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PARA COMER COMO CHILANGO

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En la amplitud de la capital del país existen 12 mil 500 puestos callejeros que venden la más extensa variedad de alimentos y bebidas que comensal alguno pudiera imaginar. Por esa razón fue necesario crear el mini libro Come como Chilango. Guía de la comida callejera en la Ciudad de México, publicación impresa y electrónica en español e inglés.

Los Chilango saben y disfrutan una realidad innegable: en pocas ciudades del mundo hay tanta variedad de sabores como en la suya. Además, sólo en ella existen tres modalidades para solicitar esos alimentos: para comer aquí, para llevar, y/o para ir comiendo, ya sean tortas, quesadillas, flautas, elotes, esquites, fruta fresca o frita, y pescados y mariscos.

Son de rechupete las tlayudas, las tostadas (de pata, de pollo o de carne deshebrada), los sopes verdes, rojos o bandera de dos salsas, los tacos de guisado que pueden ser de mole con pollo, chile relleno, huevo cocido, chicharrón blandito o prensado, moronga, rajas de poblano con crema, rollitos de jamón, y las pizzas especiales, crepas gourmet y más.

La oferta gastronómica en la Ciudad de México es amplia y muy variada. En buena medida, también es reflejo de la cocina del interior del país y de otros países. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

¿Y para que resbalen tan apetitosos alimentos? Más allá de los refrescos y las aguas embotelladas, están las aguas de fruta de temporada preparadas en la misma calle, atole de sabores tradicionales y novedosos, jugos y licuados, todo tipo de café, desde el de olla hasta la más exótica preparación especialmente elaborada para cada temporada del año.

La lista de opciones que ofrecen los colores, texturas y sensaciones de sabor de la comida callejera chilanga es inmensa y siempre hay algo al alcance de la mano y de los bolsillos de todo peatón. Lo mismo sucede con su ubicación, pues desde las colonias y barrios más modestos hasta las zonas de alto poder adquisitivo en la CDMX, tienen esos alimentos.

¿Quién prepara, atiende, despacha y cobra en esos pintorescos establecimientos? Se les puede llamar de muchas formas, independientemente del nombre de pila que sus padres o padrinos les pusieron: “Güero” o “Güera”, “Paisa” o “Paisita”, “Carnal”, “Tío”, “Primo”, “Man”, “Cuñado”, “Don” o “Doña” y su variante “Doñita”, y con otros apelativos más.

La lista de opciones que ofrecen los colores, texturas y sensaciones de sabor de la comida callejera chilanga es inmensa y siempre hay algo al alcance de la mano y de los bolsillos de todo peatón.  (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Esa guía de pequeño formato está diseñada para acompañar a los turistas nacionales y extranjeros en su recorrido por las calles de la capital mexicana, con el propósito de que identifiquen dónde comer, qué pedir y cómo pedirlo. Ese manual bilingüe sobre la amplia variedad gastronómica sirve igualmente a los Chilangos, pues la ciudad es muy grande.

Es tal su tamaño que a la fecha existen en sus calles, avenidas, parques y jardines, 50 mil establecimientos de los cuales el 25 por ciento están en la vía pública. Guía en mano, las personas de buen comer se pueden aventurar y recorrer esos puestos callejeros que son el reflejo de los barrios de la capital y de muchos pueblos y comunidades de la provincia.

Comer en las calles de la Ciudad de México es un acto cotidiano en el que generalmente los comensales permanecen de pie. Y por su variedad, los espacios donde se vende la comida callejera son modestas pero sabias trincheras de cultura, de comunicación y de tradición, donde el sabor remite al terruño, o a la cocina casera de la mamá o la abuela.

Comer en las calles de la Ciudad de México es un acto cotidiano en el que generalmente los comensales permanecen de pie. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Pero su misión e importancia rebasa su primera intención, que es satisfacer con buen gusto el apetito de quien tiene escaso tiempo o dinero, o simplemente desea saborear algo distinto. La comida callejera impulsa la economía de miles de familias, fortalece el tejido social que une a la ciudadanía, y conquista sin distingos al turismo local e internacional.

La guía permite identificar lugares donde los Chilangos compran y comen alimentos enteramente saludables como tacos de barbacoa, blandos o dorados, con su respectivo consomé, postres, y todo lo que el antojo exige. Incluye comentarios sobre los platillos, cómo es su preparación y qué ingredientes puede incluir, y hasta las reglas de conducta.

Es decir, formarse para esperar su turno y no meterse en la fila, no usar la cuchara de la salsa para uso personal, ceder el asiento (si hay) a quien lo necesite, nunca pedir fiado ni prestado, no hablar de cara a los alimentos si éstos están expuestos sin tapa, dejar propina si la comida estuvo sabrosa y el servicio fue bueno, y decir por favor y gracias.

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