viernes, noviembre 22, 2024
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DE MO-O-TI A MOGOTE: DE ASENTAMIENTO A BARRIO

Cualquiera pensaría que “Mogote” es “montículo aislado, de forma cónica y rematado en punta roma, especialmente el que es visible desde el mar” o “Conjunto de haces apilados en forma de pirámide”. Así lo establece la Academia de la Lengua Española, pero en el caso de la ciudad de Guanajuato, Mogote es una castellanización de Mo-o-ti, que en lengua chichimeca significa “Lugar de metales”.

El pasado

Los chichimecas le llamaron Mo-o-ti (lugar de metales); luego lo tomaron los mexicas y le llamaron Paxtitlán (lugar de pastizales); los purépechas le cambiaron a Quanaxhuato y los españoles le ajustaron a Guanajuato.

Inserta en una cañada, Guanajuato fue primero territorio de la cultura Chupícuaro, según la investigadora Verónica Zamora Ayala, que lo señala en su texto, “Asentamientos prehispánicos en el estado de Guanajuato”, publicado en la revista Acta Universitaria de la Universidad de Guanajuato.

Un barrio de arraigo de Guanajuato capital cuyo acceso es inimitable, como lo es su historia.

La Chupícuaro fue una civilización que decayó en el año 350, luego vino la etapa tolteca-chichimeca que lucha por ella con los purépechas, quienes a partir de 1350 se apropiaron del territorio de lo que hoy es la entidad.

A partir del siglo XII, añade la investigadora, la zona centro oriental de Guanajuato fue ocupada circunstancialmente por grupos chichimecas, que en su dinámica de nómadas extendían sus recorridos hasta esta zona.

Guanajuato fue territorio ocupado por pames y guamares, con sus confederados copuces, guashabanes, así como sanzas y guachichiles, quienes dieron el primer nombre conocido a esta tierra: Mo-o-ti.

Del siglo XII al siglo XIV chichimecas y purépechas se disputaron el territorio de lo que hoy es el municipio de Guanajuato, pero en 1446, como parte de las huestes de Moctezuma, los otomíes ocuparon esta tierra y se establecieron en Paxtitlán (“Lugar de Paja”). Hoy se conoce como Pastita y está al pie del Cerro del Meco, apócope de Chichimeco. Un poco más arriba está El Mogote.

Los purépechas tomarían finalmente la cañada para llamarla Cuanaxhuato (lugar montuoso de Ranas), mismo que cedió su lugar a los españoles tras la caía del imperio llamado “tarasco”, pero los vestigios y referentes indígenas persistieron a pesar de la colonización.

Para los gachupines conquistadores es, simplemente, Guanajuato.

El presente

Guanajuato se convertiría en ciudad criolla y mestiza, pero con una presencia indígena en capillas y barrios. La zona que originalmente fue de los chichimecas, se convirtió —junto con Pastita— en uno de los más tradicionales barrios de la ciudad.

El Mogote es callejón y es barrio. Tiene dos accesos principales: el primero, se sube por la calle de Pastita y metros delante de una placita con una fuente de mármol, está una desviación a mano izquierda. Unos 50 metros de camino y se topa con un jardín y viejas fincas que fueron una antigua hacienda. Actualmente son parte del inmobiliario administrativo del Festival Internacional Cervantino. De ahí parten dos callejones que arman el circuito del barrio del Mogote. Llegan hasta la carretera Panorámica, desde donde también se puede acceder al barrio.

Barrio de contrastes: una antigua presa de jales fue convertida en cancha de futbol y una plaza por demás acogedora.

Desde El Mogote se puede apreciar una vista parcial de la ciudad. El barrio está conformado por angostos callejones donde se combinan antiguas casas de piedra y adobe con renovadas casas con ladrillo. Losetas y piedra conforman el piso público. Una antigua presa de jales (lodos residuales de las minas) fue convertida en cancha de fútbol.

En el Mogote pululan perros, capillas y grafitis. No parece lo mejor para transitar de noche si no se es habitante del lugar. Las capillas y altares son lo mismo para venerar a la Virgen de Guadalupe o San Miguel Arcángel que La Santa Muerte.

Hechos de nota roja le han dado no buena fama en los últimos años; pero se trata de un lugar de gente que transita serena, que da los buenos días y baja a sus asuntos al centro de la ciudad. Es ya un asentamiento mestizo, donde pasaron los nómadas, donde se quedaron un tiempo, donde sembraron semilla de identidad.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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