lunes, mayo 20, 2024
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ESTACIÓN DE MARFIL: LA PRIMERA GRANDEZA FERROVIARIA GUANAJUATEÑA 

En la carretera libre a Guanajuato, al pasar Marfil y antes de llegar al acceso a Las Teresas, existe hacia el lado sur una serie de fincas, entre las que se distingue lo que fuera la tienda Supermercado del ISSSTE. En esa zona estuvo la histórica estación de ferrocarril de Marfil, la primera que tuvo la ciudad.

Marfil, paso hacia Guanajuato

Marfil era asentamiento de paso para llegar a la ciudad desde Silao. De ahí seguía un camino que iba paralelo al río Guanajuato y conectaba a ambas localidades. 

Entre 1880 y 1881, fue construido un tendido de vías para que un tranvía jalado por mulitas permitiera un viaje más cómodo a quienes quisieran o pudieran pagarlo.

La concesión para la construcción del tranvía urbano en la ciudad de Guanajuato se otorgó el 6 de octubre de 1880 a Wenceslao Rubio y la ruta estaba visualizada de Mineral de Marfil (cerca de la estación de Ferrocarril Central) a la Presa de la Olla. El tramo de esa zona llegaba hasta el jardín de El Cantador.

Plano realizado por Emilio Romero (tomado de su sitio de Facebook “Acervo fotográfico de Guanajuato”) donde se señala en qué lugar estaba la Estación del Ferrocarril de Marfil con relación a las vialidades actuales. 

El tranvía tomó mayor importancia cuando el 21 de noviembre de 1882 fue inaugurado el ramal de Guanajuato del Ferrocarril Central Mexicano, que entroncaba en Silao, desde donde se podía comunicar con otras partes de la República. Ese día hubo un tren especial desde la ciudad de México hasta la estación de Marfil. 

Entre Silao y Marfil había 18 kilómetros que eran operados con locomotoras de potencia regular con uno o dos de carros de pasajeros y otros tantos de carga. Los otros 5 kilómetros, entre Marfil y El Cantador, en Guanajuato, se podían transitar a pie, en coche o en tranvía jalados por mulas o caballos. Así lo hicieron las y los pasajeros que hicieron historia con el primer viaje.

En la década de 1890, Marfil se convirtió en referente de modernidad. Era el paso obligado para los visitantes. Sin embargo, la ciudad crecía gracias a la revitalización de la minería y era menester llegar hasta ella. 

Desde 1906, el Ferrocarril Central Mexicano adquirió terrenos y modificó el trazo: en vez de llegar a la estación existente, subió hacia el norte para librar a Marfil y prolongó la ruta del tren hasta la flamante nueva estación: la de Tepetapa, que fue inaugurada el 10 de junio de 1908 y fue construida después de la demolición de un gran número de casas de ese barrio.

En los primeros años de operación del ferrocarril había un servicio que tenía dos paradas antes de llegar a Tepetapa: cerca de Santa Teresa y otra metros arriba de donde estuvo la estación de Marfil. Era el trayecto de la famosa “Burrita”.

Fotografía de la Estación del Ferrocarril en Marfil en 1890 junto con otra del tranvía de mulas en el mismo Marfil, en 1902.

Con el paso del tiempo fue construida la carretera federal Silao-Guanajuato-Dolores Hidalgo y la nueva vialidad se hizo en la zona sobre el trazo de vía que llegaba a la ya abandonada estación de Marfil, para continuar hacia la ciudad de Guanajuato de manera casi paralela al río.

Por el lado del transporte ferroviario, llegó una ampliación del tren “El Constitucionalista”, que cubría inicialmente la ruta México-Querétaro y el autobús entró en acción como principal medio de transporte colectivo.

En 1995 los Ferrocarriles Nacionales de México (Ferronales) fueron privatizados. Las estaciones principales de todo el país y sus paraderos, así como los talleres y bodegas fueron considerados Patrimonio Ferrocarrilero y adquirieron protección legal como herencia histórica y dejaron su resguardo a los concesionarios o a los gobiernos estatales o municipales. 

El paradero de Marfil, como el de Santa Teresa, sin embargo, no fueron protegidos por los gobiernos locales. fueron dejados en el abandono. Con el paso del tiempo, al igual que lo sucedido con la vieja estación de Marfil, el paradero quedó en el abandono.

Así, entre grafitis, estiércol, maleza, piedras y ladrillos rotos se encuentran los tristes restos de lo que fue el paradero de Marfil; de la estación quedaron vestigios que con el tiempo fueron retirados. 

Antigua caseta de piedra que antiguamente servía de paradero del ferrocarril de Marfil. (Fotografías de Federico Velio)

En 2021, vecinos de la colonia Las Teresas y sitios aledaños reportaron que desde el 8 de noviembre, la antigua caseta de piedra que antiguamente servía de paradero del ferrocarril había sido dañada y estaba a medio derribar a pesar de estar cercada con malla metálica, por motivos desconocidos.

No se supo por qué o quiénes cometieron el acto, pero la denuncia pública evitó la destrucción total.

Ni la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ni el gobierno municipal han vuelto a atender los restos, que están pintarrajeados y son usados como excusado.

Es al menos lo que queda como testigo de lo que fuera la estación que diera gloria al gran poblado de haciendas de beneficio del virreinato y de señoriales fincas del Guanajuato decimonónico.

Federico Velio Ortega
Federico Velio Ortega
Periodista, maestro en Investigador Histórica, amante de la lectura, la escritura y el café. Literato por circunstancia y barista por pasión (y también al revés)
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