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LA CAPILLA DEL POCITO, JOYA DEL TURISMO RELIGIOSO EN CDMX

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Conocida como la Capital Cultural de América, la Ciudad de México representa uno de los destinos más atrayentes para el paseante local e internacional, quienes hacen turismo de ocio, de aventura, de negocios, arqueológico, gastronómico y de muchos temas más, y entre todos ellos, el turismo religioso ocupa, desde hace años, un sitio preponderante.

En la orilla norte de la gran ciudad, es celebérrimo desde hace varios siglos un complejo arquitectónico-religioso-cultural localizado sobre y en la parte baja del legendario Cerro del Tepeyac, lomita que le da nombre: Conjunto Religioso del Tepeyac. Los edificios de más tradición son la antigua y la nueva Basílica de Guadalupe, pero hay más, mucho más.

Visita obligada es la Capilla del Pocito. Un tiempo fue uno de los más importantes sitios del complejo religioso. Originalmente era un pequeño refugio sobre un pozo “milagroso”. A mediados del siglo XVIII, la fuente de agua sulfurosa recibía a tantísimos penitentes y personas que buscaban curas, que fue necesario construirle una iglesia propia encima.

La Capilla del Pocito fue levantada sobre un manantial de aguas que la fe popular creía milagrosas, pozo que por muchos años ha sido objeto de culto. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

El manantial natural en la base del cerro del Tepeyac fue así bendecido con una iglesia que fue una de las más visitadas del conjunto durante más de un siglo. Iniciada en 1777 por el arquitecto Francisco de Guerrero y Torre, estuvo terminada en 1791. A la fecha, se mantiene como la única iglesia circular del siglo XVIII en toda la geografía de este país.

En 1815, a José María Morelos y Pavón se le permitió rezar allí a la Virgen de Guadalupe antes de ser ejecutado en Ecatepec debido a su muy activa participación en la guerra de Independencia de México. Él creía en lo milagrosas que eran las aguas del pozo y sabía de las peregrinaciones y la gran cantidad de enfermos que ahí bebía y lavaba sus heridas.

El templo es de estilo barroco, y las alegorías que cargan los angelitos pintados en la cúpula son los símbolos marianos que aparecen en la Letanía Lauretana, al final del rezo del rosario: Espejo de virtudes, Torre de David, Estrella de la mañana, y los demás. Otro elemento importante de la decoración es el Juan Diego que sostiene el púlpito de madera.​

El interior del recinto está ricamente decorado. Allí se encuentra un púlpito de madera fina, perfectamente conservado, sostenido por una escultura de Juan Diego. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Edificada en el siglo XVIII, la Capilla del Pocito ubicada en la Villa de Guadalupe es considerada una joya del Barroco en Latinoamérica. Su diseño constructivo alude al cielo, la tierra y los puntos cardinales y resalta por su belleza arquitectónica, estética e iconográfica, informó recientemente la arquitecta Lucía Ezeta López, experta en el tema.

Al presentar un diagnóstico sobre los daños que presenta la capilla, y cómo deben ser reparados, la integrante de la Dirección de Licencias de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, destacó los elementos simbólicos con que cuenta la capilla, los cuales habrían facilitado la evangelización entre los antiguos habitantes de esa zona.

Durante su conferencia Análisis y diagnóstico de la Capilla del Pocito. Una perspectiva integral para su valoración y conservación, subrayó que poder leer el inmueble más allá de la piedra es algo valioso y se debe difundir. “En las cúpulas se hace referencia al cielo, las ventanas tienen forma de estrella, y la base hecha de tezontle rojo alude a la tierra”.

Dos cúpulas tiene el recinto; una sobre el Pocito y otra en el salón donde se congregaban los fieles para orar. En la tercera imagen, el altar principal de la Capilla. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

El interior de la capilla cuenta con elementos que aluden a las estrellas del manto de la Virgen María, además de figuras de querubines que la acompañan. El oratorio está sobre el Pocito donde emergía el manantial cuya agua se creía milagrosa debido a la creencia de que en este sitio ocurrió la cuarta aparición de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego.

En la planta de la capilla hay una similitud con el nahui ollin, un símbolo de la mitología mesoamericana, en el cual se engloba la concepción del universo, el tiempo y el espacio, de donde parten los cuatro rumbos cardinales y su centro representa el punto de encuentro entre el cielo y la tierra. Los símbolos parecen buscar la paz entre españoles e indígenas.

Tras presentar un escaneo 3D y una cronología sobre la restauración realizada en la capilla, Ezeta López señaló que los daños que deben repararse para devolver el estado de consolidación que mantiene en pie a la capilla, son hundimiento, grietas y fisuras en muros y cúpula central, resanes de cemento, y fragmentos faltantes en chapa de tezontle.

Placa conmemorativa del momento en que Morelos se detiene a rezar, en su camino hacia el paredón. En seguida, dos vistas actuales del Pocito. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

La Capilla del Pocito, considerada “La Joya del Barroco de Latinoamérica”, es tal vez el edificio más emblemático del Conjunto Religioso del Tepeyac, visitado anualmente por varios millones de feligreses y laicos de todo el mundo. Comparte el espacio con otros monumentos y sitios que vale la pena visitar por su alto contenido artístico y cultural.

Todo el año, diariamente miles de personas de todos los recovecos del país y de algunas ciudades del extranjero visitan la Basílica de Guadalupe, y al arribar a esa zona donde se respira paz y sosiego, inmediatamente se dirigen al Pocito con la finalidad de conocer de cerca esa capilla que poco a poco se convirtió en joya del turismo religioso en la CDMX.

Entre la Basílica y El Pocito, se encuentra una hermosa y fresca cascada que recrea el encuentro de Juan Diego con la Virgen de Guadalupe. 

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