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LA CASA DE LA HAMBURGUESA: UN SUEÑO QUE CRECIÓ ENTRE SABORES, FAMILIA Y RESILIENCIA

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Entre los edificios que pueden verse desde el libramiento norponiente, hay un departamento en la colonia Lomas de Marfil II, ubicado en la planta baja del edificio, que destaca de los demás porque cuenta con una entrada a un patio, que en las noches luce iluminada y llena de vida. Ahí vive Lety con su familia. Y esta historia empieza en el 2020, cuando los tiempos de Covid19 nos alcanzaron obligándonos a replantear nuestros caminos y nuestras vidas. 

María Leticia Rodríguez Gómez, egresada de la Universidad de Guanajuato como licenciada en Física, se encontró en medio del confinamiento sin recursos ni oportunidades laborales: “Era pandemia y no teníamos trabajo, pero teníamos un carrito de hamburguesas sin usar, por lo que mi hermano Eduardo y yo pensamos en la posibilidad de hacer algo, mi mamá tenía la receta de la carne de hamburguesas y nos alentó a que lo hiciéramos”. 

María Leticia Rodríguez Gómez junto con su hermano Eduardo comenzaron durante los años de pandemia La casa de la hamburguesa, que se quedó en el gusto público. 

Así fue como en medio de la quietud y la soledad que invadía las calles, había un departamento entre tantos otros en el que la actividad era constante: La casa de la hamburguesa había nacido. 

“No fue fácil mantenernos en pie al principio, durante la pandemia todos atravesábamos por crisis económicas, pero lo que nos ayudó mucho fue la opción de la entrega del producto a domicilio pues así las personas no tenían que salir. Aunado a eso, también tenemos que afrontar la variación del costo de los productos, que a veces suben mucho, y sacrificamos ganancias para mantener nuestros precios”. 

La posibilidad de tener hamburguesas, hot dogs y papas fritas a la puerta del hogar en los meses de epidemia sanitaria fue un gran apoyo, pero al mismo tiempo, dentro del negocio, unió y consolidó los lazos de toda una familia: “Al principio, mi mamá nos motivó bastante para abrir este negocio, sin ella no hubiéramos podido, además de que es la propietaria de la receta de la carne que es la clave de todo. Mi papá también nos alentó mucho para que no tiráramos la toalla cuando no teníamos ventas al principio. Somos cuatro hermanos, mi hermano menor y yo estamos en esto, pero como el resto de la familia nos han visto muy motivados cuando nos hace falta ayuda inmediatamente se suman y nos apoyan en lo que sea necesario”. 

El éxito de este negocio y la razón por la que se ha mantenido en pie a lo largo del tiempo es porque tienen un menú único, con productos de primera calidad.

“Buscamos algo que nos distinguiera de los demás, y optamos por hacer la diferencia en el sabor. No queríamos nada congelado, y deseábamos estar seguros de que la carne que usamos fuera realmente de res y de calidad. También era importante la presentación y por eso elegimos productos que fueran orgánicos. Hay otros como los chiles o el queso que usamos, que vienen de productores guanajuatenses, también eso es importante para nosotros, ayudarnos unos a otros a progresar”. 

Sin embargo, no solo apoyan marcas locales sino que también es una familia apasionada de los animales: “Tenemos algunas aves en casa y nos gustan mucho los animales, así que nuestro menú está inspirado en pájaros. Además de la carne de res tenemos también hamburguesas de pollo y pescado en diferentes variedades y con distintos ingredientes”. 

Y es que en el nivel inferior del patio viven apaciblemente dos pavorreales, ninfas, gallinas, patos, perros, conejos, una chivita, tortugas, y algunos loros que una vecina les pidió que cuidaran y que próximamente incrementarán la familia.  

“Estamos muy orgullosos de todo lo que hemos logrado, porque empezamos con un carrito, no teníamos piso en el patio, techo, ni luz. Y ahora ya tenemos todo eso y además una freidora, mejor equipo, dos sucursales y estamos en vías de abrir una tercera. Eso nos llena de orgullo porque hemos podido avanzar poco a poco, pero de manera constante”. 

La importancia de un negocio como el de Lety y Eduardo radica en que su esfuerzo y permanencia forman una cadena que beneficia a productores locales, a la economía de nueve familias que actualmente trabajan para ellos, y a los clientes más puntuales que visitan sin falta La casa de la hamburguesa, perritos de la calle que pacientemente se sientan fuera del negocio a esperar un buen bocadillo.

La casa de la hamburguesa forma una cadena que beneficia a productores locales, a la economía de nueve familias, y a los clientes más puntuales que visitan sin falta, incluidos perritos de la calle que pacientemente esperan un bocadillo. 

En el pequeño patio iluminado de Lety, donde una vez se improvisó con lo poco que había, hoy resuena la alegría de un sueño que despegó en medio de la incertidumbre. Es un rincón donde los sabores, las risas y la calidez humana han transformado el esfuerzo en un hogar para todos: desde los clientes que encuentran satisfacción en una hamburguesa bien hecha, hasta los animales que conviven como parte de una familia extendida. Este lugar no solo es un negocio, es un testimonio vivo de cómo la adversidad puede ser el punto de partida hacia un futuro lleno de posibilidades.

El eco de esta historia no radica solo en el éxito visible de La casa de la hamburguesa, sino en las manos y los corazones que lo han hecho posible. Cada receta, cada ingrediente local y cada gesto amable son prueba de que el trabajo en equipo, el apoyo familiar y el compromiso con la comunidad pueden construir algo mucho más grande que un simple negocio: una red de solidaridad que nutre a todos, desde los productores locales hasta los perritos que esperan fuera con la misma esperanza que Lety y Eduardo tuvieron al iniciar este camino.

Al mirar hacia el futuro, la historia de Lety y su familia nos recuerda que incluso en los momentos más oscuros, la luz puede surgir desde lo cotidiano. Que entre patios llenos de vida y hamburguesas hechas con amor, hay lecciones de resiliencia, unión y perseverancia que inspiran a cualquiera que cruce esa entrada iluminada. Porque al final, lo que importa no es solo lo que se logra, sino cómo se transforma el entorno y las vidas de quienes caminan juntos hacia ese logro.

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