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MC DONALD’S Y LA NOSTALGIA PEQUEÑOBURGUESA DE LEÓN

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Cerró el primer restaurant de la franquicia, abierta en 1991 en León

Era el martes 10 de diciembre de 1991. En el entonces flamante centro comercial Gran Plaza una larga fila de personas se formaba para entrar a un local recientemente construido y acondicionado al estilo estadounidense, ubicado en la esquina del boulevard Adolfo López Mateos y calle Alud. El lugar donde apenas unos años antes estuvieron los campos deportivos de la liga Jol Gua ver y otros, llanos para jugar fútbol y béisbol, eran el espacio para presumir el carro o la moto.

El motivo del tumulto era la apertura de la primera Mc Donald’s en León. El 29 de octubre de 1985 se había registrado una escena similar en la ciudad de México cuando en la esquina de Periférico y Paseo de las Palmas, en la popof colonia Polanco, se había abierto la primera sucursal. México se decía de primer mundo y León —fiel a su vocación de confundir lo grandioso con lo grandote— se sentía también en él.

La ciudad zapatera tenía sus puestos de enchiladas y tacos doblados fritos en manteca, con una pizca de chicharrón, servidos con repollo, crema ácida y salsa verde, además de gorditas calentadas en brasero y rellenas con guisado. Lo recomendable era la salsa roja.

El primer McDonald’s en México fue abierto en la colonia Polanco. (Fotografía tomada de Google Earth)

Las hamburguesas populares eran vendidas en carritos, junto con los hot dogs (“perros calientes”) que se aposentaban en tianguis, afuera de mercados y en la zona peatonal. Había llegado la modernidad, con la posibilidad de elegir tamaños, ingredientes y formas de preparación, para comer en el lugar, llevar o recibirlo en el auto. León se sintió de primer mundo.

Se creía que McDonald’s, con su autoservicio y su variedad de preparaciones, dejaría atrás a los carritos de lamparita de gas, su bolita de 4 kilos y una servilleta que envolvía el pan para ponerle la salchicha con mostaza, mayonesa, pico de gallo y jalapeño en escabeche finamente picado. 

Había llegado lo de hoy, éramos gran urbe, porque en el entonces flamante centro comercial Gran Plaza estaba presente la modernidad. En los colegios y centros de trabajo se presumía el haber probado esas hamburguesas de comida rápida, con sus papas fritas como complemento y esa carne seca imposible de criticar, so pena de pasar por enemigo del progreso o, peor aún, de anacrónicas ideas comunistoides, pues en 1989 había caído el muro de Berlín y apenas dos días antes, el 8 de diciembre, desaparecía la Unión Soviética para dar lugar a la Federación Rusa. El capitalismo triunfaba y los ideólogos del libre mercado pregonaban el fin de la historia.

La apertura del local se dio en el momento en que la ciudad crecía en población y territorio y se urbanizaba a pasos nunca vistos antes. El Partido Acción Nacional, con el empresario Carlos Medina Plascencia al frente, convirtió al boulevard Adolfo López Mateos en mera vialidad de tránsito. Le quitó áreas de estacionamiento para autos y afectó de manera grave al comercio que había en la avenida. Ese espacio mercantil comenzó a ser suplido por los centros comerciales, mismos que empezaron a pulular. Plaza Mayor y Gran Plaza se sumaban a los tradicionales Insurgentes y Estrella. En ese contexto llegó McDonald’s a León.

Como suele pasar con las novedades mercantiles en las ciudades emergentes, aquel 10 de diciembre hubo largas filas. La esquina de López Mateos y Alud fue el espacio para una moderna zona comercial que hoy está casi abandonada, pero que albergó cadenas de renombre como Fábricas de Francia, cadenas de cine y las más conocidas marcas de calzado.

