viernes, septiembre 20, 2024
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GUSTAVO BUSTAMANTE MORATTO, LIBROS, POESÍA… Y PABLO ESCOBAR

Guanajuato recibió la visita de Gustavo Bustamante Moratto, abogado colombiano que ha destacado en la política de su país, como agente y promotor de la historia de la virgen de Sopetrán y su presencia en el mundo, custodiando voces e historias de trascendencia mundial, y en temas de seguridad y gobierno en Medellín y Antioquía en tiempos de Pablo Escobar. 

Velar por la paz de los colombianos en ese contexto era una tarea que se antojaba casi imposible, en medio de ese panorama fue que Gustavo se inició en la burocracia: “Todo comenzó cuando el alcalde elegido me ofreció ser Secretario de Gobierno, yo era nuevo en el tema. Y sucedió que paralelamente a mi nombramiento, a los 15 días, Pablo Escobar se fuga de la cárcel que él mismo construyó. La mandó a hacer en un lote de su propiedad, de acuerdo a su querer, con todas las normas de seguridad para que no lo bombardearan, y todos los lujos posibles. Se fugó porque el gobierno nacional se dio cuenta de que estaba matando gente desde la cárcel, así que se decidió su traslado. A los ocho días de su escape, Escobar empezó a dejar mensajes al gobierno”. 

El capo no le permitiría a Gustavo Bustamante ir adquiriendo tranquilamente experiencia en el camino: “El primer mensaje fue la masacre de 15 policías, al otro día fueron dos, después tres, uno… me presenté con el alcalde y le dije que lo mejor que podía hacer por la ciudad era renunciar. Él era un hombre experto, y me dijo en un tono que siempre le agradecí: «Usted aquí está porque es político, pero también porque tiene algo que se llama imaginación y creatividad para manejar cosas, y eso es lo que más se necesita en estos momentos»”.

Gustavo Bustamante Moretto (primera imagen) cuando fue Secretario de Gobierno de Colombia, y en su toma de posesión como Alcalde de Medellín (segunda imagen). 

Esta confianza y aliento de su superior lo ayudó a actuar y a pensar en estrategias de valor. Pensó en otros países que también enfrentaban crisis de seguridad con el objetivo de compartir estrategias. “Invité a los agregados diplomáticos de las embajadas. Quería saber qué tecnología usaban para combatir el terrorismo, si había un sistema de control ciudadano de la información. Fui a Bogotá y me reuní con 20 agregados militares de los países más conflictuados en ese tema. Todos fueron solidarios, pero solo Francia hizo una gran aportación: el uso de cámaras en las calles. En ese tiempo eso no existía en América”. 

Al implementar esta táctica se logró que las personas denunciaran para combatir la impunidad. La falta de recursos tuvo que aliarse a la creatividad y mientras que solo un porcentaje de cámaras eran reales, las demás eran simulaciones. Así que las verdaderas se iban rolando cada determinado período a diferentes sitios, lo cual, no los mantuvo exentos de bombas sembradas para destruirlas. Mientras que, al mismo tiempo, se trabajaba en la detección de policías sin vocación de servicio que demeritaban a la institución”. 

Y así, llegó el día más largo para Colombia, el 2 de diciembre de 1993. Para entonces, Gustavo era alcalde encargado de Medellín, por lo que se encontraba en Ecuador dictando una ponencia en Cali, en una Convención Internacional sobre manejo de la seguridad pública. “estando ahí, recibo la llamada del general comandante de la policía: «Cayó El Patrón en un enfrentamiento», por lo que tuve que dejarlo todo. Un avión de la fuerza aérea de Cali me llevó hasta Medellín, yo aterrizaría directo a la rueda de prensa, pero estaba angustiado porque en realidad no sabía qué, ni cómo había pasado. Siempre llevo conmigo un libro de poesía, en la mano, ese día era de Rudyard Kipling. Y cosa del cielo, lo abrí y leí: «Toda muerte de un ser humano me empequeñece». Eran las palabras perfectas porque no era momento de manifestar emociones”. 

