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LA MITOLOGÍA BÍBLICA EN LAS BELLAS ARTES

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Desde los albores del siglo II, la tradición oral se ha encargado de esparcir alrededor del mundo y en todos los idiomas conocidos (lenguas vivas y extintas) las diversas historias inscritas en la más fabulosa mitología bíblica, mismas que han sido llevadas a la pintura, la escultura, la literatura, la música, la ópera, el teatro y el cine con alegre éxito.

Ejemplo de lo anterior son las historias de David y Goliat, Sansón y Dalila, y la que habla de “El becerro de oro”, cuyos orígenes descansan en las escrituras bíblicas. Por sus enseñanzas que tienen cabida en el mundo laico, o por los valores morales que enarbolan, han sido adoptadas por el público independientemente de creencias religiosas.

Según el sitio (www.jw.org) que difunde el mensaje de la Biblia, los filisteos llegaron otra vez para pelear con Israel. Los tres hermanos mayores de David ya eran parte del ejército de Saúl. Un día Jesé le dice a David: “Lleva granos y pan a tus hermanos. Averigua cómo les va”. Cuando David llegó al campamento, fue en busca de los suyos.

De David y Goliat se han escrito libros, se han realizado películas y un sinnúmero de pinturas.

El gigante filisteo Goliat salió a burlarse de los israelitas. Había estado haciendo eso en cada mañana y noche por 40 días. Gritó: “Escojan a alguien para que pelee conmigo. Si él gana y me mata, nosotros seremos esclavos suyos. Pero si yo gano y lo mato pues ustedes serán esclavos nuestros. Los reto a escoger a alguien para esto”, según cuenta la historia.

David preguntó a algunos soldados: “¿Qué se le dará al que mate a este filisteo y libre a Israel de esta vergüenza?”. “Saúl le dará muchas riquezas. Y también le dará a su propia hija como esposa”, contestó un soldado. Pero todos los israelitas temían a Goliat porque era un hombre de casi tres metros, y un soldado muy fuerte le cargaba el escudo.

Algunos soldados fueron a decir al rey Saúl que David quería pelear contra Goliat. Pero Saúl le dice a David: “No puedes. Eres un niñito, y él ha sido soldado siempre”. David le respondió: “Yo maté un oso y un león que se llevaron las ovejas de mi padre. Ahora este filisteo será como uno de ellos. Jehová me dará ayuda”. Saúl lo dejó pelear.

David bajó a un río y recogió cinco piedras lisas y las metió en su bolso. Luego subió con su honda a pelear contra el gigante. Goliat no podía creerlo. Le parecía que era una cosa demasiado fácil matar a David. “Ven acá”, dijo Goliat, “y daré tu cuerpo a los pájaros y otros animales para que te coman”. David no se asustó. En cambio, le gritó:

“Tú vienes a mí con espada, una lanza y una jabalina, pero yo voy contra ti con el nombre de Jehová. Hoy Jehová te dará en las manos mías y yo te derribaré”. Entonces, David corrió hacia Goliat. Sacó de su bolso una piedra, la puso en su honda, y la lanzó contra Goliat con toda su fuerza. La piedra entró en la cabeza de Goliat, quien cayó muerto.

Sansón es un personaje bíblico que ha inspirado canciones, óperas y numerosos murales y obras de caballete.

De acuerdo con la misma fuente, el hombre más fuerte que ha vivido fue un juez llamado Sansón. La mitología dice que fue Jehová quien le dio a Sansón su fuerza. Antes de que Sansón naciera, le dijo a su madre: “Pronto tendrás un hijo. El ayudará a dar salvación de los filisteos a Israel”. Los filisteos eran personas que vivían en Canaán.

Tenían muchos guerreros, y causaban daño a los israelitas. Una vez, cuando Sansón fue a donde vivían los filisteos, un león grande salió rugiendo contra él. Pero Sansón mató al león con sus manos, nada más. También mató a cientos de malos filisteos. Después, él se enamoró de una mujer, al parecer de belleza excepcional y otras dotes, llamada Dalila.

Los líderes filisteos prometieron que cada uno daría a Dalila 1,100 piezas de plata si les decía qué hacía tan fuerte a Sansón. Dalila deseaba el dinero. No era buena amiga de Sansón ni del pueblo. Así que ella siguió preguntándole a Sansón a qué se debía su enorme fuerza. Finalmente, Dalila logró que Sansón le dijera el secreto de su fuerza.

“Nunca me han cortado el pelo. Desde que nací, Dios me escogió a mí para ser un siervo especial de él. Si me cortaran el pelo, perdería mi fuerza”, le dijo Sansón a Dalila. Y cuando ella escuchó eso hizo que Sansón se durmiera en su falda. Llamó a un hombre para que le cortara el pelo. Cuando Sansón despertó, había perdido toda su gran fuerza.

Los filisteos lo capturaron, le sacaron los ojos y lo hicieron esclavo. Un día, los filisteos tuvieron fiesta para su dios “Dagón”. Lo sacaron de prisión para burlarse de él; su pelo ya había vuelto a crecer. Sansón dijo a quien lo llevaba: “Déjame tocar las columnas que sostienen al edificio”. Tocó las columnas y las tiró, matando a los 3 mil filisteos de fiesta.

De acuerdo con (www.jw.org) “El becerro de oro” es otra historia bíblica, que cuenta que Moisés ya había tardado mucho en regresar de la montaña, y el pueblo, desesperado, concluyó: “No sabemos qué le ha pasado a Moisés. Vamos a hacernos un dios que nos ayude”. “Está bien, denme sus joyas de oro”, dijo Aarón, el hermano de “Moisés”.

La Historia de “El becerro de oro” es igualmente conocida entre los amantes del arte, ya sean laicos o apegados a la religión (Fotos: jw.org)

Cuando el pueblo hizo esto, Aarón fundió todo el metal y enseguida moldeó un becerro de oro de mayor tamaño que el natural.  Cuando Jehová vio esto se enojó mucho y dijo a Moisés: “Apresúrate y baja. El pueblo se está portando muy mal. Han olvidado mis leyes y ahora se inclinan ante un becerro elaborado con el oro de todo el pueblo”.

Moisés bajó enseguida de la montaña. Y al acercarse, vio que la gente estaba cantando y bailando alrededor del becerro. Moisés se enojó tanto que tiró las dos piedras planas que tenían inscritos los 10 Mandamientos, rompiéndose en mil pedazos. Y al becerro lo hizo polvo. Moisés dijo al pueblo que no debía de adorar dioses falsos, sino sólo a uno.

Así, a lo largo de los siglos, pintores, escultores, escritores, músicos, dramaturgos y cineastas han abordado varias de esas historias, que como las de David y Goliat, Sansón y Dalila, y “El becerro de oro” son parte del imaginario popular del mundo sin importar nacionalidad o credo. Las Bellas Artes las han llevado al gran público.

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