Durante varias semanas el restaurante registró lleno en servicio dentro de la unidad y en el Auto Mac. McDonald’s avivó el consumo de ese alimento. La gran burguesía abajeña alardeaba que sólo comía las hamburguesas originales “allá en Los Ángeles” (y también fueron a Dallas). Acá, el honor de la presunción fue para una clase media de coches modestos o que llegaban discretamente en la pesera de la ruta 8 Blasito, que recorría “todo el eje”. No pagaban por una simple hamburguesa que en México era motivo de presunción y en Estados Unidos alimento para pobres: pagaban por la experiencia y fue el arranque para la apertura de más sucursales:

En Chedraui Polifórum se ubicó el primer McDonald’s de León, ya cerrado. (Fotografía tomada de Google Earth)

López Mateos, en el entronque con Hilario Medina, para dar servicio a los que iban de compras a Plaza del Zapato, para los viajeros, en la central de autobuses abrieron una tienda especializada en postres; abrirían otra, para consumo más popular, en el mismísimo centro de la ciudad, en Portal Aldama; en Alonso de Torres, para la clasemediera San Jerónimo; dos sucursales en Plaza Mayor, el centro comercial ubicado en la zona “nice” de la ciudad, la de mayor poder adquisitivo; en Centro Max, para la salida a Silao; y para el turismo de negocios, abrieron una en el centro comercial ubicada frente al Polifórum. Fue la sucursal Chedraui Poliforum, la que cerró en enero pasado.

El cierre de la primera sucursal se da en otro contexto que hay que considerar: no todos los centros comerciales han sido un éxito económico. Plaza San Miguel, Estrella e Insurgentes, que fueron los pioneros en la ciudad, hoy son historia; Gran Plaza, también pionero, es ya una construcción casi fantasma.

La clase media de la generación baby boomer y un sector de la generación X casi sueltan el llanto. Ahí vivieron su juventud de comidas dominicales o paseo en el coche con la novia, antes o después de llevarla a alguno de los moteles de la salida a Lagos (dicen que por ahí hay algunos) o que engordaban al ritmo de la Cajita Feliz y sus “regalos” sorpresa.

Y pensar que en ese tiempo no había celulares para sacarse una selfie. Oh, ingrato tiempo que deja el recuerdo en manos de las neuronas (no critiquen, es una metáfora) y no de una jpg que se quede en la nube. A la nostalgia no la hacían como ahora. Sólo les consuela que ya se tiene en la ciudad una sucursal de El Palacio de Hierro. Y está junto a Liverpool y el Sanborn’s que, pese a todo, sobrevive.

Antecedentes históricos

El restaurante de Ronald McDonald fue fundado en 1940 por los hermanos Dick y Mc McDonald. Su primer “local” se instaló en 1955 y la cadena de comida rápida llegó a México treinta años después. Inició en la capital del país y se extendió a Guadalajara y otras ciudades.

El 29 de octubre de 1985 McDonald’s abrió la primera sucursal en el país. En Guadalajara la apertura fue el 16 de febrero de 1988, sobre la avenida Mariano Otero, frente a Plaza del Sol. Le siguieron Monterrey y ciudades fronterizas. A León tardaron seis años en llegar. El éxito llevó a la franquicia a rebasar las 400 sucursales en el país.

Vista de la Gran Plaza, donde estuvo ubicado el McDonald´s recientemente cerrado (Fotografía tomada de Google Earth), un instante de cuyo último día figura en la siguiente imagen. 

Pero no todo ha sido felicidad: debido a las medidas restrictivas impuestas para frenar los contagios de COVID-19, McDonald’s, sufrió caída de ventas en 2020, por lo que cerró 16 restaurantes y frenó su plan de crecimiento en México. 

Uno de los estados más afectados fue Jalisco. Hasta ese momento, León la libró, pues las ventas comenzaron a recuperarse con el fin de la contingencia, sólo que ya no regresaron a los niveles anteriores. En enero de 2024 cerró la primera sucursal en la zona del Polifórum y el 31 de diciembre le siguió la que había abierto camino. Y puede haber más en la lista, aunque la presencia sigue: en León quedan (todavía) siete.

Los centros comerciales van y vienen en el entorno de tiempos de un mercado más diverso en una ciudad que se hizo famosa por tener el mayor número de pobres en el país.

Yo voy por unas quekas con el Kali, unas guacamayas con Don Diego y hamburguesas de mi hermana Abigail en el mercado de San Juan Bosco. Garnachas, tacos del paisa y carritos de hot dogs de 3×35 y hamburguesas de 30 y 2×50 no pasaron de moda. En cambio, la Big Mac empequeñeció y la cajita (registradora) dejó de ser feliz.

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