lunes, enero 20, 2025
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PARA COMER COMO CHILANGO

En la amplitud de la capital del país existen 12 mil 500 puestos callejeros que venden la más extensa variedad de alimentos y bebidas que comensal alguno pudiera imaginar. Por esa razón fue necesario crear el mini libro Come como Chilango. Guía de la comida callejera en la Ciudad de México, publicación impresa y electrónica en español e inglés.

Los Chilango saben y disfrutan una realidad innegable: en pocas ciudades del mundo hay tanta variedad de sabores como en la suya. Además, sólo en ella existen tres modalidades para solicitar esos alimentos: para comer aquí, para llevar, y/o para ir comiendo, ya sean tortas, quesadillas, flautas, elotes, esquites, fruta fresca o frita, y pescados y mariscos.

Son de rechupete las tlayudas, las tostadas (de pata, de pollo o de carne deshebrada), los sopes verdes, rojos o bandera de dos salsas, los tacos de guisado que pueden ser de mole con pollo, chile relleno, huevo cocido, chicharrón blandito o prensado, moronga, rajas de poblano con crema, rollitos de jamón, y las pizzas especiales, crepas gourmet y más.

La oferta gastronómica en la Ciudad de México es amplia y muy variada. En buena medida, también es reflejo de la cocina del interior del país y de otros países. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

¿Y para que resbalen tan apetitosos alimentos? Más allá de los refrescos y las aguas embotelladas, están las aguas de fruta de temporada preparadas en la misma calle, atole de sabores tradicionales y novedosos, jugos y licuados, todo tipo de café, desde el de olla hasta la más exótica preparación especialmente elaborada para cada temporada del año.

La lista de opciones que ofrecen los colores, texturas y sensaciones de sabor de la comida callejera chilanga es inmensa y siempre hay algo al alcance de la mano y de los bolsillos de todo peatón. Lo mismo sucede con su ubicación, pues desde las colonias y barrios más modestos hasta las zonas de alto poder adquisitivo en la CDMX, tienen esos alimentos.

¿Quién prepara, atiende, despacha y cobra en esos pintorescos establecimientos? Se les puede llamar de muchas formas, independientemente del nombre de pila que sus padres o padrinos les pusieron: “Güero” o “Güera”, “Paisa” o “Paisita”, “Carnal”, “Tío”, “Primo”, “Man”, “Cuñado”, “Don” o “Doña” y su variante “Doñita”, y con otros apelativos más.

La lista de opciones que ofrecen los colores, texturas y sensaciones de sabor de la comida callejera chilanga es inmensa y siempre hay algo al alcance de la mano y de los bolsillos de todo peatón.  (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Esa guía de pequeño formato está diseñada para acompañar a los turistas nacionales y extranjeros en su recorrido por las calles de la capital mexicana, con el propósito de que identifiquen dónde comer, qué pedir y cómo pedirlo. Ese manual bilingüe sobre la amplia variedad gastronómica sirve igualmente a los Chilangos, pues la ciudad es muy grande.

Es tal su tamaño que a la fecha existen en sus calles, avenidas, parques y jardines, 50 mil establecimientos de los cuales el 25 por ciento están en la vía pública. Guía en mano, las personas de buen comer se pueden aventurar y recorrer esos puestos callejeros que son el reflejo de los barrios de la capital y de muchos pueblos y comunidades de la provincia.

Comer en las calles de la Ciudad de México es un acto cotidiano en el que generalmente los comensales permanecen de pie. Y por su variedad, los espacios donde se vende la comida callejera son modestas pero sabias trincheras de cultura, de comunicación y de tradición, donde el sabor remite al terruño, o a la cocina casera de la mamá o la abuela.

Comer en las calles de la Ciudad de México es un acto cotidiano en el que generalmente los comensales permanecen de pie. (Fotografías de Juan Carlos Castellanos)

Pero su misión e importancia rebasa su primera intención, que es satisfacer con buen gusto el apetito de quien tiene escaso tiempo o dinero, o simplemente desea saborear algo distinto. La comida callejera impulsa la economía de miles de familias, fortalece el tejido social que une a la ciudadanía, y conquista sin distingos al turismo local e internacional.

La guía permite identificar lugares donde los Chilangos compran y comen alimentos enteramente saludables como tacos de barbacoa, blandos o dorados, con su respectivo consomé, postres, y todo lo que el antojo exige. Incluye comentarios sobre los platillos, cómo es su preparación y qué ingredientes puede incluir, y hasta las reglas de conducta.

Es decir, formarse para esperar su turno y no meterse en la fila, no usar la cuchara de la salsa para uso personal, ceder el asiento (si hay) a quien lo necesite, nunca pedir fiado ni prestado, no hablar de cara a los alimentos si éstos están expuestos sin tapa, dejar propina si la comida estuvo sabrosa y el servicio fue bueno, y decir por favor y gracias.

Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos
Juan Carlos Castellanos C., es periodista con más de 40 años de experiencia en temas culturales. Entre otros muchos, ha merecido el Premio Internacional de Periodismo “Ludwig Von Mises” de las Naciones Unidas y su labor como reportero ha sido antologada en diversos libros y revistas.
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