable y fuerte.
Antes de las reformas propuestas por Barreda, la educación en México tenía como base la religión. De ahí que maneje el concepto de “emancipación”, pues la educación no debía ser un adoctrinamiento sino liberación. La educación, coincidía con Comte, debe oponerse a la explotación y a la dominación. Debe servir para la emancipación mental, pues en ella se encuentra el acceso al progreso.
Este pensamiento positivista sería también la base para la determinación de las características de la Universidad Nacional de México.
Barreda fue legislador federal y presidió la Comisión de Instrucción Pública de la Cámara de Diputados. Fundó la Sociedad Metodófila, a través de la cual introdujo en México el positivismo que se convirtió en doctrina oficial no sólo de la educación sino del Estado. Sus ideas inspiraron a sus seguidores a formar el Partido Científico. En 1878, el gobierno del presidente Porfirio Díaz lo nombró embajador en Alemania.
En 1881, poco tiempo después de regresar a México, falleció en su domicilio en Tacubaya, Distrito Federal. Sus restos reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres, lugar al que fueron trasladados el 22 de enero de 1968.
Obras
De la educación moral (1863)
Oración cívica (1867)
Opúsculos, discusiones y discursos (1877)
Por si quieren conocer la versión completa de la Oración Cívica: https://divcsh.izt.uam.mx/cefilibe/wp-content/uploads/2013/12/Oracioncivica-Barreda_Gabino.pdf