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TALENTO QUE SE HEREDA

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Originario del Estado de México, a sus escasos 21 años de edad, Miguel Ángel Pérez Medina está orgulloso del talento que sus progenitores le heredaron. “El dibujo es una habilidad que no todo mundo tiene, mis padres saben dibujar muy bien. Somos cuatro hermanos y todos tenemos esa aptitud, cada quien con diferentes gustos al desarrollar ese arte”, señaló.

Entrevistado por equisgente, el joven artista plástico subrayó que, en su caso, prefiere la paleta de grises, y no colorear, como sus hermanas, quienes hacen dibujos realistas con el uso de muchos colores. A la fecha, Miguel Ángel no ha tomado ni cursos ni clases sobre el arte de dibujar. No es que no le llame la atención sino que no tiene tiempo para eso.

Sin embargo, tiene en mente tomar esta actividad más en serio y de manera profesional. Actualmente estudia Ciencias del Deporte en la Universidad YMCA (Siglas en inglés de la Young Men’s Christian Association/Asociación Cristiana de Jóvenes), carrera que le entusiasma, apasiona, y espera concluir con éxito. De personalidad seria, acendrada educación y pausada voz, el artista recuerda cómo descubrió su talento:

Diferentes momentos del proceso creativo en el que el artista da vida a una pieza más. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

“Un día, entre clase y clase cuando cursaba la secundaria, estaba aburrido. Tomé mi teléfono, lo encendí y busqué imágenes bonitas. Encontré algunas y tomé una libreta. La reproduje ayudado únicamente por un lápiz. Le puse sombras, claroscuros y poco a poco descubrí que era una labor fácil; así como la veía en la pantalla, la copiaba en el papel”.

Bautizado por sus talentosos padres con el mismo nombre que Miguel Ángel (1475-1564), el genio italiano en materia de arquitectura, escultura, pintura, dibujo y poesía, quizá influenciados por su talento que perdura desde hace más de cinco siglos, este Miguel Ángel del siglo XXI sigue las huellas del renacentista y crea dibujos “cuando siento esa necesidad, es decir, cuando estoy tranquilo y genuinamente siento en mí la inspiración”.

En esas condiciones, la creación artística le resulta cosa rápida y fácil. Así ha sido siempre. Comenzó con una libreta y un lápiz sencillo. A la gente le empezó a gustar lo que hacía y siguió adelante, impulsado más por la inspiración que por los halagos que comenzó a cosechar. En la secundaria lo invitaron a diversos concursos pero, modesto, nunca aceptó.

Gusta de hacer figuras humanas, particularmente retratos y figuras completas de deportistas y animes. Estudio formal y dibujo gozoso se compaginan perfectamente. “Mi forma de aprender y asimilar las clases donde vemos huesos, músculos y toda la anatomía humana, es dibujándolos, de esa forma doy rienda suelta a mi afición y cumplo con mis tareas”.

En primer término, fotografía de Pacqui, el perro bóxer inmortalizado por Miguel Ángel. En seguida, Pacqui y Ticho, plasmados desde la visión plástica del artista entrevistado. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Sus habilidades parecen no tener límites. Además del dibujo, ha descubierto otra: al tiempo que estudia en la YMCA, se desempeña en el área de estética canina de la Clínica Veterinaria “San Eloy” dirigida por los M.M.V.Z. Óscar Iván Bello Medrano y Lorena Santiago Lara. En una de las paredes de la sala de espera acaba de terminar dos dibujos.

Uno de ellos es el retrato en formato mediano que le hizo a Pacqui, un perrito bóxer que fue propiedad de los médicos Bello y Santiago. El entrevistado tomó una fotografía de él, y en sus escasos momentos libres, con la ayuda de la intangible inspiración, desarrolló el dibujo hasta acabarlo. Ya es admirado por quien visita la Clínica Veterinaria San Eloy.

Lo hizo en alrededor de mes y medio, al mismo tiempo que creó el otro, un buldog inglés llamado Ticho hasta la fecha propiedad de los doctores. Pacqui ya falleció pero está inmortalizado en la clínica a través de ese dibujo; Ticho aún vive y hasta él parece sorprenderse al ver su imagen en la pared. O esa es la impresión que puede aparentar.

Una guacamaya es la tercera pieza de la galería. El médico veterinario Óscar Iván Bello Medrano es especialista en atender animales raros y exóticos. Le parece que muchas aves son seres maravillosos y muy seductores por su belleza y comportamiento. “El doctor me pidió que dibujara un animal de esa naturaleza, busqué la imagen y ya lo estoy terminando”, dijo.

Fachada de la clínica veterinaria donde el moderno Miguel Ángel, de apellidos Pérez Medina, ha iniciado una serie de obras plásticas. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Cuando dibuja un rostro humano o un cuerpo completo, lo mismo que a un animal, en su mente fracciona la imagen, como un rompecabezas, y comienza a dibujar. Así, la forma, la proporción, la perspectiva, la profundidad y todos los detalles que el italiano Miguel Ángel consideraba en cada obra, es emulada por Pérez Medina para lograr buenos resultados.

Actualmente utiliza diferentes tipos de lápices, goma que no deja residuos, difuminadores y otros materiales. A la fecha cursa el tercer cuatrimestre de su carrera en la YMCA y lleva buenas calificaciones. De corazón noble y espíritu que sabe retribuir todo lo que recibe, agradece a los doctores Bello y Santiago la oportunidad de laborar y aprender con ellos.

“Tuve una lesión en la espalda y en ningún lugar pude conseguir trabajo, hasta que ellos me dieron la oportunidad de ingresar a la Clínica Veterinaria San Eloy. Estoy contento, desarrollando la carrera práctica de estética canina. También me han enseñado a apoyar a la gente, y sobre todo, a los animalitos enfermos”, concluyó el nuevo Miguel Ángel.

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