Bustamante Moratto y todo el equipo de gobierno y seguridad vivieron así, en primera persona, un día histórico en su país. “Tenía una gran preocupación de que la gente saliera a las calles a marchar y esto generara violencia y descontrol. Fue muy duro porque el señor Escobar era un hombre extremadamente cruel, pero también ayudaba a la gente más desvalida, creo que como parte de su estrategia. Porque ese año y medio que estuvo fugado y huía, investigamos que dormía en una casa distinta cada noche, casas que él mismo le había regalado a la gente. Le decía al humilde: «Esta casa es tuya. Aquí están tus llaves». El hombre contestaba: «Pero Don Pablo ¿Cómo le pago esto?». Y él sonreía. Así que de pronto llegaba en un taxi disfrazado, tocaba y pedía asilo esa noche.  Nadie lo iba a delatar, por gratitud y porque sabían también que hacerlo era sinónimo de morir. Nadie podía imaginar que Pablo Escobar estuviera refugiándose en casas de interés social. Mientras tanto, el baño de sangre que dejó a su paso fue inmenso, y no acabó con su muerte”. 

Para Gustavo es importante encontrar soluciones a los grandes problemas sociales, de adicción y delincuencia, por lo que sigue trabajando en ello: “Mi primer cargo fue como abogado en la cárcel de Bellavista, que era en aquel tiempo la más grande, me di cuenta de que el hombre que llega a la cárcel, por lo general no sale rehabilitado. Pero, si yo en Colombia estoy condenado a 15 años, por cada 3 días que trabaje o que tome clases me dan un día de libertad. Así que estoy por impulsar un proyecto de ley que es mejor todavía, sabemos que la lectura es un viaje, con ella se adquieren nuevas palabras, nuevos pensamientos, nuevas actitudes, nuevos espacios y ambientes. En el libro hay nuevos olores, colores, rostros. Eso te saca de la rutina endemoniada de las cuatro paredes y te pone a volar, cambia tu perspectiva”. 

“La idea que tenemos es que por cada determinado número de libros leídos haya una rebaja en la condena. Estoy esperando que las facultades de educación me digan cómo lo hago. Porque una cosa es leer a Corín Tellado, o leer a Walter Riso, que al Quijote, la poesía de Sabines o de la señora Castellanos. Debe haber un sistema para medir y pesar cómo eso puede influir en la rehabilitación. Porque de pronto yo puedo leer cosas para perfeccionar mi vocación criminal, también existen esos libros. Como un gran ladrón de bancos de Medellín al que tuve preso, alguien lo entrevistó y sacó un libro detallando sus métodos, me hace pensar que de pronto esa información le puede dar ideas a otro preso”. 

Durante su gestión, Gustavo editó cerca de 23 libros abordando diferentes tipos de seguridad desde el punto de vista y necesidades de distintos roles y agentes afectados.

Gustavo Bustamante Moretto junto a Mario Benedetti, quien recibe una condecoración, en la segunda imagen junto al ex presidente Álvaro Uribe.

Actualmente forma parte de la Academia Antioqueña de Historia,  entre otras cosas porque a lo largo de su vida, se ha dedicado a armar una impresionante biblioteca de audios grabados en directo con la voz de grandes artistas, poetas, papas, políticos… entre las que destacan Sabines leyendo a Neruda, un recital de poesía de Benedetti, Walt Whitman, la Reina Isabel, Miguel Hernández leyendo “La carta del soldado enamorado”, el discurso de Lenin, Lorca tocando el piano, Hitler, el sonido de la bomba atómica al estallar… Son más de 17 mil cassettes, cds y longplays que con el paso del tiempo se han vuelto invaluables, y que está dispuesto a compartir con quien así lo desee mientras encuentra un lugar en donde preservarlos y difundirlos. 

La visita de Gustavo Bustamante a Guanajuato fue con la única finalidad de asistir a la presentación editorial de la escritora española Julie Sopetrán con quien comparte, además, la devoción y el interés por la historia de la virgen que lleva el nombre de las provincias de ambos, la de él en Colombia, la de ella en España. 

No cabe duda que entre las calles laberínticas, los túneles entramados y el misterio de nuestra ciudad, se funden historias apasionantes, como esta, en la que la violencia y la poesía han caminando el mismo sendero.

Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz
Elena Ortiz Muñiz es licenciada en Ciencias de la Comunicación, escritora, editora en Pacholabra Ediciones. Fundadora de los proyectos Alas para niños y jóvenes escritores y Manos en Vuelo.
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